Una vez más los gobiernos populistas terminan favoreciendo a los que más tienen

A esa conclusión llegaron los economistas Javier Milei, Diego Giacomini y Federico Ferrelli Mazza reunidos en la redacción de Infobae. Explican por qué a su entender la Argentina está frente "a un experimento populista que está en un fin de ciclo"

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En la economía, como en cualquier orden de la vida se puede hacer cualquier cosa menos evitar las consecuencias, (ampliación de la célebre máxima de John Maynard Keynes), como creer que "un poco de inflación no hace daño a la actividad y contribuye a reducir el desempleo". Eso ha sido posible siempre en muy corto plazo.

Así se llega al estadio actual con cepo cambiario, alto déficit fiscal financiado con emisión espuria y consecuentemente con aceleración de la tasa de inflación a dos dígitos altos que afecta la capacidad de compra de los sectores con ingreso fijo y habilita ganancias financieras a las franjas de mayores recursos. La consecuencia fue el enfriamiento de la actividad productiva y drástica caída de las reservas del Banco Central que reflejó la desconfianza de los agentes económicos.

Fue justamente ese escenario lo que llevó a fines de ese año a tres jóvenes pero expertos estudiosos de la economía real, Javier Milei, Diego Giacomini y Federico Ferrelli Mazza, a partir de una sólida formación téorica, la cual uno de ellos compartió con el ministro Axel Kicillof, a escribir el libro "Política Económica  Contrareloj", con un claro diagnóstico y recomendaciones para revertir lo que definieron como la última etapa del ciclo de crisis profunda en corto plazo.

¿La Política Económica Contrareloj es un título provocador, indica que las perspectivas inmediatas son inquietantes?

A esa conclusión llegaron los economistas Javier Milei, Diego Giacomini y Federico Ferrelli Mazza reunidos en la redacción de Infobae. Explican por qué a su entender la Argentina está frente "a un experimento populista que está en un fin de ciclo"

Javier Milei: "Sí, claramente estamos en un fin de ciclo. El disparador del libro es la propia realidad y la Argentina se enfrenta a la necesidad de encarar un plan de estabilización. Los experimentos populistas se caracterizan por tener cuatro etapas: La primera es cuando hay stocks disponibles, capacidad ociosa, desempleo, reservas productivas, y por tanto la demanda puede ser estimulada y tiene efectos positivos sobre la actividad y poco en precios; en la segunda, la economía se acerca al pleno empleo y la inflación se empieza a acelerar; ya en la tercera aparece la restricción externa, comienza a faltar los dólares, la inflación se acelera más, la economía se desmonetiza y eso lleva inexorablemente a la cuarta donde se requiere un plan de estabilización, porque la inflación puede llegar al rango de tres dígitos al año.

La Argentina se ha caracterizado a lo largo de su historia por haber seguido planes populitas, al menos en tres oportunidades: los gobiernos de Juan Domingo Perón, Carlos Menem y ahora, con diferentes características cada uno, pero todos terminaron muy mal ¿por qué creen que sucede eso y por qué los empresarios no planifican inversiones para no caer repetidamente en la etapa de agotamiento de la capacidad ociosa?

JM. Cuando se empieza el ciclo con alto desempleo, elevada capacidad ociosa, el empresario no tiene incentivos para invertir,  utiliza los activos que tiene disponibles para volver a crecer. Eso  ocurrió al inicio de este Gobierno. Se puede ver con la utilización y distribución de los recursos energéticos en general ampliados con las inversiones de los noventa.

Pero eso no parece que ocurra en el mundo, a medida que va teniendo un ciclo de crecimiento las empresas encaran inversiones para no caer en cuellos de botella, y utilizan las políticas púbicas de incentivo a ese proceso. ¿Por qué creen que no ocurre en la Argentina, y repite las crisis cada siete o diez años?

A esa conclusión llegaron los economistas Javier Milei, Diego Giacomini y Federico Ferrelli Mazza reunidos en la redacción de Infobae. Explican por qué a su entender la Argentina está frente "a un experimento populista que está en un fin de ciclo"

JM. Porque el problema radica en que cuando se está en la etapa de expansión de la demanda, es la parte más fácil de hacer política económica, porque el político se contenta en hacer gastar. Por eso mientras se mira la evolución  crecimiento del PBI, también hay que seguir el resto de las variables para ver la sustentabilidad de ese proceso. Nadie va a estar hundiendo capitales en un país cuando tiene mal hábito de gastar en exceso. Eso es lo que hace que se mantenga mucha prudencia con lo que se va a hacer. Si en 2006, cuando se disparó la inflación a poco más de 12% en 2005 hubiera hecho sintonía fina para reencauzar el modelo, se hubiera generado un jolgorio de inversiones. Lejos de eso, el Gobierno reaccionó, poniéndolo a Guillermo Moreno y, de la mano de Felisa Micelli, pusieron los acuerdos de precios.

Javier Milei "Nadie va a estar hundiendo capitales en un país cuando tiene mal hábito de gastar en exceso"

¿Por qué creen que el Gobierno eligió controlar los precios en lugar de convocar al sector privado para reencauzar el proceso hacia una economía con crecimiento y baja inflación, como hacen nuestros vecinos y gran parte del mundo?

Diego Giacomini. La visión del Gobierno es equivocada, porque que crezca la demanda agregada, por las políticas fáciles de gasto, que era en un principio 2003 y 2004, debido a la capacidad ociosa las adecuadas, cuando se agota, a diferencia de lo que cree el Gobierno la inversión no viene detrás de la evolución de la demanda agregada, sino por delante. Esta filosofía es poner los caballos detrás del carruaje. Tiene que haber otros elementos más sustanciosos para que la gente invierta. Eso que el actual ministro de Economía desprecia y dice que nadie sabe qué es "el ambiente de negocios". Por estos elementos y por las experiencias pasadas, los agentes saben que cuando el Gobierno comienza a gastar de más nos vamos a dar contra la pared, y por tanto se adelantan y no invierten.

A esa conclusión llegaron los economistas Javier Milei, Diego Giacomini y Federico Ferrelli Mazza reunidos en la redacción de Infobae. Explican por qué a su entender la Argentina está frente "a un experimento populista que está en un fin de ciclo"

¿Hoy sobran pesos porque la economía está desbordada, o porque se ha perdido la confianza?

JM. Hoy hay una montaña  gigante de pesos, porque cuando se genera inflación no aumenta la demanda de dinero, sino por el contrario la reduce. Y en el mundo se ve que la tendencia es decreciente. Por el contrario en la Argentina está en 15% del PBI y debería ser de 10%, como al fin de la convertibilidad. Antes del cepo cambiario el sistema se limpiaba con la compra de dólares, el Banco Central entregaba reservas y absorbía pesos. Si algo caracterizaba a este Gobierno fue la creciente fuga de capitales. Al poner el cepo cambiario, lo que hizo fue impedirle a la gente que pueda sustituir ese dinero. Y eso tiene dos aristas: la primera es que al Gobierno le gusta recaudar el impuesto inflacionario, porque aumenta la base imponible, al subir los precios y la segunda que puede seguir con la política de gasto fácil.

JM: "Al Gobierno le gusta recaudar el impuesto inflacionario"

Pero eso es válido en el corto plazo...

JM. Esta repetición de errores del pasado tiene que ver con la voracidad fiscal, es la historia de más de 80 años de la historia argentina. Son los motivos por los cuales les sacamos trece ceros a la moneda y que hoy no haya financiamiento externo, no por virtud sino por defecto. Están dispuestos a tolerar más inflación antes que a resignar gasto público.

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¿Frente a este estadio en el que los argentinos se quieren ir al dólar, es necesario pasar por la etapa final de una profunda crisis, de eso se trata el libro Política Económica Contrarreloj, o se pueden hacer correctivos dentro de este Gobierno?

DG. Hay que pensar claramente en qué tipo de dirigencia política tenemos, porque es finalmente la que lleva a cabo las políticas económicas. Recuerdo que en 2003 la inflación era de 3,7%, en 2004 fue 6,1% y en 2005 12,3%. Es decir se duplicaba año tras años. Había una señal de precios muy clara, muy contundente. Los dirigentes políticos tenían entonces una frase de cabecera "un poquito de inflación hace bien". Y cuando dice esto, lo que está discutiendo es teoría económica de 1950, la relación entre inflación y desempleo, que ya fue zanjada. Es como discutir si la tuberculosis es una infección, o no y si se cura con Pinicilina o no. En economía la evidencia empírica indica que la inflación es nociva para el crecimiento de largo plazo, es nociva para la acumulación de capital y se combate únicamente con política monetaria prudente y política fiscal austera. Hoy, en 2014 se sigue discutiendo esto.

¿Por qué se insiste con esto, cuando se sabe que  ese proceso deriva en menor crecimiento y vuelta de la tasa de desempleo a los niveles de comienzo de ciclo, dos dígitos? El Jefe de Gabinete está convencido de que en su provincia, Chaco, hay pleno empleo, pero la oferta de trabajadores es de apenas 30% de la población, si fuera 46%, como es el promedio nacional, la desocupación sería de más de 50% de la PEA...

JM. Creo que hay una cuestión dogmática y básicamente un desprecio por la buena teoría económica que es flagrante. Estamos infectados de "keynesianismo Ford T", como lo define Paul Samuelson. Hay un libro de Milton Friedman: Libre para elegir que dice "uno puede gastar el dinero propio en uno mismo, o en otros, o gastar el dinero de otro en uno mismo, o en el otro. Cuando se gasta el dinero propio en uno mismo, se lo cuida y se busca el mejor rendimiento, pero cuando se gasta el dinero del otro se lo despilfarra. El accionar del sector público debe ser gastar el dinero del otro, en los otros de la manera más eficiente posible. Por eso cuando hay una crisis, y se dice que se requiere más Estado, no se comprende que el Estado no es la solución, sino que es la causa principal del problema.

JM: "El Estado no es la solución, sino que es la causa principal del problema"

A esa conclusión llegaron los economistas Javier Milei, Diego Giacomini y Federico Ferrelli Mazza reunidos en la redacción de Infobae. Explican por qué a su entender la Argentina está frente "a un experimento populista que está en un fin de ciclo"

¿Qué rol creen que debe cumplir el Banco Central?

JM. El Banco Central debe subir las tasas de interés, no puede seguir en el terreno negativo, porque mientras eso ocurra se incentivará el consumo de manera exagerada, se penalizará el ahorro, con lo que esos fondos o se van del sistema, como la compra de dólares, o no llegan a satisfacer las necesidades de inversión a esa tasa de interés. Por eso una de las cosas que tiene que hacer un Banco Central en esta situación es subir la tasa de interés.

¿En el escenario actual de alta inflación no sería riesgoso hacer eso, porque afectaría la salud  financiera de las empresas y de las familias. No sería necesario primero, o en simultáneo, proponer un plan de estabilización?

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Federico  Ferrelli Mazza. Claramente, pero el problema es que en la situación en la que estamos no sé si hay tiempo para hacerlo. Seguramente requerirá hacerlo con otro equipo económico, que sea creíble. Si se ve a un ministro de Economía que dice que no entiende por qué se guarda el cereal en los silos-bolsa, o por qué las empresas dejaron de tomar deuda afuera y lo hacen en pesos acá, o que las reservas del Banco Central caen por movimientos meramente especulativos, es difícil pensar que pueda ser creíble. Por eso subir la tasa de interés permitiría comprar tiempo para poder hacer un programa de estabilización y poder comunicarlo bien es clave para que sea creíble.

JM. Una de las cosas que hacemos en el libro es calcular cual sería la tasa de interés de equilibrio. En el momento de hacer el estudio entre noviembre y diciembre nos daba 35% anual, y eso permitiría comprar 70 a 80 días, es decir correr el momento de la crisis, porque el ataque está en curso. Hoy como la inflación se aceleró tendría que ir a 40% y podría dar un margen de 120 días para comenzar a mejorar los indicadores macroeconómicos, comenzando por las cuentas públicas, porque hoy la inflación deviene de la emisión que genera el financiamiento al sector público del déficit fiscal.

¿Creen que el Gobierno, el nuevo equipo económico, desconoce esa alternativa, o lo sabe, pero su ideología lo traiciona y pese a la caída de la actividad, la aceleración de la devaluación y de la inflación y la pérdida de reservas, no quiere ver el problema?

JM. La sensación que tenemos es que dada la visión que tiene de la economía Kicillof prefiere cortarse un brazo, antes que tocar el gasto público. La mejor prueba está en que después de que la presidente Cristina Kirchner estuviera ausente un montón de tiempo, y volvió a los medios para anunciar más gasto público. Es decir, en el fondo tenemos a un piromaníaco, tratando de apagar un incendio.

JM: "En el fondo tenemos un piromaníaco tratando de apagar un incendio"

¿Cuál es la primera receta para no llegar a la cuarta etapa, de crisis económica extrema?

DG. En esta área hay que dejarlo en claro: la madre de todos los males es el fiscal, el desborde del gasto público que se financia con emisión monetaria, que deriva en alta inflación, brecha cambiaria, caída de reservas, que son los síntomas del problema. Por eso, para solucionar las cosas, el ajuste que hay que hacer hay que hacerlo ahora, porque será mejor hacerlo por iniciativa propia, cambiando el sesgo de la política económico a que el sistema y sus variables lo hagan solo a partir de la inoperancia de los políticos.

¿De cuánto sería el ajustes y a quién afectará principalmente?

DG. Habría que bajar el gasto en siete puntos del PBI. En 2004 la Argentina tenía un superávit fiscal de 2,4% del PBI y hoy es de 4,7%. El gasto era 20% del PBI y hoy casi se duplica, 38,5%. Cómo se hace? En 2004 no había subsidios a los sectores económicos (gas, energía eléctrica, transporte) hoy representan cinco puntos del PBI. Esto es lo más regresivo que hay, porque en ese período los subsidios sociales (Plan Trabajar, Familias, Madres solteras y otros) sumaban 12.500 millones de pesos y ahora sólo 20.000 millones de pesos. Por tanto un Gobierno que se dice progresista y distribucionista elevó los subsidios a los que más tienes de cero a 130.000 millones, con una inflación de 425% a los que menos tienen le mejoró sólo 60 por ciento.

Diego Giacomini: "Hay que bajar el gasto público en 7% del PBI, principalmente los subsidios no sociales"

¿Eso significa que en la propuesta que lanzaron en el libro Política Económica Contrarreloj, el recorte de los subsidios no afectará a los sectores de menores recursos y más postergados, sino por el contrario será el más beneficiado?

JM. Cuando se analiza la distribución del ingreso, hay que tener en cuenta tanto los ingresos como el gasto. Si con la actual política fiscal se incrementaron los subsidios a los que más tienen y se financia con el impuesto inflacionario, que representa casi 5% del PBI, que afecta a los que menos tienen, lo que se hace con la eliminación de los subsidios económicos es justamente favorecer a la franja de la población que más lo necesita. Además, se le saca con eso es los que tienen capacidad de ahorro la posibilidad de compra de dólares.

¿Estimaron en el libro cuánto sería el salto de la inflación por la eliminación de $130.000 millones de subsidios, por la suba de las tarifas a sectores más acomodados?

DG. Sería mucho menor que el aumento de 700% que tuvieron los precios de los alimentos desde 2007, el cual fue propiciado por la política de Guillermo Moreno, con la intervención de los mercados cárnico, lácteos o la harina. Pero si no se hace el ajuste va a haber una caída de la demanda de dinero en cinco puntos de PBI que puede llevar la tasa de inflación a 100% en corto plazo, que por si sólo va a despegar el ajuste, es decir 50% de alza de precios extra al nivel actual.

"Esto no va aser algo fantástico, pero peor sería hacerlo de manera desordenada. Nunca me imagino volver a ver la película Titanic y que al final el barco va a hundir al iceberg", concluyó Javier Milei. Por eso "lo importante es la claridad comunicacional de lo qué se va a hacer, para que la sociedad sepa hacia dónde se quiere ir", resaltó Federico Ferrelli Mazza.