Tarde de juegos para padre e hija. Anita, con una sonrisa traviesa y ojos llenos de curiosidad, señalaba objetos con la clásica frase del juego “Veo, veo”, mientras Roberto García Moritán la miraba con atención. Cada descripción que la pequeña llevaba a su padre a mirar alrededor buscando ese detalle especial que ella había escogido. A veces acertaba, y otras, fingía confusión. “¿Será ese cuadro de colores? “, y Anita , entre risas y gestos, le daba pistas o negaba con la cabeza hasta que su padre adivinaba.
A lo largo de la comida, los camareros pasaban y observaban la escena con una sonrisa, contagiados por el ambiente de alegría y ternura que emanaban padre e hija. Cada risa de Anita , cada respuesta divertida de Roberto, creaban un lazo invisible que llenaba el espacio de un calor familiar especial. No era un simple almuerzo; era una tarde donde el juego y la risa lograron que el tiempo se detuviera, dejando una estampa que ambos recordarán, no por el menú, sino por los momentos compartidos, las sonrisas intercambiadas y esa cercanía que hacía de cada instante algo valioso.
El juego de “veo veo” es conocido por incentivar el desarrollo de la observación y el lenguaje en los niños, permitiéndoles interactuar con su entorno de manera creativa. Para Roberto, quien se encuentra en estos días en el ojo público, disfruta de estos momentos con su hija, que representan una pausa en su vida diaria. En medio de sus compromisos, compartir un almuerzo relajado y lleno de risas junto a Anita subraya el valor que le da a su rol como padre. Además, esta escena familiar refleja la importancia de construir recuerdos compartidos, en los que la presencia y atención de los padres juegan un papel crucial.
El empresario muestra frecuentemente en redes sociales su cariño y admiración por Ana, dejando en claro que, para él, la paternidad es un rol que implica dedicación constante y que se construye con detalles, afecto y tiempo compartido.
Los encuentros de Anita con su abuela
Recientemente, mientras Pampita disfruta de su viaje a Europa, Roberto García Moritán aprovecha para dedicarle tiempo exclusivo a Ana en Buenos Aires, acompañado también de su madre, Lucila Fernández Llanos. Durante esta salida familiar a un conocido restaurante de la ciudad, Roberto demostró su papel activo y afectuoso como padre. Este tipo de encuentros no solo se presentan como cenas ocasionales, sino como instancias clave donde él busca fomentar valores, afecto y presencia en la vida de su hija.
En uno de los momentos más destacados de la noche, Anita y su abuela compartieron la lectura de un cuento infantil que captó la atención de ambas, mientras Roberto observaba la escena con ternura. Este instante reflejó no solo el vínculo cercano de Anita con su abuela, sino también el esfuerzo de García Moritán por crear un ambiente familiar unido, donde los lazos se refuerzan en cada oportunidad. Para Roberto, estas situaciones representan una manera de construir una relación sólida y cercana con su hija, que a través de pequeños gestos cotidianos, le permite estar presente y ser parte activa en su crecimiento.