Rescataron con vida a los pescadores perdidos en Chile: una semana sin comida ni agua al borde de la muerte

Padre e hijo habían salido a pescar en un bote a motor el domingo pasado cuando se les perdió el rastro.

Compartir
Compartir articulo
Padre e hijo sobrevivieron tomando gotas de rocío.
Padre e hijo sobrevivieron tomando gotas de rocío.

(Desde Santiago, Chile) - La madrugada de este domingo fueron encontrados con vida los pescadores Rodrigo Cruz y su hijo, Diego, quienes habían desaparecido hace una semana en la Isla Santa María, en la región del Bío Bío (470 kms al sur de Santiago). Ambos, de 50 y 23 años respectivamente, sobrevivieron una semana a bordo del bote a motor, sin comida y bebiendo solamente gotas de rocío.

Tras su desaparición, pescadores artesanales, organizaciones privadas y personal de la Armada comenzaron una intensa búsqueda, por aire y tierra, que concluyó exitosamente cuando fueron vistos 12 millas al oeste de la costa de Pichilemu (200 kms al sur de Santiago), por pescadores de la lancha a motor ‘Soledad’.

Según señalaron los rescatistas, ambos se encontraban en buenas condiciones y fueron trasladados a un recinto asistencial para recibir atención médica.

El capitán de Corbeta Litoral de Coronel, Osvaldo Cuadra, entregó detalles del rescate: “Ellos sobrevivieron siete días en la mar, sin comida y sin agua. Fueron a pescar por un par de horas, por ende, no llevaron teléfono celular, no llevaron ropa de abrigo, alimentos ni agua”, comenzó indicando la autoridad marítima a radio BíoBío.

Y si bien señaló que el motivo de la deriva es parte de la investigación, “al parecer sería una falla de motor y derivaron hacia el norte”.

Luego de su rescate, los pescadores fueron trasladados hasta un centro asistencial, donde se constató que estarían en buenas condiciones de salud a pesar de sus signos de deshidratación.

Asimismo, el capitán destacó “la fortaleza y la experiencia del padre, de todos los años que tiene de pescador artesanal, y la experiencia de cómo sobrevivir y de darle la fuerza a su hijo para no flaquear en momentos de crisis”, apuntó.

Diego Cruz contó que tuvo alucinaciones y que se quería tirar bajo el bote.
Diego Cruz contó que tuvo alucinaciones y que se quería tirar bajo el bote.

“Pensábamos que no sobreviviríamos”

El más joven de los pescadores, Diego, expresó primero que quería “darle gracias a Dios que nos mantuvo con vida en el mar y que salimos a salvo, e igual agradecerle a la gente en la isla por sus oraciones, familia, tíos, amigos”.

“En el momento en que nadie nos buscaba, pensábamos que no sobreviviríamos, pero teníamos la fe de que íbamos a salir bien, gracias a Dios”, añadió. “Los cabros se portaron excelente (los rescatistas)... Este es un gran milagro, Dios nos mantuvo con vida, con esperanza”.

El joven también aseguró, al igual que su padre, que “no aguantábamos un día más (con vida), mi padre me ayudó porque estaba muerto en la proa, veía manantiales con agua corriendo, me quería tirar bajo el bote”.

“Estuvimos cerca de la costa, en Constitución, el viento con vela nos volcaba para adentro, pero después nos volvía a volcar para afuera, así que ahí mantuvimos la fe y gracias a Dios salió todo bien... Mi viejo me dio la fuerza, estaría muerto sin él, lloraba, gritaba, ‘como me vas a dejar solo’ me decía...no lo podía dejar”, cerró.

Gotas de rocío

Adrián Silva, también pescador y amigo de la infancia de Diego, contó que “salieron a eso de las 11 de la mañana a buscar sus trampas de pancoras. Cuando quisieron volver el motor no les anduvo, se les quedó en panne. Y el viento, el surazo, se lo llevó”, relató.

“Trataron de hacer una especia de vela, con unos remos. Los pararon, pusieron las carpas del motor y una tarimas para que el viento pudiera empujar el bote hacia la costa, pero me dijeron que llegaban a tres millas náuticas de la costa y la corriente volvía a tirarlos hacia afuera”. detalló.

“Ellos no comieron nada, pero como el bote juntaba rocío en sus fibras, pasaban un trapo por esas fibras y luego lo estrujaban y así tomaban algo de agua. Por eso los encontraron totalmente deshidratados.

‘Don Rodrigo me contó que su hijo estuvo muy mal, prácticamente muerto por dos días, y que luego despertó como con más fuerza. Me dijo que le conversaba para darle fuerzas, que no lo dejaría solo, y que fue un milagro que los hayan rescatado. Un día más y los encontraban muertos”, remató.