
La pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2, que en diciembre cumple dos años de existencia, está lejos de terminarse. Principalmente por culpa del surgimiento de nuevas variantes que hacen al virus más contagioso y también más mortal, al alcanzar mayor cantidad de personas vulnerables.
Ómicron, la variante hallada en Botsuana y caracterizada en Sudáfrica esta semana es la nueva amenaza global, mientras otra de la variantes del virus, en este caso Delta, arrasa Europa y varios países del mundo, obligándolos a volver al confinamiento y a reforzar sus campañas de vacunación.

El gran temor que tienen los expertos es que las nuevas variantes puedan eludir el efecto protector preventivo que alcanzó la primera generación de vacunas contra COVID-19. Por eso, desde hace algunos meses, laboratorios en todo el mundo están probando la eficacia de las mismas contra las variantes conocidas.
Hoy se conoció que una vacuna británica podría proporcionar una fuerte protección contra la nueva cepa supermutante Ómicron y que ya se encuentra en las etapas finales de prueba. Se trata de una nueva generación de la vacuna Oxford / AstraZeneca, cuyos resultados de las pruebas de la fórmula, se entregarían en los próximos días. Si resultara eficaz, podría estar lista para su uso en cuestión de semanas, explican sus desarrolladores.
La noticia fue dada a conocer por el profesor inmunólogo Sir John Bell, un miembro del grupo de trabajo de vacunas del gobierno británico, quien también reveló que era demasiado tarde para evitar que la variante del “monstruo” que actualmente está arrasando en el sur de África llegue a Europa.

“A pesar de la prohibición de viajar del gobierno, es solo cuestión de tiempo antes de que aparezca diseminada en varios países”, aseguró Bell. Y agregó: “Cuando eso suceda, podría ser necesario usar formas modificadas de la vacuna original, si las que se usan actualmente resultan ineficaces”.
Por el efecto devastador que está teniendo la variante Delta en Europa, Gran Bretaña ya estaba trabajando para hacer ese cambio rápidamente, gracias al estudio pionero del galardonado equipo Oxford AstraZeneca. La última fórmula AZ se creó originalmente para combatir la primera variante sudafricana Beta de Covid, que amenazó con extenderse ampliamente el año pasado antes de ser superada por la cepa Delta.
“Si es necesario, podría ´conectarse´ para modificar la vacuna AZ que se usa actualmente con relativa facilidad y administrarse mediante inyecciones de refuerzo”, afirmó Sir John, que junto a sus colegas de la Universidad de Oxford han estado monitoreando de cerca la nueva variante, B11529, que tiene 32 mutaciones, desde que comenzó su aumento hace unos días.

Pero un análisis más detallado comenzará a principios de la próxima semana utilizando muestras del virus enviadas a Gran Bretaña desde Sudáfrica en recipientes seguros. Los científicos esperan aprender más sobre él, como su capacidad para propagarse y su capacidad para causar enfermedades graves.
“Aunque ya ha infectado a muchos sudafricanos y parece transmitirse con preocupante rapidez, las primeras señales son que puede ser menos peligrosa que otras cepas. La gran pregunta es, ¿la gente se está enfermando realmente? ¿Están llenos los hospitales? La respuesta a eso es no. Algunos de mis colegas han llamado [a la nueva variante] un monstruo. Hay mucho pánico. Deberíamos mantener la calma. Necesitamos comportarnos como si esto fuera a crear infecciones revolucionarias. Si no es así, entonces está bien. Si es así, debemos estar preparados”, aseguró Sir John.

Otros laboratorios, en carrera
Los principales fabricantes de vacunas contra el COVID-19 en occidente, entre ellos los estadounidenses Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson, informaron ayer que ya están probando la efectividad de sus productos contra la nueva variante detectada en el África austral.
Pfizer y su socio alemán BioNTech emitieron un comunicado en que explicaron que sus laboratorios ya están analizando esta variante para determinar si su vacuna (una de las más usadas en EEUU y en países europeos) podría necesitar algún tipo de “ajuste”. Por su parte, Moderna alertó de que las mutaciones observadas en la variante son “preocupantes” y explicó que probará varias dosis de refuerzo de su vacuna para ver cuál es la reacción.
Johnson & Johnson, que comercializa su vacuna en Europa bajo el nombre de su subsidiaria Janssen, apuntó que ya está probando la efectividad de su producto “contra la nueva variante de rápida propagación que se identificó en el Sur de África”. También la estadounidense Novavax dijo estar analizando el efecto de sus vacunas contra esta nueva variante.
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