Miente que algo queda

Es importante conocer los motivos que llevan a ocultar la verdad. Pero no siempre es culpa de los mentirosos

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El cuento de Juanito y el lobo ya no asusta a nadie. El mito de Pinocho fue probado como falso. Todos mienten constantemente, es importante conocer el motivo que lleva a falsear la verdad.

La psicoanalista Gabriela Abad sostiene que mentir es una capacidad propia del hombre. Incluso, que hasta los niños adquieren esa suficiencia. La complicación surge cuando falsear se transforma en un vicio.

?Hay distintos tipos de mentira. Podemos hablar de la piadosa, de la necesaria para salir de una situación embarazosa o de la que se realiza por simple prudencia. Lejos de lo que opinarían los moralistas, la mentira puede ser usada. Incluso, a veces es necesaria. El problema es hacer de ella una práctica reiterada cuyo propósito es eludir responsabilidades para consigo y para con los otros?, reflexiona la especialista.

La terapeuta Ana Karina Sánchez, aclara que la mayoría de las personas reconoce a la verdad como un valor e intenta no mentir. El problema es que, en ocasiones, cuesta escapar de los ardides. ?Muchos sienten que decir la verdad les implicaría un conflicto con la otra persona. Entonces optan por engañarla para no pelear?, revela Sánchez.

La especialista cree que el motivo de la mentira es la víctima. Es común faltar a la verdad cuando se considera que el otro no comprendería la realidad.
Niños que no temen perder el amor paterno ante sus travesuras, adolescentes que mienten para conservar su privacidad. Existen muchos motivos para esconder la verdad. En ocasiones se hace en busca de un bien mayor.

El médico cardiólogo Adolfo Poliche confiesa que a los pacientes con enfermedades mortales, en muchos casos, se les niega la verdad. Y que no está mal que así sea.

?Depende de la psiquis del convaleciente. A algunos conviene explicarles el padecimiento. Pero hay otras personas, en cambio, que al enterarse de que sufren males incurables, se deprimen. En esos casos, los médicos optamos por la mentira piadosa. Mentimos, con el consentimiento de la familia del enfermo, para no desesperanzarlo?, describe para la Gaceta.

También la socióloga y docente de la UNT, Alicia Ugarte, encuentra algunas razones para no castigar a los infundios. ?La verdad y la mentira son construcciones sociales. Los hechos pueden ser verdaderos o falsos, depende del punto de vista desde el cual se miran.

Abad dice que hasta podríamos afirmar que la verdad es inalcanzable. ?Sólo accedemos a ella por vía de aproximaciones; todo juicio supone necesariamente un grado de falsedad?, finaliza la psicoanalista.

La mejor técnica para curar a los mentirosos es hacerles comprender que pueden confiar en la persona a la cual están engañando.

?La persona que descubre una mentira, en vez de hacer un escándalo por ello, debería procurar transmitirle confianza al otro. Aunque sea difícil fiarse de un mentiroso, hay que intentarlo porque al demostrar desconfianza sólo se consigue incrementar los engaños?, finaliza la especialista Sánchez.