Entre las casas de los amigos y las pantallas: guía para convivir con un adolescente de vacaciones

Los meses de ocio sin clases y con los púberes en casa pueden ser un dolor de cabeza para los padres si no se establecen reglas claras a tiempo. Especialistas dieron sus recomendaciones para una convivencia pacífica de las familias este verano

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Durante los meses de verano a muchos padres se les dificulta poner límites a sus hijos adolescentes (Getty)
Durante los meses de verano a muchos padres se les dificulta poner límites a sus hijos adolescentes (Getty)

Los meses de vacaciones, sin rutinas tan estrictas como durante los meses de clases, suelen ser un tiempo de disfrute en familia, de compartir comidas sin tanto apuro, de sobremesa, y de trasnoche. Eso, hasta que los hijos llegan a la tan temida adolescencia, esa etapa de la vida en la que los vínculos con sus pares son todo lo que importa y -en paralelo- diferenciarse de mamá y papá es prioritario.

En ese momento, un “mundo paralelo” al familiar parece gestarse puertas adentro del cuarto del púber de la casa, donde generalmente reina el desorden y el caos, que acaso reflejen el estado emocional de ese ser que está dejando de ser niño para convertirse en adulto.

¿Cuál es la mejor manera entonces de convivir en vacaciones cuando muchas veces los hábitos e intereses dentro del grupo familiar se contraponen?

Pasar tiempo con la familia en vacaciones suele no ser un plan para muchos adolescentes (Getty)
Pasar tiempo con la familia en vacaciones suele no ser un plan para muchos adolescentes (Getty)

Para empezar, el doctor en Psicología y docente Flavio Calvo (MN 66.869) señaló que “las vacaciones son en sí un tiempo de disfrute, y conviene por esta razón, en primer lugar, estar más predispuesto a disfrutar que a ponerse muy estricto con reglas o normas que van a generar conflicto. Es bueno para esto, muchas veces, planificar y anticipar situaciones para que la convivencia sea realmente un tiempo agradable”.

A su turno, la médica psiquiatra infantojuvenil Andrea Abadi (MN 76.165) destacó que lo primero que los padres deberían tener en cuenta “es que los adolescentes durante el receso escolar sienten que tienen todos los derechos para hacer lo que desean en cualquier momento”. Para la directora del Departamento Infanto Juvenil de Ineco, “esto es un gran error, pero es importante que se paute con el adolescente, en un momento de calma y previamente a intentar poner un límite, por ejemplo, cuáles van a ser las reglas de convivencia durante ese período de tiempo”.

“Es necesario que se trabaje en casa cuáles son los permitidos. En general, uno intenta poner un límite cuando, por ejemplo, a altas horas de la noche el adolescente aún no se fue a dormir, pero ese ya no es el momento adecuado para hacerlo, el límite debe ser pactado con anterioridad a ello -sostuvo la especialista-. De alguna manera se debe poder trabajar para que, si no se cumplen ciertas normas, no haya determinados permisos posteriores. Lo más importante es generar un acuerdo previo al momento álgido de la noche cuando se intenta que el adolescente se vaya a dormir o de cualquier otra situación que se quiera controlar”.

Se debe intentar escucharlos, darles el espacio, y ver la manera de pasarla mejor todos juntos en vacaciones (Getty)
Se debe intentar escucharlos, darles el espacio, y ver la manera de pasarla mejor todos juntos en vacaciones (Getty)

Lorena Ruda es licenciada en Psicología (MN 44.247) y ante la consulta de Infobae analizó: “La vida del adolescente es un mundo paralelo al familiar. En general se acuestan tarde y están despiertos de noche y duermen de día. Dependiendo de las edades, cada vez van teniendo más planes nocturnos fuera de casa o más planes fuera de casa pero de día cuando la adolescencia recién empieza. Se sienten más libres, organizan sus planes casi sin consultar o pedir permiso dando por hecho que la respuesta es siempre sí. Se empiezan a sentir más seguros en la calle y eso los entusiasma. En la adolescencia estos momentos de querer compartir con pares son los más importantes, aunque se aburran prefieren salir con varios a aburrirse juntos que estar en casa sin nada para hacer”.

Y tras asegurar que “muchos tienen vida de club, se juntan en esos ámbitos y pasan horas y horas”, la especialista en maternidad y crianza resaltó que “otros se juntan a jugar a la pelota en plazas, a andar en bici, en shoppings y también hacen muchas juntadas en las casas, sobre todo de noche”. “Cada vez van aumentando las propuestas, el tiempo de la salida y las distancias”, destacó.

¿Mi casa mis reglas? Cuál es la mejor manera de ponerles límites

Durante la adolescencia, los jóvenes buscan compartir con sus pares y diferenciarse de su familia (Getty)
Durante la adolescencia, los jóvenes buscan compartir con sus pares y diferenciarse de su familia (Getty)

Para Abadi, “las reglas con los adolescentes siempre pueden ser consensuadas, no negociadas sino trabajadas de tal manera que sea un acuerdo de convivencia”.

La especialista diferenció que “antes posiblemente los adolescentes obedecían más fácilmente a las reglas de la familia, como también por ejemplo a las reglas institucionales, pero hoy en día, los jóvenes tratan de imponerse por la fuerza por lo que lo ideal es tratar de abrir el diálogo”. “Los padres deberían poder dar opciones para que el adolescente elija, como el hecho de darle a elegir entre salir un día u otro -sostuvo-. Se debe estar dispuesto a dejar que el adolescente tenga ciertas libertades, es importante que uno pueda flexibilizarse también”.

En este punto, Calvo sumó que “generalmente cuando alguien se pone rígido con las reglas, despierta la parte rebelde de la otra persona. Cuanto más estrictas sean las reglas, más presionada se sentirá la otra persona a romperlas”. “Los adolescentes están en una etapa de vida en la que les es necesario marcar su independencia, por lo que es bueno poder llegar a acuerdos con respecto a las reglas -analizó el especialista-. Y si no es posible acordar, no quedarse en el ‘lo hacés porque yo lo digo’ sino, poder compartir las razones de las decisiones tomadas”.

Y recomendó: “Es un buen recurso la ‘ilusión de alternativa’. Esto es, si se pregunta ‘¿te bañas ahora o después de cenar?’ el adolescente está tomando una decisión, pero de alguna manera el pedido de bañarse quedó hecho, sin que se sienta del todo obligado”.

Para Abadi, es clave pactar de qué manera serán las vacaciones para que todos puedan descansar (Getty)
Para Abadi, es clave pactar de qué manera serán las vacaciones para que todos puedan descansar (Getty)

Ruda consideró que “en ocasiones hay que ir evaluando cuándo amerita bajar un poco de línea. En general sentirse grandes los hace también contestar de modos inadecuados, no querer respetar ciertas reglas o tratar de ir más allá del permiso otorgado”. Y tras aclarar que “no es lo mismo un adolescente de 13 que uno de 16 o 18″, la especialista destacó: “Hay que pensar siempre de qué edad estamos hablando y qué vida van teniendo, incluso muchos ya tienen pareja y mucho tiempo de sus vacaciones lo comparten con la pareja. Pero en términos generales uno irá viendo si es necesario reformular normas, por ejemplo, si vemos que no se están respetando horarios acordados, si no hay momentos en familia compartidos, si notamos alguna conducta que nos llame la atención entonces será momento de parar y conversar”.

“Si bien es esperable y está bien que vayan teniendo su vida, autonomía e independencia, esto no es sin tener en cuenta ciertas normas de la casa, y en este punto cada casa tendrá las suyas”, agregó.

A la hora de poner límites -en opinión de Abadi- “no se debe ir al choque, se tiene que consensuar y escuchar a los adolescentes también”. “Muchas veces los adultos estamos acostumbrados a decir que las cosas son de determinada manera porque nosotros lo decimos. En general, esto provoca que los adolescentes traten de rebelarse, dado que están en una edad donde eso evolutivamente suele ocurrir -razonó-. Se debe intentar escucharlos, darles el espacio, y ver la manera de pasarla mejor todos juntos, teniendo el adolescente también su espacio para poder planificar actividades con sus amigos. Es importante aclararle que no buscamos que se quede todo el día en casa o que esté todo el tiempo con la familia. Los adultos también tienen que tener espacios solos para poder realizar cuestiones sobre las cuales los chicos no tienen interés o aquellos programas que sencillamente son de adultos”.

- ¿Qué hacer cuando sólo quieren pasar su tiempo con los amigos y evitan todo tipo de situación familiar?

Para los especialistas. la mejor manera de poner límites en la adolescencia es llegar a consensos (Getty)
Para los especialistas. la mejor manera de poner límites en la adolescencia es llegar a consensos (Getty)

- Abadi: Se trata de situaciones alrededor de las cuales no debería haber discusión. Para que puedan estar con sus amigos, se les debe explicar a los adolescentes que se necesita que también estén con los padres, porque se los extraña y/o porque es la etapa del año en la que se tiene mayor disponibilidad de tiempo para encontrarse, charlar y hacer cosas juntos.

Uno tiene que poner determinadas pautas sobre las vacaciones, se tratará que puedan adecuarse y articularse entre toda la familia, pero también hay ciertas cosas que no se deben poner en discusión. Por ejemplo, el almuerzo o la cena familiar o el cumpleaños de un abuelo. Se trata de ciertos asuntos sobre los cuales no se debatirá y en los que el adolescente sí o sí tendrá que formar parte.

- Calvo: La adolescencia es una etapa en la que se busca independizarse de la familia y buscar lazos entre sus pares. Tener amigos es algo muy positivo ya que les permite, a través de practicar roles, el paso a la edad adulta y les da apoyo emocional y social, desarrollando habilidades sociales y lazos interpersonales. Es por eso que conviene verlo como algo sano que complementa a lo que recibe en la familia y no como una competencia ante ella. Es importante que como familia se pueda observar cuáles son sus intereses.

Muchas veces el vínculo falta porque el tiempo compartido está basado en “deberías” y no en conocer los intereses del adolescente. Si se espera que ellos se acerquen, conviene que nosotros nos acerquemos a ellos.

"Tener amigos es algo muy positivo ya que les permite, a través de practicar roles, el paso a la edad adulta" (Getty)
"Tener amigos es algo muy positivo ya que les permite, a través de practicar roles, el paso a la edad adulta" (Getty)

- Ruda: Conservar momentos de encuentros familiares siempre está bueno, además de para tener un rato de intercambio, porque permitirá a los padres darse cuenta si algo les llama la atención o no de cómo está su adolescente.

Muchas veces pasa que empiezan a aburrirse en eventos familiares y ya no quieren ir. Será cuestión de cada familia marcar la importancia o no de estos eventos y cuándo se hace la excepción y cuándo no en relación a la asistencia del adolescente.

Hay que entender que van a ir en contra de la propuesta porque no es de su interés y ellos tendrán que entender que a veces los intereses entran en campo de batalla y que aún el adulto tiene la decisión en muchas cosas, claro que escuchando y empatizando con el argumento del adolescente pero no por eso cediendo siempre a favor del interés del mismo.

El dilema del tiempo de pantalla en la adolescencia

“Hoy por hoy las pantallas se han convertido en el fútbol con amigos” (Getty)
“Hoy por hoy las pantallas se han convertido en el fútbol con amigos” (Getty)

Pareciera que la adolescencia es el momento en que a los padres el control del tiempo de pantalla de sus hijos se les va de las manos.

“Juegan a la Play toda la noche cuando todos duermen, están en red con sus pares. La Play pasa a ser un lugar de encuentro como los mates en la plaza”, comenzó a describir Ruda el cuadro de situación. Y consideró: “Lo importante siempre es observar a cada uno y ver cuánto repercute esto en su vida. Estamos hablando de que son vacaciones, y que es muy poco el tiempo que los chicos tienen en el año sin horarios, sin actividades, sin obligaciones como para estar poniéndose tan rígidos”.

En ese sentido, tras destacar que “a veces están al aire libre todo el día y la pantalla es un momento más del día”, sostuvo que “es distinto -y para ocuparse y prestar atención- cuando la tecnología los aísla del mundo social y los deja encerrados en una habitación todo el día”. “En ese caso tampoco creo que la solución pase por limitar el tiempo de tecnología sino que quizá habría que pensar si hay alguna otra cosa que le esté pasando a ese chico”, opinó.

Es muy difícil hoy limitar el uso del celular, ya que la mayor parte de la socialización de un adolescente pasa por las redes y los medios sociales, de todas maneras, el uso excesivo del celular tiene consecuencias sobre la salud, por lo que es conveniente poner estos límites -aportó Calvo-. Lo más productivo en esto es trazar acuerdos de horarios de uso. Por ejemplo, no es sano utilizarlos por la noche porque afectan la calidad del sueño, que es algo muy necesario en la adolescencia”.

Más que limitar el tiempo frente a las pantallas, los especialistas llaman a observar si el adolescente "usa" la tecnología para evadir la vida social (Getty)
Más que limitar el tiempo frente a las pantallas, los especialistas llaman a observar si el adolescente "usa" la tecnología para evadir la vida social (Getty)

Y agregó: “Resulta importante para llegar a esos acuerdos saber dar el ejemplo. Hay padres que exigen a los adolescentes no usar el celular, pero ellos lo usan en momentos de la cena, o en tiempos de familia, con la excusa del trabajo, u otras, lo que se convierte en una incongruencia que limita la sana respuesta del adolescente”.

Con él coincidió Abadi, para quien “es difícil actualmente limitar el uso de pantalla porque todos, adolescentes y adultos, están de alguna manera cautivos de la tecnología”. “Muchas veces los adultos, bajo el pretexto de que se trata de una cuestión laboral, también utilizamos constantemente las pantallas -aportó-. La primera forma de limitar esta situación es plantear que en la mesa no se debe estar con pantallas, como por ejemplo, que se comerá sin mirar la televisión. Los adultos también debemos imponernos estas cuestiones, ya que los jóvenes deberían aprender con nuestro ejemplo”.

Sin embargo, reconoció que “hoy por hoy las pantallas se han convertido en el fútbol con amigos”. Y finalizó: “Algunos han mutado de encontrarse en la plaza a tomar mate a reunirse a través del chat. Se debe tener en claro qué es lo que lleva a que un adolescente esté solamente ensimismado con las pantallas. Cuando están de vacaciones, se puede plantear que las pantallas aparezcan cuando ya es de noche o cuando no se puede ir a la playa, o al club o la colonia”.

Con todo, y sabiendo que cada familia tiene sus particularidades y sus modos singulares de criar, todo indica que tanto en la niñez como en la adolescencia habrá madres y padres más exigentes, más controladores, más miedosos y otros más liberales y relajados. Lo ideal, siempre, es intentar lograr el equilibrio, y saber que “el diálogo siempre es el mejor aliado para apaciguar las batallas que puedan presentarse”, según Ruda. Tal vez no evita los enojos, pero siempre, seguro, aliviará la tensión.

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