Meteorología del Fin del Mundo: el desafío de reunir todos los datos del clima desde que empezó a medirse

“Queremos reconstruir la circulación atmosférica sobre la tierra”, dice Pablo Canziani, responsable argentino del Proyecto ACRE. “Sabemos que en el país hay muchísimas observaciones en manos de instituciones nacionales, provinciales y municipales, y de particulares”, dice y llama a todos a colaborar

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Faro San Juan de Salvamento, Isla de los Estados
Faro San Juan de Salvamento, Isla de los Estados

El 2 de noviembre se lanzó el sitio web Meteororum ad Extremum Terra (MET - Meteorología del Fin del Mundo), para ciencia ciudadana y como parte integral del proyecto de investigación ACRE ARGENTINA (recuperación de datos meteorológicos). Para entender bien de qué se trata Infobae dialogó con Pablo Canziani, doctor en Ciencias Físicas (UBA), Investigador Principal del CONICET, miembro fundador del Movimiento Laudato Si (antes Movimiento Católico Mundial por el Clima), miembro de número de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente e integrante del equipo de autores del 4to Informe del IPCC, entre otros.

— ¿En qué consiste el proyecto ACRE?

— ACRE es un proyecto de recuperación de datos meteorológicos desde el momento en el que comenzaron a medirse hasta la actualidad, con lo cual se trata de la reconstrucción de la circulación atmosférica sobre la tierra. La idea básica es poder recuperar toda la información meteorológica diaria y horaria que exista en el planeta tierra y que se viene midiendo sistemáticamente y de manera creciente en todo el planeta desde el siglo XIX. El proyecto busca crear una base de datos completa, con información de todos los países del mundo que participan, por lo que existen diferentes filiales del proyecto en el mundo. En Argentina, la sede se encuentra en la UTN-FRBA (Universidad Tecnológica Nacional-Facultad Regional Buenos Aires).

— ¿Quién o quiénes lo financian?

— El programa internacional está respaldado y financiado por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la Organización Internacional de Recuperación de Información Ambiental (IEDRO), la Comisión Oceanográfica Intergubernamental y Citizen Science Alliance. Lo integran, entre otros, organizaciones, universidades y centros de investigación de muchísimos países: NOAA (EEUU), Royal Meteorological Office (Reino Unido), Meteo France (Francia), China Meteorological Administration (China), Deutscher Wetterdienst (Alemania), University of Colorado (USA), Universidad de Lisboa, University of Cape Town (Sudáfrica), King´s College (Reino Unido), Universidad de Chile, ETH (Zurich), por sólo nombrar algunos.

Pablo Canziani
Pablo Canziani

— ¿Cómo funciona esto en Argentina?

— La filial ACRE Argentina está coordinada desde la Unidad de Investigación y Desarrollo de las Ingenierías, UTN-FRBA y CONICET, y cuenta con el apoyo y se lleva adelante en convenio con la Armada Argentina a través de su Servicio Meteorológico (SMARA), Servicio de Hidrografía Naval. Además, ACRE AR interactúa con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Además de recuperar los datos a lo largo y lo ancho del mundo, ACRE promueve actividades de investigación climática y del cambio climático, el desarrollo de productos de reanálisis, o sea modelos dinámico-estadísticos de la circulación atmosférica en superficie diarios o cada 6 horas desde el año 1850. Además, promueve investigaciones en la historia de las ciencias de la atmósfera.

— Entonces, ¿ya en el siglo XIX había observaciones meteorológicas sistemáticas?

— En efecto, uno de los registros de datos meteorológicos diarios más largos del planeta corresponde a la ciudad de Bergen, Noruega, que guarda datos desde mediados del siglo XVIII. Recientemente, en Italia, se han descubierto observaciones diarias de presión realizadas en Florencia en la época de Galileo y Torriccelli (siglo XVII). Islandia cuenta con registros meteorológicos sistemáticos desde fines de los años 1840, Ciudad del Cabo (Sudáfrica) tiene observaciones a partir de 1835 aproximadamente, al igual que Sydney (Australia). El precursor de la Organización Meteorológica Mundial, la Organización Meteorológica Internacional (OMI), tiene sus orígenes en Viena, durante el 1º Congreso Meteorológico Mundial de 1873, donde se determina su creación con el fin de promover el intercambio de datos y la colaboración entre países. Se trata de uno de los primeros organismos internacionales que, en 2023, cumplirá 150 años.

Directivos y especialistas del programa ACRE Internacional, entre ellos: el director del Servicio Meteorológico de la Armada, Capitán de Corbeta Lic. Scardilli, el director del museo naval Fragata Sarmiento y el equipo de ACRE Argentina
Directivos y especialistas del programa ACRE Internacional, entre ellos: el director del Servicio Meteorológico de la Armada, Capitán de Corbeta Lic. Scardilli, el director del museo naval Fragata Sarmiento y el equipo de ACRE Argentina

— ¿Y en la Argentina cómo se desarrolló la meteorología?

— Las primeras observaciones conocidas para la Ciudad de Buenos Aires corresponden a los meses de agosto y septiembre de 1801. Los jesuitas en Córdoba quizás pudieron haber realizado mediciones meteorológicas durante el siglo XVIII. Manuel Moreno, hermano de Mariano Moreno, llevó adelante observaciones meteorológicas en su casa durante varios años a principios de la década de 1820. Después hubo mediciones en distintos períodos. A partir de 1853 comienzan las observaciones sistemáticas en la Ciudad de Buenos Aires, en varios sitios, por ejemplo, en los predios del Colegio Nacional Buenos Aires, a cargo de su Rector. El diario mendocino El Iris Argentino habría publicado datos del estado del tiempo en 1816. Se dice que San Martín mandó realizar observaciones meteorológicas en la zona y también en la Cordillera durante la planificación del Cruce de los Andes. Tucumán (1856) y Bahía Blanca (1860) fueron, después de Buenos Aires, las primeras ciudades argentinas con observaciones sistemáticas. El reverendo Thomas Bridges comenzó a realizar mediciones sistemáticas en cercanías de Ushuaia en 1876. Para 1900 Argentina contaba con más de 40 de estaciones meteorológicas. Y, a partir de 1904, comenzó a operar la primera base antártica permanente en la historia de la humanidad: Base Orcadas. Esta base desde entonces cuenta con la serie de observaciones meteorológicas más largas del mundo, ya que las demás bases antárticas comenzaron a operar a partir de 1948 o mucho más tarde.

Córdoba. Primeros registros climáticos
Córdoba. Primeros registros climáticos

— ¿Cuándo se creó el actual Servicio Meteorológico Nacional?

— Argentina fue el tercer país del mundo en contar con un Servicio Meteorológico Nacional (SMN), detrás de Hungría y Estados Unidos. El precursor del SMN fue la Oficina Meteorológica Argentina, creada por ley del Congreso Nacional, cuyo proyecto fue redactado por Nicolás Avellaneda, a instancias del presidente Domingo Faustino Sarmiento el 4 de octubre de 1872. Su sede se estableció en Córdoba. Estamos pues entrando en el año del 150 aniversario del SMN.

— ¿Qué tipo de información se busca recuperar?

— Buscamos observaciones de registros de temperatura, humedad y presión, y si es posible cobertura nubosa y viento de diferentes fuentes. En el caso de Argentina no solo se busca la información que se encuentre en poder de particulares a lo largo del país, sino también digitalizar la que acopió el antecesor del SMN, la Oficina Meteorológica Argentina (OMA), y las observaciones marinas de la Armada Argentina y las empresas navieras, las cuales siguieron el modelo británico desarrollado por Fitz-Roy, capitán del HMS Beagle, en el que Darwin comenzó a desarrollar la Teoría de la Evolución, y precursor del pronóstico meteorológico, que obligaba a todos los buques a registrar por lo menos la temperatura de la atmósfera, del agua, la presión barométrica y la precipitación, una vez por hora. Sabemos que en Argentina hay muchísimas observaciones en manos de diversas instituciones nacionales, provinciales y municipales, así como en manos particulares. Es clave recuperarlas antes que se pierdan o destruyan los documentos originales para generar una base de datos integral con la mayor cobertura temporal y espacial posible. Se trata de un importante patrimonio científico y cultural, que tiene implicancias en nuestro presente y sobre todo nuestro futuro.

— ¿Cómo es el proceso de recuperación de datos?

— El volumen de información es tan grande que el proyecto se divide en dos ejes principales. El primero consiste en fotografiar o escanear cada documento disponible donde constan los registros históricos. El segundo eje —y más demandante— consiste en ordenar el material, chequear que las imágenes tengan la calidad necesaria y separar el texto de la planilla de datos para realizar el proceso de digitalización. La Oficina Meteorológica Argentina generó Anales de la Meteorología Argentina de 1878 a 1912, de los cuales hemos rastreado algunos en la biblioteca del Ministerio de Educación. Fotografiar página por página un volumen de esta colección, cuyo tamaño es el de tres guías de teléfono, nos llevó una tarde. Es un trabajo muy minucioso.

Anales de la Oficina Meteorológica Nacional
Anales de la Oficina Meteorológica Nacional

— ¿Cómo se lleva a cabo la digitalización?

— Debido a la gran cantidad de información que existe hemos creado en la plataforma Zooniverse.com de ciencia ciudadana el proyecto Meteororum ad ExtremumTerrae. A través de la plataforma se puede recorrer parte de la historia y relevancia de estos datos junto con la necesidad de recuperarlos. Además, se ha desarrollado un software específico para digitalizar cada uno de los registros de los libros, de forma ágil y segura. La página es de acceso público y gratuito, y tiene como fin convocar a voluntarios que contribuyan a la reconstrucción de esa parte de nuestra historia y ciencia del clima. Esperamos que los voluntarios, como ciudadanos científicos, puedan integrar este proyecto colaborativo y ayudarnos a que el proceso de digitalización sea más rápido. Por otro lado, es importante que la sociedad tome contacto no sólo con los datos sino también con nuestra historia y con la importancia de recrear el clima, especialmente en un contexto de cambio climático.

— ¿Por qué es importante recuperar los datos meteorológicos?

— Este esfuerzo internacional es fundamental por varias razones. Acá estamos hablando de relevancia científica, cultural, social y económica. Claramente recuperar datos meteorológicos es esencial para comprender el funcionamiento del sistema climático, aportando información para extender los análisis de formas de variabilidad y tendencias del clima. El clima es un valor cultural, social y económico. Las tradiciones y costumbres de los pueblos, las formas de producir, en particular alimentos, se asocian con la dinámica del clima en donde se desarrollan las actividades de una sociedad. El grueso de la economía argentina, sea por la actividad agropecuaria, sea por el turismo, depende fuertemente del clima. Además es hora de que tomemos conciencia de que nuestra vida depende principal y esencialmente de la biosfera, siendo el clima uno de sus componentes. En el proceso de recuperación de datos durante periodos históricos específicos, tanto en la Primera Guerra Mundial como en la Segunda, surge información de interés para comprender ciertos episodios. Por ejemplo, la recuperación y análisis de datos registrados antes y durante batallas históricas como Waterloo (1815) o Passchendaele (Ypres, 1917) permitieron entender ciertas acciones y eventos que parecían carecer de sentido. Estudios recientes han demostrado que la disponibilidad de información meteorológica confiable por parte de los Aliados fue una de las armas más poderosas para garantizar el éxito del desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944, iniciando el principio del fin de la tiranía nazi. Hoy existe una rama de la climatología que trabaja con historiadores y sociólogos para comprender mejor los procesos históricos como la desaparición de civilizaciones o hitos históricos como la Revolución Francesa o la Revolución Bolchevique en Rusia. Vemos entonces que la información meteorológica también tiene relevancia histórica.

La base argentina en las Orcadas
La base argentina en las Orcadas

— ¿Entonces, podemos decir que ACRE Argentina es más que un proyecto científico?

— Claramente el clima es una parte esencial de nuestra vida y de nuestro devenir. Somos clima-dependientes. Un proyecto de estas características, esencialmente colaborativo y de largo plazo, puede servir para recuperar nuestra historia, nuestra cultura educativa y, por qué no, mejorar nuestra relación con la naturaleza y entre nosotros mismos. Argentina tiene una triste relación con el cuidado de nuestro patrimonio histórico y cultural. ACRE Argentina es un pequeño aporte para reconstruir e integrar el país. En este contexto nos parece importante colaborar con instituciones educativas, particularmente de nivel secundario y terciario y universitario, para desarrollar proyectos interdisciplinares, tanto en la digitalización de los datos como propone la página de web de ACRE Argentina, así como posibles análisis conjuntos de las series recuperadas. También es importante la colaboración para rastrear posibles documentos y fuentes de datos en distintos puntos del país. Se trata de un esfuerzo de características netamente comunitarias.

— ¿Cómo se vincula esto con el Cambio climático?

— Los datos recuperados permitirán conocer la evolución del clima con más certeza y, a través de esos registros, se podrá analizar cuándo hubo cambios de tendencias, en qué magnitud y por qué. Los modelos de cambio climático deben ser ajustados con observaciones del pasado, a nivel regional para poder validarlos y así utilizarlos para estimar escenarios o situaciones futuras. El cambio climático es un problema global, pero muchas de las soluciones y medidas de prevención son locales y regionales. Y lo que sirve en una zona puede no servir en otra, inclusive hasta ser dañino o peligroso. Las soluciones deben ser ecosistémicas, o sea acordes con las condiciones de los ecosistemas, ambientes y culturas locales y regionales. No hay soluciones llave en mano. No hay otro camino. Por eso la recuperación de datos climáticos, ambientales y socio-económicos es esencial y hasta urgente. Aquí ofrecemos trabajar con la parte climática.

— ¿Cuáles serían las especificidades argentinas, por ejemplo?

— Pensemos que la República Argentina es un país surgido de inmigrantes, criollos y de la fusión con culturas locales. Hemos combinado prácticas ancestrales, de los criollos y de los inmigrantes. Surgieron actividades económicas como la vitivinicultura, producción de frutales en zonas originalmente no aptas como el Alto Valle y Cuyo. No se suponía que esas actividades pudieran desarrollarse como lo hicieron lentamente a lo largo de más de 100 años, con trabajo y mucha paciencia. La adaptación y desarrollo de la vid, de los frutales, de nuevas formas de agricultura y ganadería demuestran y señalan caminos para el futuro de nuestra adaptación frente al Cambio Climático. Durante las recurrentes inundaciones en la pampa húmeda, la mayoría de los terraplenes, vías y puentes del ferrocarril suelen quedar por encima de las aguas, pese a que muchas de estas estructuras datan de fines del siglo XIX y principios del siglo XX. ¿Se preguntaron por qué será? La verdad es que contaron con las observaciones de la Oficina Meteorológica Argentina, realizaron análisis de variabilidad y cálculo de riesgo, y en base a eso, una planificación y construcción adaptada a la situación y posibles eventos extremos dentro de una estimación que superaba razonablemente los eventos de riesgos que ya habían ocurrido. O sea: se aplicaron criterios ingenieriles reconociendo el entorno donde se iban a desarrollar las obras. Eventos más recientes como la tristemente recordada inundación de la Ciudad de La Plata, en 2012, nos muestran qué pasa cuando no se presta adecuada atención a la información climática. Para todo esto ello necesitamos datos, información, en fin: lo que estamos proponiendo. Como dice la doctora Gabriela Lakkis [N. de la R: doctora en Física UBA, especialista en Física de la Atmósfera]: “Entender el pasado es la única forma de que, junto con el presente, podamos planear y construir el futuro de la mejor manera posible diseñando políticas de adaptación y de mitigación más eficaces y exitosas”.

[Los interesados en participar como voluntarios y ciudadanos científicos pueden consultar en este correo: acreargentina@gmail.com]

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