El lugar fue el mismo que en 2022, el hotel Hilton; la transmisión, en cambio, la hizo el Trece, en lugar de Telefé. No hubo tanta ansiedad —la entrega reciente fue la primera con ceremonia en tres años, luego de la pandemia— y un centenar más de invitados —800 en total— participó de la fiesta para entregar por 42º vez los premios de Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentinas (Aptra).
Mariana Fabbiani y Roberto Pettinato condujeron el encuentro, que en el Boca-River de los dos canales terminó con el triunfo de Telefé, con 17 premios contra 10 del Trece.
El Martín Fierro de Oro fue para El puntero, ficción de la productora Pol-Ka: dado que su competencia directa, la serie de Juan José Campanella, El hombre de tu vida, había ganado en cinco categorías —autor, director, participación especial, actriz de reparto y cortina musical— hubo un poco de sorpresa entre los asistentes. El Martín Fierro de Platino —votación del público entre quienes ganaron el Oro antes— fue para Antonio Gasalla.
En conducción masculina ganó Marcelo Tinelli, quien además fue premiado por la producción de su programa Showmatch; en conducción femenina, Susana Giménez. En labor periodística ganaron Germán Paoloski y Florencia Etcheves. Los actores y actrices destacados esa noche fueron Julio Chávez, Mercedes Morán, Pablo Echarri, Leticia Brédice, Lito Cruz, Mónica Antonópulos, Jorgelina Aruzzi y Paula Kohan.
Los mejores programas resultaron Documentos América (periodístico), Zapping (humorístico), Carburando (deportivo), Telenoche (noticiero), MP3 (cultural), Showmatch (reality), Clase turista: el mundo según los argentinos (interés general), Minuto para ganar (entretenimiento) y SuperTorpe (infantil). En unitarios ganó Televisión por la inclusión; en miniserie, El Puntero; en telecomedia, Los únicos, y en telenovela, El elegido.
Fue una noche nublada y húmeda, como habían sido el día y la semana anterior en Buenos Aires: la ciudad estaba por cerrar una temporada prolongada de clima horrible, que llegaría a 12 días de nubes, lloviznas y niebla, completamente sin sol. El cambio climático se hacía sentir: el otoño era más cálido y pesado. Si bien son características normales de la época del año, no solían darse durante tanto tiempo.
En Mónaco el australiano Mark Webber ganaba el Gran Premio de la Fórmula 1, seguido por Nico Rosberg y Fernando Alonso, mientras en Francia empezaba Roland Garros. Allí también terminaba el Festival de Cannes, en el que Michael Haneke entraba al selecto club de los que ganaron la Palma de Oro más de una vez, aquel 27 de mayo con Amour, película interpretada por los enormes Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva. El Gran Premio fue para Matteo Garrone, por Reality, mientras que el mexicano Carlos Reygadas fue distinguido como mejor director por Post Tenebras Lux.
Mads Mikkelsen ganó en actuación masculina por The Hunt, de Thomas Vinterberg, mientras que Cristina Flutur y Cosmina Stratan compartieron la mejora actuación masculina por Beyond the Hills. El Premio del Jurado fue para The Angels’ Share, de Ken Loach, y el de Un Certain Regard para Después de Lucía, de Michel Franco.
Los gritos de Viggo Mortensen hicieron que la policía estuviera a punto de arrestarlo en el aeropuerto de Washington: a tres minutos del final, San Lorenzo se salvó del descenso con un gol que puso 3 a 2 el partido contra Newell’s y el actor cuervo se expresó con todo. Si bien faltaban tres fechas, los hinchas lloraron de la emoción porque al menos aquel domingo no sufrirían como en 1981.
Sin mercado cambiario ni actividad gubernamental, el domingo del fin de semana largo se mantuvo ligero en la política argentina. Excepto quizá por la interna de la CGT, que camino a las elecciones de conducción de julio se iba agitando. Hugo Moyano habló con la radio Brisas, de Mar del Plata, para quejarse del “papel triste de voceros que no saben qué decir” que estaban representando sus opositores “alentados por el Gobierno”.
El gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner, agregó, había producido “una distribución bastante razonable” del ingreso, “pero después se fue frenando, y esto es lo que trae la diferencia”, sintetizó su alejamiento del oficialismo. “En la última etapa fue la negación total, porque no dan respuesta y hay millones de trabajadores esperando”.
Días antes había dicho que la Casa Rosada estaba “saliendo a comprar dirigentes sindicales” y había descalificado al grupo que intentaba unirse contra él detrás de la figura de Antonio Caló, compuesto por los Gordos (Comercio, Sanidad, Luz y Fuerza), el barrionuevismo (UOM, SMATA y UTA), independientes (UPCN, UOCRA) y moyanistas arrepentidos como Omar Viviani (taxistas). “Estos muchachos que dicen que Moyano es personalista lo único que no pueden decir es que entregué a los trabajadores como hicieron ellos”, los acusó. “Hace ocho años que no aparecen en la CGT”.
Oscar Lescano (LyF) le respondió el mismo domingo: “El ya dijo que de la CGT no lo saca nadie. Eso es una actitud violenta, una actitud agresiva. Si vamos a ir a un congreso con ese pensamiento, seguro que va a ser una batalla campal”.
SEGUIR LEYENDO: