
Durante la intervención estadounidense en México, llamada también guerra mexicano-estadounidense o guerra de Estados Unidos-, entre los años 1846 y 1848, una de estas cruentas batallas sucedió en Veracruz el 27 de marzo de 1847.
El gobierno estadounidense determina invadir el puerto de Veracruz. El general Winfield Scott, quien estaba al mando de las tropas norteamericanas, decidió implementar una estrategia tomando la misma ruta que siguió Hernán Cortés, desde Veracruz y entrar por el centro de la República hasta llegar a la Ciudad de México.
El ejército mexicano se encontró en una encrucijada y no puso mayor resistencia a las fuerzas invasoras, debido a que la mayor parte de sus elementos se encontraban concentrados en la Ciudad de México haciendo frente al levantamiento de los “Polkos”, que intentaban derrocar el gobierno de Valentín Gómez Farías y sus medidas de desamortización de bienes de la Iglesia católica para financiar la guerra.

Durante la persecución, el General Santa Anna, envió un mensajero para contactar a las fuerzas estadounidenses para que se permitiera la salida de mujeres y niños del puerto, sin embargo, la respuesta de los generales norteamericanos fue la siguiente:
“Nadie saldrá vivo al menos que se rindan”.
El puerto se encontraba resguardado por el general de brigada Juan Esteban Morales, alrededor de 3,000 hombres estaban repartidos en las tres principales ciudades; los de Santiago, Concepción y San Juan de Ulúa, sin embargo, poco pudieron hacer para enfrentar a la milicia norteamericana.

La ciudad amurallada de Veracruz, junto a Fuerte de San Juan de Ulúa, era considerada como la ciudad más fuertemente protegida de América del Norte hasta ese momento. El general de brigada Juan Esteban Morales comandó la guarnición de 3,360 hombres que estaba distribuida en las tres principales fortalezas que custodiaban Veracruz.
Mientras que las fuerzas invasoras estadounidenses y la fuerza expedicionaria estadounidense (U.S. Expeditionary Force), mantuvo la ciudad sitiada con 8,600 hombres, al mando del general Winfield Scott, mandado por el presidente estadounidense James Knox Polk.

Miles de bombas se disparan contra la ciudad durante cinco días. Dado que la ciudad era amurallada los civiles no pueden salir de la ciudad que se mantiene sitiada por el ejército estadounidense. Cientos de civiles mueren en ese bombardeo.
Los estadounidense dispararon 6,700 proyectiles, Veracruz y San Juan de Ulua respondieron con 18,486 disparos. Hubo 400 soldados mexicanos muertos y 200 heridos. Las bajas civiles fueron muy numerosas, posiblemente más de mil.

La rendición se dio el 29 de marzo de 1847, dos días después de iniciada la invasión norteamericana.
Tras lo cual los mexicanos perdieron la mitad del territorio al verse obligados a firmar la paz de Guadalupe Hidalgo, por la que los Estados Unidos se anexionaron los territorios Mexicanos Alta California, Nuevo Mexico y Texas, que hoy forman los actuales estados de California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah, Colorado y parte del hoy llamado Wyoming.
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