El regreso a la infancia: las carreras de autitos de plástico soplado que reúnen a grandes y chicos en Córdoba

Este domingo 17 de diciembre, en Capilla del Monte, se festejarán los 11 años de una competencia maravillosa, la de autitos de plástico. Ricardo Baquel y Ariel Luna, dos fanáticos de la actividad y organizadores del evento, cuentan los secretos de esta “vuelta a la niñez” que asombró, entre otros, al boxeador Maravilla Martínez y al exárbitro Héctor Baldassi

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Un competidor arroja el autito en el circuito que armaron en Capilla del Monte
Un competidor arroja el autito en el circuito que armaron en Capilla del Monte

Los que peinan algunas canas recuerdan bien a los autitos de plástico soplado, rellenos con masilla y con una cucharita incrustada delante para balancearlos. Con ellos, los niños pasaban horas jugando. Después llegaron los controles remotos, luego los videogames, y aquel juego compartido con amigos parecía que sólo vivía en el terreno de la nostalgia. Pues no. Ricardo Baquel tiene 52 años, vive en Capilla del Monte, en Córdoba, y además de conservar uno de aquellos juguetes como reliquia, participa de las carreras de autos soplados que allí se hacen y organizan junto a Ariel Luna. Pero este fenómeno se replica en todo el país, y hasta existen organizaciones como el C.A.P.S (Club Autos Plástico Soplado) que aglutinan a los fanáticos.

Este domingo 17 de diciembre se cumplen 11 años del regreso de estas competencias barriales en Capilla del Monte, que llegan a reunir 200 autitos de varias categorías, con un reglamento estricto y un veedor que lo hace cumplir en cada carrera. Y para celebrarlo, organizaron un encuentro el día del aniversario, a las 15 horas, en la plazoleta del Barrio Las Flores, de Capilla, el mismo lugar donde Ricardo, de chico, corría esos autitos con su papá, Oscar.

Maravilla Martínez con un autito de plástico soplado en su mano junto a Ricardo y su hijo Santino
Maravilla Martínez con un autito de plástico soplado en su mano junto a Ricardo y su hijo Santino

Hoy es un grandote de barba, pero no abandonó su pasión: “Voy a cumplir 52 años, cuando tenía 4 o 5 empecé a con estos autos junto a mi papá. Corríamos por un senderito que se trazaba acá en el barrio, para no tener que ir tirando el auto alrededor de toda la manzana”, recuerda Ricardo. Cuando creció, mientras trabajaba haciendo pozos negros o de agua a cielo abierto junto a Oscar, no olvidó esa herencia, y por su amor al automovilismo comenzó a rastrear los autitos soplados que podía, sobre todo los que se asemejaban a los Ford Falcon, los Chevrolet y los Torino del Turismo Carretera, su categoría favorita. Empezó a tunearlos como aquellos que piloteaban sus ídolos, como Matías Rossi, el Pato Silva, el de Johnny de Benedictis o el de Pincho Castellanos. Y, como se los pedían, arrancó con la venta.

Héctor "La Coneja" Baldassi, exárbitro de fútbol cordobés, se enamoró de la actividad
Héctor "La Coneja" Baldassi, exárbitro de fútbol cordobés, se enamoró de la actividad

“No debe haber nadie a quien no le haya vendido alguno por acá… Después los mejoré: les hice chasis, conseguía gomas de alpargatas o goma eva para cubrir las ruedas de atrás, que eran rulemanes o ruedas de skate, y para las de adelante, cámaras de camión o camioneta que cortaba: a estas las llamamos fileteadas. Y se prensan con plástico y una arandela para que quede armado. A veces cubrimos la rueda con varias capas de cámaras, porque el reglamento lo permite, así andan más los autos. Antes se le ponía masilla. Pero ahora, con la estructura que lleva -la chapa, el ruleman-, ya va con peso. El reglamento dice que se puede tener autos de hasta 2,300 kilos de peso. Yo tengo dosde 2,070 y uno de 2,100 kilos”, cuenta alguno de sus secretos. Y enumera sus joyas: “Llegamos a tener 200 autos corriendo en varias categorías: el TC con Fordo, Chevrolet y Torino; otra de Peugeot 206; otra donde entraban el Fitito, el Escarabajo y la Cupecita del TC 47…”

Un Fitito preparado para correr
Un Fitito preparado para correr

“Esto es todo Industria Argentina, los traíamos de una fábrica en Buenos Aires. Antes había más, pero después se empezaron a hacer autitos con plástico inyectado, más duro”, explica. El método de soplado es sencillo: se inyecta aire caliente en el interior de un tubo plástico, que se expande y adopta la forma del molde. Con el mismo se hacen, por ejemplo, los bidones. En Mercado Libre, los precios de los autitos tienen una enorme variación: hay desde 3.000 pesos hasta dos Torinos de la fábrica Nugil que cotizan a 80.000 mil. Otros, como el que tiene Ariel Luna, tienen un valor sentimental que no se atreve a traducir en dinero: “Tengo un Valiant que tiene 60 años y era del doctor Julio Gómez, que le salvó la vida al corredor finlandés Ari Vatanen en el 85 en el rally Mundial. La mamá de él me curaba el empacho cuando era chico. Cuando empecé con esto, me acordé del auto, contacté a los hijos y un día me lo trajeron a casa. Hace unas semanas se lo di a Ricardo, que le sacó la pintura roja que tenía y lo dejó natural, como era. No debe hacer un autito más antiguo que ese”.

A Luna se le ocurrió lanzar un circuito provincial, que se va a plasmar el próximo año por varias ciudades de Córdoba, para recuperar un juego que comparten padres e hijos. “Esto se va a trabajar porque es lo más inclusivo que hay. Además acá en Córdoba se le da impulso desde el gobierno a la economía circular, que se basa en el reciclaje. Va a ser un boom”.

La colección de autitos soplados de carrera del equipo Santino, de Ricardo Baquel, de Capilla del Monte, Córdoba

“Nosotros también lo hacemos para incentivar a los chicos a salir de la calle. Y le damos una mano a mucha gente que necesita de la solidaridad por alguna enfermedad, por ejemplo, porque esto es sin fines de lucro”, aclara Ricardo, que se entusiasma: “Lo bueno es que se sumó mucha gente, la inclusión social que se da es muy linda. En las carreras se junta el rico, el pobre, el que quiere correr viene. Tengo fotos con Maravilla Martínez, que estuvo en Capilla, vino la Coneja Baldassi, Gabriel Ponce de León, estuvimos en los boxes de Matías Rossi…”, señala Ricardo.

Con mucha concentración, el hombre busca el mejor ángulo para tirar el auto
Con mucha concentración, el hombre busca el mejor ángulo para tirar el auto

Él también puede dar fe que la familia se une en esta actividad. Baquel recorre distintas ciudades con un camion que lleva seis autitos -y se negó a vender a pesar que recibió jugosos ofrecimientos- y el resto de su colección, un equipo de competición que lleva el nombre de su hijo, mayor, Santino: “Mi mujer, Lorena, corre también, salió campeona entre las mujeres, pero compite sin problemas contra cualquier hombre. Y mis dos hijos se prendieron. Santi, que tiene 12, está entrando en apoyo escolar y cuando voy los compañeritos empiezan a gritar ‘ahí viene el papá de Santi, el hombre que juega con los autitos soplados’. Él tenía autos a control remoto, de colección, pero le doy uno soplado y se queda todo el día. Y a India, que tiene 4, le armé una Renault 12 rural familiar. Y ahora tiene una cupecita Ford del TC 47. Le gusta y es fan de Johnnito de Benedectis, que a su auto le dicen Pamperito. Sabés la satisfacción que te da que se emocione el grande, el chico… Me llena el alma, me hace regresar a mi infancia”.

Un Valiant que tiene 60 años y pertenece a Ariel Luna. Es uno de los autitos más antiguos que existen
Un Valiant que tiene 60 años y pertenece a Ariel Luna. Es uno de los autitos más antiguos que existen

Ahora, el circuito donde este domingo 17 competirán, se aggiornó. “Tenemos una parte que es pavimento y otra que es tierra. Y se le hacen saltos, túneles, chicanas, curvas, le buscamos alguna complicación para trabar un poco la cosa, porque hay autos que uno que tenga fuerza, si lo tira bien, puede hacer unos cien metros seguro…”, asegura Ricardo, que cada vez que apunta con el autito y lo arroja con sus manos, vuelve a tener “4 o 5 años” y siente que vuelve a jugar con su papá.