Expertos reproducen arte rupestre de cueva submarina en Francia

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Una especialista reproduce las pinturas rupestres de Cosquer. La inauguración de la réplica de la Cueva de Cosquer está prevista para 2022. Foto: Sabine Glaubitz/dpa
Una especialista reproduce las pinturas rupestres de Cosquer. La inauguración de la réplica de la Cueva de Cosquer está prevista para 2022. Foto: Sabine Glaubitz/dpa

Uno de ellos está tumbado panza abajo con las dos aletas extendidas, una a cada lado, mientras el otro se mantiene erguido de espaldas al espectador.

Las pinturas representan al alca gigante, el ancestro de los pingüinos, que se extinguió en el siglo XIX. Estas recreaciones datan de hace más de 25.000 años y ornamentan las paredes de la única cueva submarina con pinturas rupestres conocida en el mundo, cerca de Marsella, en el sur de Francia.

La cueva submarina fue descubierta hace más de 35 años por el buzo francés Henri Cosquer. Ahora los expertos están trabajando en una reconstrucción fiel de la cavidad que lleva el nombre de su descubridor, que ahora tiene 71 años. La inauguración está prevista para 2022.

La entrada a la cueva de Cosquer está a unos 37 metros bajo el mar, entre Marsella y Cassis. Desde 2015, la cueva situada en la Calanque de la Triperie está protegida por una puerta de acero de 800 kilos, detrás de la cual se esconden más de 500 signos y pinturas prehistóricas del Paleolítico.

Según Gilles Tosello, un experto en arte prehistórico, se trata de un tesoro muy efímero, que probablemente a finales del siglo XXI habrá desaparecido.

En la época del hombre de Cromañón, la cueva se encontraba a 120 metros sobre el nivel del mar y la costa estaba a unos 15 kilómetros de la entrada de la cueva.

En una entrevista con dpa, Tosello explica que debido al calentamiento global y al deshielo de los glaciares la cavidad se inundó tras el final de la última era glacial, hace unos 10.000 años. En la actualidad, tres cuartas partes están bajo el agua.

Entre los "grafitis de la Edad de Piedra" hay tallados, imágenes del alca gigante (Pinguinus impennis), pinturas de leones marinos, caballos, bisontes, cabras, uros y más de 60 manos rupestres. En este caso, los artistas prehistóricos colocaban una mano en la pared y luego aplicaban pintura sobre la roca.

Las manos no son infrecuentes en el arte paleolítico. Lo que es inusual, sin embargo, es que en la Cueva de Cosquer faltan dos tercios de las falanges. Otro elemento insólito es la figura de un hombre atravesado por una flecha, a quien los arqueólogos Jean Courtin y Jean Clottes bautizaron como el "Hombre Asesinado".

Courtin fue el primero en inspeccionar la cueva tras su descubrimiento. En una entrevista con el portal Région Sud Provence-Alpes Côte-d'Azur, el arqueólogo francés relató cómo descendió por primera vez a la gruta en 1991. Dijo que sumergirse en el túnel de 175 metros de largo no fue un placer y agregó que lo acompañaron buzos de la Marina francesa, quienes apuntalaron la estrecha entrada.

Courtin y Clottes publicaron un primer inventario en 1994 bajo el título "La grotte Cosquer" y en 2005, junto con el arqueólogo, buceador y fotógrafo Luc Vanrell, siguieron con "Cosquer redecouvert" (el redescubrimiento de Cosquer).

Gracias a la datación por radiocarbono, un método para determinar la edad de sustancias que contienen carbono, los científicos pudieron demostrar que las pinturas rupestres tienen hasta 27.000 años de antigüedad. Para los arqueólogos, la gruta es una de las cuevas más originales de la Edad de Piedra. Es "un santuario prehistórico", destacan.

Clottes también fue responsable de la investigación en la famosa cueva de Chauvet, descubierta en 1994 cerca de Montélimar, en el departamento de Ardèche, en el sur de Francia. Más tarde, se convirtió en jefe del equipo de asesores científicos de la réplica de pinturas en la cueva Chauvet, inaugurada en abril de 2015, en la que también intervino Tosello.

A diferencia de la cueva de Chauvet, a la que se le permitió descender, Tosello nunca ha podido visitar la cueva de Cosquer, cuyo acceso es extremadamente peligroso. En 1991, tres hombres murieron intentando llegar al tesoro submarino a través del estrecho túnel. El accidente obligó al buzo Cosquer a informar a las autoridades de su cueva, descubierta en 1985, para evitar más dramas y revuelo mediático.

Tosello lamenta no haber podido entrar en la cueva original. "Es frustrante", destaca. Por eso, en su estudio cerca de Toulouse, el arqueólogo se basa en sus hallazgos en Chauvet, en los libros de Clottes y Courtin y en las fotografías de las pinturas.

Junto con sus colaboradores reproduce el arte rupestre con una precisión milimétrica. Trabajan sobre copias de rocas de acero y resina acrílica a partir de un modelo en 3D, similar al de Chauvet y al de la famosa cueva de Lascaux, en la Dordoña, en el suroeste de Francia.

La réplica estará lista en 2022 y se instalará en la Villa Méditerranée de Marsella. El espectacular edificio es una de las nuevas construcciones de la "capital de la cultura 2013", situado junto al llamativo museo MuCEM.

Casi la mitad del edificio, que costó unos 70 millones de euros (83 millones de dólares), está bajo el agua. En un principio, el prestigioso proyecto de la región de Provenza-Alpes-Costa Azul estaba destinado como centro cultural. Sin embargo, está cerrado desde 2018.

dpa