La extravagancia de Lucha Vavoom regresa al ring en Los Ángeles

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Verónica Yune mal termina de desvestirse colgada de cabeza en un aro en las alturas, cuando los luchadores "Sexi y Mexi" entran a escena meneando las caderas para enfrentar a Dirty Sánchez. Con prisa y extravagancia, Lucha Vavoom está de vuelta al ring.

"¡La sangre está corriendo por las venas!", dice Serafina, una bailarina de zancos vestida con un corsé rojo y una enorme falda campana de la cual salen los presentadores que abren la primera presentación de esta troupe en Los Ángeles después de dos años de pausa por la pandemia.

Lucha Vavoom junta la sensualidad del burlesque estadounidense con la acción de la lucha libre mexicana, trayendo al cuadrilátero esa mezcla que caracteriza a Los Ángeles y haciéndose con fieles seguidores que llenan el antiguo teatro Mayan en cada presentación.

Serafina explica que esta fidelidad se debe a que "Vavoom es un estilo de vida, es un llamado a aceptar la libertad de expresión".

"¡Estamos vivos!", grita. En seguida se agarra un bastón coronado por un corazón y sube al escenario, en esta noche que, a propósito del Día de San Valentín, está dedicada al "Amor imposible".

La historia de Lucha Vavoom asemeja, de hecho, a la trama de una comedia romántica, pero con un final más contemporáneo.

Hace más de dos décadas, la estadounidense Liz Fairbairn dejó todo para irse a México siguiendo a un luchador que había conocido en un set de películas en California. La relación terminó, pero el romance con la lucha libre fue para siempre, dice Fairbairn, quien abrazó el espectáculo y lo trajo a casa.

Convencida de que necesitaba algo más para su propuesta angelina, se asoció con una compañía de burlesque.

"Pensamos que si atraíamos a la audiencia para ver el burlesque verían también la lucha, y la amarían. Y así fue", dice Fairbairn sentada en una imponente silla amarilla rodeada de corazones.

"Vavoom es un estilo de vida", afirmó.

-  "Estar de vuelta" -

La paralización de actividades causada por la pandemia envió a casa a todo el elenco.

"Practiqué en casa. Era como continuar practicando para estar lista para volver", dice Yune mientras una estilista ajusta la peluca rosa que culmina su look vintage.

"Yo soñaba mucho con las actuaciones en Lucha Vavoom al principio de la cuarentena", afirma Serafina. "Es un honor estar de vuelta en este escenario".

El vestuario huele a laca y a cabello quemado. Varias peluqueras retocan pelucas y peinados. Las maquilladoras colan enormes pestañas postizas y trazan delineados dramáticos. Hay plumas, glitter y lingerie por doquier.

Los preparativos demoran hasta tres horas.

Bailarinas y luchadores calientan y se estiran. Algunos se cubren en aceite para resaltar aún más los músculos tonificados.

Durante la paralización, el elenco trabajó en otros proyectos pero la mayoría sin público.

"Fue súper difícil", dice Taya Valkyrie, exluchadora de la WWE. "Ellos [los espectadores] son parte del show, ellos me dan su energía y yo a ellos, es una interacción", explica antes de colocarse una enorme capa negra que asemeja a la de los toreros, de la cual sale un largo tren de bucles rojos.

En un homenaje a México, donde vivió por años, deja de lado su inglés natal durante la entrevista: "Si vamos a hablar de lucha libre, tiene que ser en español".

Taya es la única luchadora de esta noche que pelea sin máscara, elemento que define la lucha libre.

"Es la magia", dice el Chupacabra, luchador inspirado en el personaje folclórico que ataca rebaños y come gallinas.

Así como las bailarinas dicen que son "atemporales" cuando se les pregunta la edad, los luchadores se mantienen en su personaje cuando se les pregunta por su verdadero nombre.

"La magia del personaje que traigo es lo que es importante para la gente", dice el luchador cuyo traje asemeja a un reptil y quien esta noche enfrentará a los Crazy Chickens (Pollos Locos).

El dúo de plumíferos fue imposible de entrevistar: no hablan inglés o español, apenas cacarean.

Ya Dirty Sánchez (Sucio Sánchez), uno de los favoritos de la audiencia, casi arrancó el micrófono para prometer una noche llena de acción. "Voy a lastimar a gente", gritó el enmascarado que lleva su nombre a serio en el ring.

Dirty Sánchez y los Crazy Chickens fueron el punto alto de la noche para Clix, un fan que viajó desde Arizona para ver el espectáculo.

"Es mi séptimo show", dijo después de comprar una camiseta en la tienda de souvenirs. "Durante la pandemia, mi corazón estaba roto, dos años sin Vavoom era como el infierno, pero ahora estoy de nuevo en las nubes".

pr/dg