A diez años del Oscar, Juan José Campanella y Eduardo Sacheri revelaron el detrás de escena de “El secreto de sus ojos”

El director y el guionista de la película protagonizada por Ricardo Darín, dialogaron en el marco del ciclo Homenaje al Cine Argentino realizado por Amigos de la Universidad de Tel Aviv

Compartir
Compartir articulo
Juan José Campanella y Eduardo Sacheri
Juan José Campanella y Eduardo Sacheri

En el año 2010, El secreto de sus ojos recibió el Premio Oscar de la Academia de Hollywood como Mejor Película en lengua no inglesa. Y el país entero celebró. El film de Juan José Campanella, estaba basado en la novela de Eduardo Sacheri, La pregunta de sus ojos. Pero claro: el proceso para que el libro original del escritor se convirtiera en lo que el director tenía en su cabeza para los personajes encarnados por Ricardo Darín (Benjamín Espósito), Soledad Villamil (Irene Méndez Hastings), Guillermo Francella (Pablo Sandoval) y Pablo Rago (Ricardo Morales) no fue nada fácil.

Pues bien, a diez años de aquel logro y después de haber recibido el saludo grabado de Darín, quien por encontrarse en una zona sin Internet no pudo sumarse a la charla virtual, Campanella y Sacheri participaron este martes del Homenaje al Cine Argentino realizado por Amigos de la Universidad de Tel Aviv. Y, en diálogo con la periodista Mariana Mactas, quien ofició de coordinadora, revelaron detalles desconocidos del proceso de filmación de la película.

¿Qué impacto tuvo el éxito de este largometraje para el cine argentino? “Influencia dentro de la industria, no sé si ha tenido. Pero cuando pasa una cosa así, durante un tiempo relativamente corto hay una expectativa con respecto a la producción de esa nación. Se hacen retrospectivas. Y ahora, por ejemplo, la gente busca en la web las películas de esos directores y de esos actores. Pero, a diez años, no creo que haya influencia”, se sinceró Campanella.

Sacheri, en tanto, reconoció que el film cambió drásticamente su vida. “No sé el impacto que pueda o no haber tenido la película dentro de la cinematografía nacional. Lo que sí puedo decir, es que en mi propia carrera literaria, el éxito de El secreto fue absolutamente importante”, explicó. Y remarcó que,antes de llegar al Oscar, el film había conseguido arraigarse en la sociedad, lo que hizo que el premio fuera “muy festivo”.

En ese sentido, Campanella ratificó: “Había una expectativa tremenda en la gente. Al otro día, me encontré en Youtube con un montón de personas que se habían filmado en el momento de la entrega, festejando hasta con vuvuzelas”.

"El secreto de sus ojos" se alzó con el Premio Oscar en 2010
"El secreto de sus ojos" se alzó con el Premio Oscar en 2010

Pero, ¿cómo empezó todo? Sacheri contó que había conocido a Campanella en 2004, antes de que él publicara la que fue su primera novela, ya que el director estaba interesado en unos de sus cuentos. Y que en ningún momento le comentó que estaba escribiendo un libro. “De hecho, El Secreto se publicó en 2005 y Juan lo encontró de casualidad. El se enamoró de esa historia y después vino con la idea de hacer una película”, dijo.

El escritor reconoció que, como lector, Campanella le había dado su propio significado a la historia. Y que entre los dos tuvieron que ir trabajándola para poder llevarla a la pantalla grande, con una mezcla de policial, romance y época. ”Recuerdo que Juan quiso, en la multiplicidad de facetas que tiene la película, que la dotáramos de una cosa de género más fuerte. Y eso le hizo muy bien”, señaló.

En ese sentido Campanella, explicó que su desafío era pasar del “mecanismo de relojería” que tiene la resolución de un crimen, al romance de personajes que representaban al común de la sociedad. “Lo describí como un cine negro protagonizado por italianos. Y llevamos la historia de amor al pasado”, explicó.

 Ricardo Darín y Soledad Villamil en una escena de la película (Télam)
Ricardo Darín y Soledad Villamil en una escena de la película (Télam)

Y luego reconoció que lo más virtuoso del trabajo de Sacheri fue darle forma al personaje de Francella, a quien él en un momento quiso eliminar de la historia. “Al hacer protagonistas a Irene y Espósito, él quedaba como un gracioso que estaba en la oficina. Pero Eduardo estaba muy encariñado con ese papel, que estaba basado en alguien real. De hecho, toda la gente que trabaja en Tribunales lo comenta como un empleado típico. Y fue así como surgió el sacrificio de Sandoval, que tampoco estaba en la novela”, explicó.

¿Cómo se le ocurrió convocar a Francella para ese rol? “Los personajes de Ricardo y Soledad ya los tenía en la cabeza, porque se cumplían diez años desde que habían hecho El mismo amor, la misma lluvia. Y habíamos pensado en Eduardo Blanco, pero iba a ser muy repetitivo. Entonces me puse a repasar todos los grandes actores que hay en Argentina y el casting no me generaba una excitación, porque iba a parar en los siete u ocho nombres de siempre. Además, nosotros pensábamos que la película iba a ser muy difícil comercialmente y queríamos ayudarla en ese sentido”, explicó Campanella.

Y luego detalló que, así como había visto el potencial de Darín en un capítulo Mi cuñado, lo mismo le pasó con Francella. “Me gusta trabajar con gente que viene de la comedia. Le pedí a Axel Kuschevatzky una foto de él y le empezamos a hacer photoshop para probar un montón de estilos años ochenta: afro, con barba, sin barba...Hasta que llegamos al look de Eduardo Angeloz, el candidato a presidente radical, con los anteojos y el pelo tal cual. Todo esto sin que Guillermo supiera. Cuando vi la foto se la mostré a Eduardo y le dije: ‘Este es Sandoval’”, contó.

Guillermo Francella como Sandoval, junto a Darín
Guillermo Francella como Sandoval, junto a Darín

El director relató que, cuando finalmente convocó a Francella y le dijo que le tenían que cambiar el look, el actor miró la imagen suya trucada y “se quedó duro”, “¿De dónde sacaste esa foto? Es mi viejo”, contó que le dijo el actor, que así terminó con una antigua disputa que mantenía con su hermano por saber cuál de los dos se parecía más a su padre.

La filmación duró siete semanas, más una toma aérea del estadio de Huracán. Y pasaron diez días filmando la mitad de la película en Tribunales. ¿Si Sacheri pudo estar presente? “Pregunté si me iban a dejar, y me dejaron”, contó a modo de reconocimiento a la amplitud del director. Y reconoció que su presencia hizo que se volvieran a revisar algunas partes de los guiones. “Hubo que cambiar unos diálogos del encuentro en el campo entre los personajes de Rago y Darín. Lo definimos en una cena de fin de rodaje. Juan me dijo: ‘Si lo tenés escrito para mañana arrancamos por ahí’. Así que me quedé toda la noche y lo hicimos”, contó.

Y luego recordó un día que llegó cuando el rodaje estaba empezado y ya se había terminado la escena en la que el personaje de Rago le muestra las fotos de su mujer al de Darín e individualizan al posible responsable de su asesinato. “El viudo pregunta: ‘¿Cuándo lo agarremos a este tipo qué condena le corresponde?’. Y Ricardo le contesta: ‘Homicidio calificado con violación, perpetua´. Pero en la toma original decía ‘cadena perpetua’. Y yo, con la experiencia que tengo en tribunales, le dije que nadie en el juzgado utiliza el término ‘cadena perpetua’. Otro me dice: ‘Bancátela’. Pero Juan dijo: ‘Hagámosla de nuevo’”, contó Sacheri.

Pablo Rago en una de las tomas del film
Pablo Rago en una de las tomas del film

“Había dos elementos muy importantes. Uno es que esa frase tenía musicalidad y que se correspondía con la del final, cuando Rago le dice: ‘Usted me dijo perpetua’. Y la otra es que hay algo que a mi me preocupa mucho en todos los ámbitos y es la realidad de cómo habla y cómo actúa la gente que estoy describiendo en la vida real”, agregó entonces Campanella.

Y, a modo de ejemplo de su exigencia, el director contó que hizo hasta lo imposible por conseguir el papelito del terrón de azúcar verde y azul de 1975 que se usó en una de las tomas. “Fui hasta la fábrica, que ya había cambiado de dueño mil veces. Y me venían con uno azul que era diferente. Hasta que lo conseguí gracias a un coleccionista de Uruguay”, explicó.

Aunque aseguró que “el partido de Metegol fue el mejor filmado de la historia del cine”, Campanella reconoció no ser muy futbolero. ¿Cómo llegó la pasión por la Academia a ser parte de la película, siendo que no aparecía en la novela original?

En el libro, la detención del sospechoso se da en un tren, pero Juan me dijo que quería que la hiciéramos en una cancha de fútbol. ¡Nada que ver! Caminaba de un lado para el otro de la oficina y me decía que, visualmente, se la imaginaba así. Pero no había nada en la novela que nos llevara a un estadio. Yo dije: ‘Enloqueció’. Pero confieso que quedó hermosa la escena”, relató Sacheri.

Darín y Francella en la cancha de Huracán durante un partido contra Racing
Darín y Francella en la cancha de Huracán durante un partido contra Racing

Campanella explicó que para este tipo de argumentos se utilizan mucho los vicios, pero que ellos decidieron apostar a la “pasión”. “De hecho, en los últimos años han atrapado a más de 300 delincuentes en canchas de fútbol, inspirados en la película”, dijo. Y explicó que la escena tenía que ver con la energía que quería darle a la historia. “Cuando el escribano experto en Racing al que va a ver Francella va cantando la formación del equipo, en los dos últimos nombres tiene una pequeña duda según el guión, pero en los cines los fanáticos de la Academia le gritaban los nombres correctos”, contó.

El director, que remarcó que en aquellos años los planteles no cambiaban tanto como ahora, cometió el grosero error de decir: “Como Maradona que jugó en Boca y en River”. Y Sacheri no se la dejó pasar. “Dejame que te proteja, Campanella. Lo dejo hablar cinco minutos de fútbol y ya lo metió a Maradona en River…”, dijo el escritor en tono jocoso. Pero ambos reconocieron que, más que darle un toque argentino, el hecho de sumar al fútbol a la película le dio un carácter “universal”.

Sin embargo, confesaron que ninguno imaginaba el éxito que iba a tener este film. “La vimos varias veces antes de la Avant Première. Y, aún así, teníamos muchos nervios. Me acuerdo que nos encontramos en un pasillo, con un centenar de personas viéndola en una sala de Palermo, y nos miramos con cara de : ‘¿Qué pasará con esta película?‘”, confesó Sacheri. Y Campanella concluyó: “No esperábamos para nada esto”.

SEGUÍ LEYENDO