"La Fundación de las Madres es una excelente metáfora del kirchnerismo"

El periodista Luis Gasulla publicó El negocio de los derechos humanos, donde investiga el abortado proyecto de viviendas sociales creado por Bonafini y Sergio Schoklender. En diálogo con Infobae, sustuvo que el Gobierno utiliza los DDHH como "escudo ético"

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"Estas casas caminan como el país", declaró a comienzos del año pasado la presidente Cristina Kirchner durante la inauguración de un complejo habitacional en el barrio de Castañares, haciendo referencia a las precarias y ya entonces sospechadas de sobreprecio viviendas construidas por la Fundación Madres de Plaza de Mayo en el marco de su emprendimiento  "Sueños compartidos".

El vendedor de estas ilusiones, el parricida y por entonces apoderado de la asociación dirigida por Hebe de Bonafini Sergio Schoklender, escuchó debajo del escenario aquel discurso de la Presidente, y una vez que culminó, expresó a las cámaras que su proyecto era un "símbolo" de los nuevos tiempos y el "camino y modelo" a seguir en la Argentina actual.

Tres meses después, el sueño se había terminado. A su sospechosa desvinculación de la Fundación le siguieron una pelea mediática con su autodenominada "madre adoptiva" Hebe, allanamientos a sus múltiples propiedades y finalmente su detención por ser acusado de liderar una asociación ilícita responsable de una masiva defraudación al Estado.

En El negocio de los Derechos Humanos (Editorial Sudamericana, 2012) el periodista Luis Gasulla investiga la improbable historia de ascenso y caída del ex presidiario conocido como el "Monje Negro", cuyo bestial pasado no le impidió, de la mano de Bonafini, convertirse gracias al financiamiento con fondos públicos en el segundo constructor más grande de viviendas del país.

Dialogando con Infobae en Sans, Panes y Cerveza, la confitería propiedad del jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina en el corazón de Palermo, su autor denunció la complicidad del gobierno nacional en la malversación de fondos llevada adelante por Schoklender y recordó el cariño de Néstor Kirchner al ex mano derecha de Hebe de Bonafini.

- Comenzaste a escribir el libro meses antes de que se destapara el escándalo Schoklender a mediados del año pasado. ¿Cómo llegaste a estar al tanto de los desmanejos en la Fundación de las Madres?

Antes de que estallara el escándalo ya tenía pensado escribir un libro sobre la política de los derechos humanos del kirchnerismo, pero desde el punto de vista teórico más que el de la investigación. Pensaba que tenía que escribirse un libro que debatiera si esta política era de verdad tan noble, más allá del tema de los juicios a los genocidas, que yo no los discuto, aunque era algo que, pese a que con el kirchnerismo se impulsó mucho más, ya venía desde antes. Entonces en enero del 2011 una conocida me habló de una chica que había trabajado en la Fundación de las Madres, y fui a verla. Era una chica que al quedar embarazada fue despedida sin que se le pagara ninguna indemnización, y que se quedó en la calle. Me mostró los recibos de los sueldos que percibía y eran muy bajos. Además la obligaban a hacer unos aportes que no estaban nada claros, y a partir de ese caso comenzó la historia.

- ¿Fue fácil en aquel momento conseguir que las personas contaran lo que estaba pasando con el dinero para las viviendas sociales?

No, no lo era. Antes de las denuncias y arresto nadie quería hablar de Schoklender y si le preguntabas a Hebe por él, se enojaba. Tampoco nadie quería criticar a Hebe con el micrófono prendido, ni siquiera gente que ya no tenía nada que ver con la fundación o profesores que se habían ido de la Universidad Popular de las Madres. Había un gran silencio alrededor del tema. Pero en cuanto explota el escándalo, algunas personas comenzaron a acercarse y el teléfono comenzó a sonar cada vez más.

- ¿Cuál es la responsabilidad política de la presunta defraudación llevada adelante por Schoklender? ¿Cuánto sabía el Gobierno?

Había cosas que sabían y otras que no. De todas maneras, el desmanejo en la fundación tras la salida de Schoklender continuó y se produjeron los escándalos  por la falta de pago a los proveedores y el despido compulsivo a los trabajadores. Pero sin duda la responsabilidad política existió. El Gobierno protegió a la fundación en materia judicial, logró que el juez Oyarbide tomara a Madres como querellante de la causa en lugar de imputarla por los delitos, protegió a Alejandra, la hija de Bonafini, que está implicada en la causa por malversación de fondos y lavado de dinero. La propia Hebe de Bonafini tenía una cuenta en el exterior que no estaba declarada en la contaduría. Es decir, plata que entraba a la fundación, pero que se ponía a nombre de ella. Esto lo denunció Schoklender y fue ignorado por la Justicia.

- ¿Dónde estaba alojada y qué pasó con esa cuenta?

Estaba en la Caja de Asturias, y Hebe llegó a manejar mucha plata, por lo bajo 3 millones de euros. Fue cerrada abruptamente el 4 de octubre del 2012 tras el escándalo.

- ¿Cómo se origina esta alianza entre los Kirchner y las organizaciones de DDHH? ¿Qué objetivos persigue?

Después de la crisis del 2001, Kirchner fue muy inteligente en leer los vientos que estaban cambiando en la sociedad, y de tomar como propias las banderas de algunos referentes de organismos de derechos humanos, de movimientos sociales, de piqueteros, con los que empezó a reunirse. De esto también se había dado cuenta Adolfo Rodriguez Saá, pero bueno, duró una semana. Estela de Carlotto se reúne con Cristina Kirchner en su departamento en Recoleta y queda encandilada. Hebe, que al principio decía que Néstor Kirchner era "la misma mierda" que los otros presidentes, recibe una carta de Hugo Chávez, pidiéndole que le tenga confianza, que el tipo es de buena madera, y Hebe decide darle una oportunidad. Después, cada proyecto que encara Hebe va a ser tomado como propio por el Gobierno.

- ¿En qué consiste esta inteligencia de Kirchner?

En conseguir un escudo ético, porque no te olvides que asume con un porcentaje de votos muy bajo, y enseguida busca tener de su lado a los "buenos": artistas, periodistas insignias, controlar y ganar la calle con los líderes piqueteros, que tras su asunción dejan de realizar protestas sociales, y, por supuesto, los organismos de derechos humanos. Además hubiese sido una contradicción que un gobierno que venía a reivindicar los sueños de los 70 no se aliase con Hebe. En ese sentido, se trató de una cooptación simbólica y económica. Abuelas y Madres recibieron muchísimos más subsidios que el resto de los organismos. La Línea Fundadora de Madres prácticamente no recibe nada, y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos casi no existe.

- Si bien el kirchnerismo pudo haber usado a estos referentes para su beneficio político, ¿cómo es el caso de De Carlotto y Bonafini? ¿Creen sinceramente en el Gobierno, pesa más la adicción al poder? ¿Ignoran, por ejemplo, las actividades del matrimonio Kirchner durante la dictadura quedándose con las casas de quienes fueron perjudicados por la circular 1050?

Saben todo sobre ellos, pero no lo quieren ver, es una negación casi del orden psicológico. El único momento en el que De Carlotto se alteró en la entrevista que le hice para este libro es hablando sobre el tema. Me dijo "bueno, pero si ellos hubiesen sido lo que dice Clarín o decís vos, no hubiesen encarado una política de derechos humanos de esta envergadura. No hubiesen bajado los cuadros, o pedido perdón en nombre de la democracia". Así que de la misma manera que Néstor y Cristina decidieron reescribir su pasado y reemplazarlo por uno revolucionario, las referentes de los DDHH decidieron también olvidar que durante 20 años nunca fueron recibidas en Santa Cruz, que su policía era una de las más represivas, que no existió una secretaría de los DDHH en todo el tiempo en el que Kirchner fue gobernador allí. Se terminan las críticas al poder además, eso no existe más, y el relato kirchnerista sobre los DDHH termina siendo el relato que se impone inicialmente, engañando a gran parte de la sociedad durante muchos años.

- ¿Por qué fue tan efectivo ese engaño?

Creo que había una gran necesidad de la gente de creer en alguien, esa necesidad que existe siempre de comprar ilusiones. También fue clave la complicidad de muchos periodistas importantes, algo que obviamente sigue sucediendo, y la utilización de una gran cantidad de recursos públicos, la mayoría imposible de detectar, para sostener el engaño.

- ¿Considerás que cuando el kirchnerismo salga del poder  habrá herido de muerte a Madres y Abuelas? ¿Que al haber quedado en el medio de causas judiciales, apoyando sin medias tintas a un gobierno sospechado de corrupción y tan divisivo, los pañuelos van a quedar irreversiblemente manchados?

Creo que no, pero sí van a tener que convertirse en movimientos más ecuménicos como lo eran en un principio, y no volver a quedar pegados a un partido político. Durante muchos años, Estela y Hebe hablaron de "hacer política pero jamás partidaria". En la actualidad colocan personas de su confianza en cargos públicos, en las listas a diputados y senadores, suben a los aviones presidenciales, todo lo opuesto a eso.

- Te llevo al tema inicial antes de cerrar la entrevista, ¿cuál era la relación entre Néstor Kirchner y Schoklender?

Kirchner lo quería mucho y Schoklender también a él. En una de las primeras inauguraciones de una obra de la fundación en Ciudad Oculta en 2006, Néstor se bajó del avión presidencial y fue caminando hacia Schoklender sin saludar a ningún funcionario y lo abrazó. Pero a Cristina no le generaba la misma simpatía, no le generaba ninguna simpatía, en realidad.

- ¿Y pensás que a Schoklender, quien ya no caía tan simpático, lo hicieron caer?

Pasaron dos cosas. La primera es que cometió errores no forzados y quedó expuesto. La segunda es que ciertamente le quitaron apoyo político, le comenzaron a hacer la vida imposible dentro de la fundación. Con la excusa de la inflación y aumento de los materiales, se le dijo que no se le aumentaría la plata; primera señal. Después, ya sea por decisión política de más arriba o pedido personal de funcionarios que se le fueron acercando, como Amado Boudou o Guillermo Moreno, Hebe comenzó a destinar la plata a cosas más importantes que el plan de viviendas en un año electoral. Y entonces la fundación se convirtió en una excelente metáfora de lo que es el kirchnerismo. Durante un tiempo se hicieron algunas cosas y después el grueso de la plata comenzó a ir a mantener la militancia, los actos, la publicidad. Para retroalimentar el mito.

El libro El negocio de los derechos humanos de Luis Gasulla se presentará hoy a las 17:30 en el Salón Auditorio, 5º piso, del Edificio Anexo del Senado de la Nación. Además del autor, formarán parte de una mesa redonda el periodista Ceferino Reato, la ex diputada Silvana Giudice y el senador de la UCR por Formosa Luis Naidenoff, entre otros.