Cuál es el apellido que solo tienen 800 personas en México

Es de origen yucateco y estaría relacionado con algunas deidades prehispánicas

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El apellido Bacab es de origen maya y aún existen personas que lo portan en el estado de Yucatán.
Foto: CUARTOSCURO
El apellido Bacab es de origen maya y aún existen personas que lo portan en el estado de Yucatán. Foto: CUARTOSCURO

De acuerdo con los datos arrojados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el apellido Bacab únicamente lo portan 800 mexicanos.

La forma en la que se utilizan los apellidos posterior al nombre se comenzó a establecer durante el siglo XVI después de la conquista española, lo que significa que los más antiguos datan de aquella época.

Los nombres de los aztecas se transformaron en apellidos después del triunfo de los españoles, y en el caso de los mayas se dejaron de usar sus nombres, sin embargo utilizaban sus propios apellidos, según un artículo publicado por la Universidad Autónoma de Yucatán.

Todavía a finales del siglo XVII se les prohibía a los nativos de la zona cambiar sus propios apellidos por los españoles durante el bautizo. De acuerdo con la información del artículo a la fecha se conservan varios de ellos en la Península de Yucatán.

El apellido es netamente mexicano, es decir que no sufrió ninguna modificación con la llegada de los españoles
Foto: CUARTOSCURO
El apellido es netamente mexicano, es decir que no sufrió ninguna modificación con la llegada de los españoles Foto: CUARTOSCURO

Cuál es su etimología

Proviene del nombre Bacabe el cual es de origen yucateco, según su etimología viene de la aglutinación de dos palabras: Bake y be, que significan en el fondo del lugar apacible.

Tiene varios significados por todo el mundo por ejemplo: rociador de agua, alrededor de la colmena, representante o rodeando el mundo. Sin embargo la definición otorgada por el pueblo maya para el término fue cargadores del año.

Cuál es el origen del apellido Bacab

Bacab es un nombre genérico proveniente del maya yucateco, era empleado para poder referirse a las cuatro deidades prehispánicas de esa cultura las cuales habitaban en el interior de la tierra y en los depósitos de agua.

Su principal tarea consistía en sostener el firmamento, el culto a los bacabes predomino sobre la veneración a las deidades de las ciudades cercanas al Golfo de México.

Según la leyenda los bacabob eran cuatro hermanos a los cuales un dios los ubicó en los cuatro puntos cardinales para poder sostener el cielo ya que temía que se cayera. Sus nombres eran Hobnil (Sur), Cantzicnal (Este), Zac-cimi (Norte) y Hosan-ek (Oeste).

Cada uno de ellos custodiaba un punto cardinal y fueron asociados a los cuatro días finales del año, de tal forma que los relacionaron con los cuatro Chaaks o divinidades de la lluvia, también con los Pauahtuns, es decir divinidades de los vientos.

Bacab fue asociado a los cuatro puntos cardinales
Foto: CUARTOSCURO
Bacab fue asociado a los cuatro puntos cardinales Foto: CUARTOSCURO

Cada Bacab tenía un amuleto que lo identificaba, el cual era un caparazón de tortuga, una tela de araña y dos clases de conchas, además de un color propio: rojo para el Este, blanco para el Norte, negro para el Oeste y amarillo para el Sur.

Para los yucatecos, los bacabob eran los hijos del dios creador Itzamna y de la diosa de la salud Ixchebelyax, poseyendo así un rol importante en la cosmológica asociada con Katun y Ahau. De acuerdo con el Chilam Balam, existían para evitar la destrucción del mundo.

A partir de que se les denominó como los patronos de los últimos cuatro días del año, los bacabes fueron importantes en las ceremonias de veneración. Eran consultados para solicitar buenas cosechas o clima, además los invocaban en rituales de sanación.

En la iconografía maya clásica generalmente se les representa acarreando un trono o el techo de una construcción, sobre todo en la escenas de la resurrección de algún dios maya.

Además en Chichén Itzá pueden observarse muchas representaciones artísticas ubicadas sobre todo en las columnas de los templos. Los caracterizaban vestidos únicamente con un taparrabos en forma ovalada y como venerables ancianos de barba que les llegaba a la cintura.

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