La increíble historia del joven afgano que sirvió como soldado de EEUU y la huida de su familia desde Kabul

Said Noor aprendió a hablar inglés mirando las películas de Sylvester Stallone a escondidas de los talibanes, que quisieron matarlo con una moto bomba. Los atentados del 11-S, la posterior guerra, el accidente de su hermana y la contraseña que le salvó la vida a sus parientes

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Antiguos combatientes talibán en Jalalabad (SPENCER PLATT)
Antiguos combatientes talibán en Jalalabad (SPENCER PLATT)

Afganistán, año 2001. Luego de haber estado años bajo el poder ruso, los talibanes habían vuelto a surgir y gobernaban el país bajo su rígida interpretación de la Sharia, la ley islámica. La desinformación era grave entre los ciudadanos y la prohibición de televisores, noticieros y películas extranjeras hacían más difícil la tarea de saber que pasaba afuera de las fronteras.

A causa de esto, muchos afganos no se enteraron, ni vieron imágenes del atentado a las Torres Gemelas y al Pentágono llevado a cabo por Al Qaeda. Este fue el caso de Said Noor y su familia.

El ataque no solo afectó al pueblo estadounidense, sino que repercutió en todas partes del mundo. Y llegó también hasta el pueblo de Said, que pronto presenció las consecuencias sobre el pueblo afgano. La guerra había llegado a su puerta.

Combatientes afganos anti-talibanes observan varias explosiones de bombardeos estadounidenses en las montañas Tora Bora en Afganistán en la búsqueda de combatientes de al Qaeda (6 de diciembre de 2001)
Combatientes afganos anti-talibanes observan varias explosiones de bombardeos estadounidenses en las montañas Tora Bora en Afganistán en la búsqueda de combatientes de al Qaeda (6 de diciembre de 2001)

Hoy es un joven de 31 años que rememora aquellos momentos de pánico: “Recuerdo las aeronaves. Vimos los jets por primera vez, y los talibanes comenzaron a dispararles con los morteros y con la artillería. Podíamos ver como la artillería subía y llegaba hasta dónde estaban los aviones. Después de eso escuchamos un sonido muy fuerte y es cuando nos dimos cuenta que estaban arrojándoles bombas”.

“Esa noche y las siguientes las pasamos en total oscuridad. Nos daba miedo prender cualquier tipo de luz, porque pensábamos que los americanos la verían y arrojarían bombas sobre nosotros”, recuerda en el podcast de la National Public Radio de Estados Unidos.

Tras la caída de los talibanes, comenzaron a llegar las tropas norteamericanas. Al principio eran escasas, pero a medida que pasó el tiempo cada vez más soldados llegaban a Afganistán.

Infantes de marina estadounidenses de la 15ª y 26ª Unidad Expedicionaria antes de partir en un convoy de más de 40 vehículos desde un área de estacionamiento para tomar el control del aeródromo en Kandahar, Afganistán, en 2001 (REUTERS / PISCINA / Dave Martin)
Infantes de marina estadounidenses de la 15ª y 26ª Unidad Expedicionaria antes de partir en un convoy de más de 40 vehículos desde un área de estacionamiento para tomar el control del aeródromo en Kandahar, Afganistán, en 2001 (REUTERS / PISCINA / Dave Martin)

Un accidente y las películas de Stallone

El pueblo de Said era pequeño, ubicado en las montañas cerca de la frontera con Pakistán. La mayoría de las personas se dedicaba a la agricultura, donde cultivaban manzanas, duraznos y damascos.

Pronto se estableció una base militar estadounidense en las cercanías, y de a poco se empezó a ver a los militares caminar las calles del vecindario.

Un accidente doméstico fue lo que hizo que el pequeño Said, quien ya se encontraba fascinado con las topas estadounidenses, decidiera convertirse en intérprete para ellos.

Un soldado sostiene una imagen del atentado a las Torres Gemelas del 11-S en EEUU (REUTERS/Stringer)
Un soldado sostiene una imagen del atentado a las Torres Gemelas del 11-S en EEUU (REUTERS/Stringer)

Su pequeña hermana había sido quemada por accidente con agua hirviendo y necesitaba ayuda médica de inmediato. Él fue quien pidió a su madre llevar a la niña a los militares para que pudieran asistirla. Al principio esta se negó pero luego accedió. Los soldados llevaron a la pequeña a la base dónde pidieron por un médico calificado para atenderla: “Ellos realmente le salvaron la vida”.

“Fue en ese momento que pregunté si podía trabajar para ellos”. Said tenía tan solo 16 años. Lo aceptaron como intérprete.

De a poco comenzó a aprender el idioma mediante películas de los 80, más específicamente las de Sylvester Stallone. “Los televisores estaban prohibidos en el país, pero recuerdo que nosotros éramos los únicos que poseían uno en el pueblo. Poníamos almohadones en las ventanas para evitar que los talibanes que pasaran por la calle se enteraran”. Su película favorita era Rambo 3, dónde Stallone iba a Afganistán a luchar contra los rusos. “Los afganos estaban muy interesados en esa películas porque odiaban a los rusos”, confesó en el podcast.

Sylvester Stallone en Rambo 3
Sylvester Stallone en Rambo 3

Estaba tan entusiasmado por empezar su trabajo que ni siquiera preguntó cuanto sería su salario. Los años pasaban y las tropas rotaban, pero él siempre permanecía en el mismo lugar dándoles la bienvenida a los recién llegados y asistiéndoles.

Fue testigo de arduos combates que entre los estadounidenses y los talibanes. En una ocasión recuerda haber estado hablando con un soldado y en un segundo el silencio reinó entre los dos. Allí se dio cuenta que había sido impactado por una bala. Murió al instante.

Pasó siete años trabajando como intérprete entre las tropas y la población local, ayudando a los soldados a conocer la cultura y las tradiciones de los afganos, al mismo tiempo que ayudó a identificar amenazas potenciales. Tuvo que cambiar su apellido a Noor para mantener a su familia a salvo.

Vista de soldados estadounidenses en labores de seguridad en Afganistán. EFE/Jalil Rezayee/Archivo
Vista de soldados estadounidenses en labores de seguridad en Afganistán. EFE/Jalil Rezayee/Archivo

Amenazas talibanes y exilio

Pero esto no impidió que los fundamentalistas conocieran los servicios que brindaba al “enemigo”, y comenzaran a apremiarlo. Dejaban notas en la puerta de su casa firmadas por altos miembros del grupo. Querían que renunciara a su trabajo o lo matarían.

En ese momento supo que tenía que abandonar el país y emigrar para poder salvar su vida y mantener a salvo a su familia. En 2014 llegó a los Estados Unidos y se estableció en Houston, Texas.

Los primeros años tuvo distintos trabajos, desde empaquetar celulares y meterlos en cajas, hasta guardia de seguridad. En 2017 le otorgaron la ciudadanía estadounidense y acto siguiente se enlistó en el ejército.

Said Noor vistiendo el uniforme de las tropas americanas
Said Noor vistiendo el uniforme de las tropas americanas

El ejército lo encontró invaluable y lo desplegó a su país natal. Era la primera vez que volvía desde que huyó, esta vez como ciudadano americano. Sirvió como intérprete de altos cargos del ejército.

“No podía visitar a mi familia. Si los talibanes me veían cerca con mi uniforme podían llegar a tomar represalias contra ellos. Yo solo quería mantenerlos a salvo”.

Luego de 4 años en servicio, la separación de su familia fue demasiado y renunció. En el otoño de 2020 volvió al país como un civil americano. Fue en ese entonces cuando pudo reencontrarse con sus seres queridos. Pero no pudo escapar de los talibanes. Plantaron una moto bomba frente a su casa. En la explosión murieron cuatro personas y diez resultaron heridas, entre ellos Said.

Said Noor monta guardia en Afganistán
Said Noor monta guardia en Afganistán

Comenzaron a planear su llegada a Estados Unidos, pero primero tendrían que mudarse a Kabul para mantenerse a salvo, ya que los talibanes comenzaban a ganar terreno nuevamente. Said creía que mientras el presidente siguiera en su cargo, los talibanes no se atreverían a invadir la capital. Pero eso no ocurrió.

Cuando tomaron la capital, Said se encontraba en los Estados Unidos y la visa de su familia no se encontraba lista. Fue ahí que comenzó a pedir ayuda a los senadores de su estado. Nunca recibió respuesta. Pero el senador Seth Molton de Massachusets, quién había servido, se convirtió en la pieza clave para la salida de su familia del horror que se vivía en Afganistán.

Bastó una sola llamada de Molton para que la familia de Noor fuera llevada a una estación de servicio en las inmediaciones del aeropuerto que estaba resguardada por tropas americanas. Allí dieron la contraseña: “Tom Brady”. El nombre de la legendaria estrella del fútbol americano aseguró su seguridad y fueron llevados dentro de la terminal aérea.

Un avión A400M de Defensa realizando la evacuación de afganos en Kabul (MINISTERIO DE DEFENSA)
Un avión A400M de Defensa realizando la evacuación de afganos en Kabul (MINISTERIO DE DEFENSA)

Unas horas después se encontraban a bordo de uno de los últimos aviones que saldría de Kabul. Arribaron a la base Fort Macoy en Wisconsin y Said planea volar este fin de semana a su encuentro. Sus padres y sus seis hermanos se encuentran a salvo.

““Algunas veces pienso que todavía estoy soñando”, confiesa emocionado. Ahora espera que su familia pueda aprovechar la oportunidad que se le presenta, sobre todo su hermana, la misma que fue atendida por los soldados norteamericanos aquella vez: “Vienen a un país dónde tendrán oportunidades, construir un brillante futuro para cada uno. Mi hermana quiere ser doctora y le dije que es algo que podría ser realidad en este país”.

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