Lula dice que eximir del impuesto sobre la renta a salarios bajos inyectará 4.500 millones a la economía

El impacto financiero directo para quienes perciben salarios de hasta 5.000 reales mensuales se reflejará en un ahorro anual considerable, ejemplificado en los cálculos oficiales que indican que una persona que perciba 4.800 reales cada mes tendrá la posibilidad de reservar cerca de 4.000 reales adicionales a lo largo del año. Esta cantidad, similar a percibir un decimocuarto salario, representa un incremento sustancial en el poder adquisitivo de los trabajadores de menores ingresos. De acuerdo con la información difundida por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el objetivo central de la nueva norma legal es modificar la estructura tributaria en favor de quienes ganan menos y transferir la carga impositiva a las grandes fortunas del país.

Según informó el medio de comunicación que difundió el discurso presidencial, la exención del impuesto sobre la renta, que comenzará a regir en enero de 2026, beneficiará a todos los trabajadores cuyos ingresos mensuales no superen los 5.000 reales, equivalente a 806 euros. Lula subrayó que la reforma tributaria, cuyo texto fue aprobado el pasado miércoles y ratificado por el propio presidente, busca transformar la dinámica económica y social en Brasil mediante la inyección de aproximadamente 28.000 millones de reales, unos 4.500 millones de euros, en la economía nacional.

El presidente informó en un mensaje televisado a la ciudadanía que la compensación financiera para el Estado se sostendrá a través de un incremento impositivo sobre los contribuyentes considerados superricos. De acuerdo con Lula, alrededor de 140.000 personas que perciben ingresos que oscilan entre veinte y cien veces lo que recibe el 99% de la población ahora afrontarán un impuesto sobre la renta gradual de hasta el 10%. El mandatario explicó que este grupo comienza a tributar con la nueva alícuota a partir de los 600.000 reales anuales, equivalentes a 96.760 euros. Aquellas personas que ya abonan ese porcentaje o una cifra mayor no verán modificaciones en la proporción que aportan al fisco.

Respecto a la magnitud del fenómeno de la desigualdad en el país, Lula describió la actual brecha de ingresos con números concretos: según declaró, el 1% de la población detenta el 63% de toda la riqueza nacional, mientras que el sector más desfavorecido, que abarca la mitad de los brasileños, apenas acumula el 2%. Para el mandatario brasileño y según consigna el medio que transmitió su discurso, las medidas adoptadas por su gobierno han originado que Brasil registre su menor nivel histórico de desigualdad, a pesar de que la concentración del ingreso sigue ubicando al país entre los más desiguales del planeta.

El origen legislativo de la exención impositiva se remonta a marzo del año en curso, cuando el proyecto de ley ingresó al Congreso Nacional después de haber figurado como una de las promesas centrales de Lula en su campaña electoral de 2022. Tal como reportó el medio que cubrió el anuncio, con la entrada en vigor de la exención fiscal a partir de 2026, se espera modificar el panorama financiero de millones de familias, quienes podrán destinar recursos adicionales tanto al consumo como al ahorro doméstico.

Dentro del plan de reforma fiscal presentado por el Gobierno, la imposición dirigida a las grandes fortunas busca equilibrar las finanzas públicas, evitando así un perjuicio para la recaudación estatal tras la eliminación parcial de los impuestos sobre la renta para los salarios más bajos. Según detalló el medio, el impuesto progresivo se aplicará solo a los tramos de ingreso más altos y no afectará a quienes ya se encuentren tributando el porcentaje máximo previsto por la normativa.

Durante su alocución, Lula enfatizó que las nuevas disposiciones fiscales integran un paquete de políticas orientadas a la reducción de la desigualdad y a la creación de condiciones para un crecimiento más inclusivo. Reportó el medio que el jefe de Estado sostuvo que “la riqueza está excesivamente concentrada en manos de un pequeño grupo de superricos”, en referencia directa a la estructura económica actual del país.

Finalmente, el anuncio presidencial fue presentado como parte de un esfuerzo para modificar el rumbo de la política fiscal en Brasil, favoreciendo a los sectores históricamente postergados por el modelo impositivo anterior. El medio que acompañó la cobertura señaló, a partir del discurso oficial, que el Gobierno espera que el incremento del poder de compra de millones de trabajadores derive en un impulso adicional a la economía interna, apoyado en la ampliación de la base de consumidores y en el fortalecimiento de la capacidad de ahorro de las familias de menores ingresos.