Solidaridad 2.0: “matchean” asesores profesionales con comerciantes para ayudarlos a vender online durante la pandemia

Con la finalidad de evitar más cierres en medio de la crisis, jóvenes argentinos generaron una red de voluntarios que asesora a emprendedores de todo el país en redes sociales, marketing y más áreas. Los conectan a partir de una plataforma y así ya asistieron a 300 comerciantes.

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El proyecto conecta voluntarios con distintos conocimientos con comerciantes que atraviesan dificultades a raíz de la pandemia y la cuarentena.
El proyecto conecta voluntarios con distintos conocimientos con comerciantes que atraviesan dificultades a raíz de la pandemia y la cuarentena.

Antes de que el nuevo coronavirus se convirtiera en pandemia, Vanesa Acosta, Licenciada en Administración de 28 años, se encontraba en la India. Si alguien le anticipaba un precipitado regreso con cuarentena incluida, no lo hubiera creído. Pero la sorpresa fue doble. Septiembre del 2020 la encuentra como cofundadora de una red de voluntarios vinculados al marketing digital, estrategia de negocios, comunicación, diseño, entre otras especialidades, que asesoran a comerciantes de todo el país para ayudarlos a sobrellevar la crisis. Una historia positiva y esperanzadora en un año inédito.

“Ya en cuarentena, aislada de mi familia y de mi novio porque volvía de un viaje, me puse a pensar cómo podía aportar mi granito de arena. Mi papá es comerciante y me pareció que ellos iban a ser uno de los principales damnificados, la gente con locales a la calle”, cuenta. Vanesa, junto a Eugenio Scafati, de 22 años y estudiante de Licenciatura en Analítica Empresarial y Social, planificaron y convirtieron intenciones en hechos: replicaron una iniciativa que conocidos habían implementado en Uruguay, “Salimos Codo a Codo”.

Eugenio invitó al proyecto a amigos y ex compañeros del colegio con quienes tenían “ganas de hacer, de aportar”. Los fundadores de la versión argentina de la propuesta finalmente fueron: Vanesa, Eugenio, Matías Salzman, Matías Kahl y Juan Manuel Otero. Aglutinaron más de 550 voluntarios registrados que ayudaron a unos 300 emprendedores, materializando una gran comunidad solidaria.

Pero, ¿cómo lo hacen?

El anglicismo “matchear” se asocia frecuentemente a las apps de citas. Sin embargo, durante el diálogo con Infobae, en boca de los protagonistas y su lenguaje 2.0, describirá otro tipo de conexión. Afirman que la plataforma une o “matchea” a profesionales con los comerciantes que se encuentran en dificultades y demandan sus habilidades.

"Con mis amigos teníamos ganas de emprender y ayudar. Surgió la idea y dijimos "vamos a intentarlo", afirma Eugenio.
"Con mis amigos teníamos ganas de emprender y ayudar. Surgió la idea y dijimos "vamos a intentarlo", afirma Eugenio.

La dinámica es muy sencilla. Tanto los negocios que desean recibir ayuda como aquellas personas que quieren ser voluntarios se registran en una página web. Los voluntarios encuentran un formulario que completan con sus datos personales, conocimientos, el link de su perfil de LinkedIn (opcional) y en el que mencionan en qué podrían cooperar puntualmente. En el caso de los emprendedores, manifiestan qué desafíos afrontan en la actualidad y cuál es su requerimiento. Un equipo de gestión evalúa los potenciales “matches” en función de las capacidades del voluntario y las necesidades declaradas por el negocio.

La idea es que ambos puedan pensar juntos estrategias que les permitan a los comerciantes continuar trabajando y brindar sus productos y servicios de forma remota.

Originalmente la búsqueda se orientaba a profesionales en marketing digital, estrategia de negocios, comunicación y diseño con ganas de aportar. La vocación solidaria amplió los rubros.
Originalmente la búsqueda se orientaba a profesionales en marketing digital, estrategia de negocios, comunicación y diseño con ganas de aportar. La vocación solidaria amplió los rubros.

“Al comenzar pensábamos: ‘peor que se sumen pocos es que se sumen muchos y no poder satisfacer los pedidos’. Entonces la difusión fue muy controlada, primero por grupos de WhatsApp y después fuimos incorporando redes sociales. Rápidamente vimos que había necesidades”, explica Eugenio. Y remarca: “El grueso de voluntarios eran personas con herramientas digitales. Pero había muchos que no sabían de redes y nos escribían para sumarse. Aparecieron psiquiatras, psicólogos, abogados, gente de finanzas, logística, que simplemente buscan ayudar a alguien”.

Vanesa agrega: “Nos sorprendió mucho. Se acercó gente que por ejemplo estudió Coaching Ontológico y nos decía: ‘No sé de e-commerce pero sí sé que hay gente que la está pasando mal y quiero dar una mano’. Es lo que se vive un poco en nuestro país, en los malos momentos se demuestra solidaridad. También tuvimos comerciantes que al mismo tiempo se anotaban como voluntarios. Querían recibir ayuda pero también darla de alguna manera”.

La propuesta superó las expectativas de los jóvenes y la ayuda llegó a rubros que no estaban en los planes originales. “En muchos casos había que hacer una gran transformación y repensar el modelo de negocio. Era probable que alguien que hace masajes no entendiera cómo manejar apropiadamente una red social podía ayudarlo, pero el panorama se fue ampliando”, aseguran los entrevistados. A su vez, los comerciantes empezaron a asistirse entre ellos, y el fenómeno se “federalizó”, se extendió en todo el país.

Daniel, en Capital Federal, logró empezar a vender las joyas que antes distribuía en los comercios por una tienda virtual. Lo mismo sucedió con Lourdes, de Corrientes, y su negocio de gastronomía vegana. Anahí, de los Altos Valles de Potrerillos, Mendoza, encontró en Instagram una forma de exhibir sus artesanías frente al cierre de las ferias de la zona. Christian, de Aldo Bonzi, provincia de Buenos Aires, envía mensajes agradeciendo a diario a los fundadores: “Esto sigue en pie gracias a ustedes”, les dice. Empezó a vender online sus accesorios para motos, un know how que desconocía hasta ser asesorado, en su caso, por tres voluntarios: un Licenciado en Administración, otro en Sistemas y un diseñador gráfico.

En una crisis de tal magnitud, con miles de persianas que no vuelven a levantarse y trabajadores que pierden su empleo, los gestos y las buenas intenciones tienen un valor extra. Vanesa afirma que “una de las mayores satisfacciones es ayudar a sacar a flote emprendimientos familiares con muchos años. Nos encontramos con negocios que nos contaban que pertenecían a la tercera generación de una familia y se resistían a cerrar. Cuando te das cuenta que podés ayudarlos, con toda la carga emocional que esto implica, es cuando entendés que estás generando impacto”.

Dos testimonios y la misma clave: adaptarse y reconvertirse

Federico Guarino vive en la zona oeste del Gran Buenos Aires y es voluntario. Su profesión no está relacionada con las redes sociales o la comunicación. Es Ingeniero Industrial. No obstante, no dudó en sumarse cuando Vanesa, a quien conocía de la Universidad Nacional de La Matanza, lo convocó.

Integra el equipo de gestión, es uno de los que enlaza a los voluntarios con quienes los necesitan. “A mí me gusta ayudar en lo que puedo y cada uno aporta desde su lugar, me parece que ese es el camino para salir adelante, se arman redes muy interesantes”, comenta.

Y reflexiona: “Hay profesionales muy buenos que los negocios de barrio tal vez no podrían contratar, y ellos terminan aportando de manera gratuita lo que saben. Ver esta cantidad de voluntarios con tanta energía, tan empáticos con los comerciantes y la situación, te deja una gran enseñanza. Es muy valioso ver cómo se forman equipos para enfrentar la situación”.

Eduardo Colombo es uno de los comerciantes que reconvirtió su negocio. El proyecto ya benefició gratuitamente a más de 300 emprendedores.
Eduardo Colombo es uno de los comerciantes que reconvirtió su negocio. El proyecto ya benefició gratuitamente a más de 300 emprendedores.

Por su parte, Eduardo Colombo también es del oeste, de Haedo, pero su rol es el inverso. Es uno de los que recibió apoyo. Administra un pub con diez años de historia en la localidad. Como para tantos locales, la pandemia y el confinamiento decretado en Argentina el 20 de marzo, podía significar un golpe de knock out.

Consultado por Infobae cuenta que lo contactaron con una especialista en marketing que se encontraba en Italia. “Yo necesitaba a alguien que me ayudara a pensar desde otro lado el comercio, tenía que apuntar al trabajo en la cocina, al delivery. Leía un montón de cosas de la ‘nueva normalidad’ y eran todas preguntas, necesitaba una mirada desde afuera. Eso es lo que conseguí, me generó nuevas maneras de buscarle una vuelta”, subraya.

“Me había quedado sin Community Manager, tenía que hacerme cargo de todo y ella empezó a ver mis redes y me aportó los lineamientos para ir modificando lo que tenía”, continúa. Y confiesa: “Si no me hubieran dado esta mano vería todo más negro aún. El miedo persiste, pero nos reinventamos. Cambiamos la carta, la manera de mostrarnos, la imagen se orientaba hacia los tragos, la noche y le dimos una vuelta de tuerca. En mi caso la mirada externa, el sentirse acompañado, fue fundamental, y no sentimos la misma contención desde otras áreas”.

Los fundadores de la versión argentina de "Salimos Codo a Codo": Eugenio Scafati, Juan Manuel Otero, Vanesa Acosta, Matias Salzman y Matias Kahl.
Los fundadores de la versión argentina de "Salimos Codo a Codo": Eugenio Scafati, Juan Manuel Otero, Vanesa Acosta, Matias Salzman y Matias Kahl.

Paulatinamente “Salimos Codo a Codo” generó alianzas con cámaras de comercios, otras organizaciones e inclusive institutos. Así, por ejemplo, desde el proyecto consiguieron becas de estudio para que los interesados tengan más herramientas en el duro camino de salir a flote. Eduardo aprovechó la oportunidad. Tanto él como uno de sus empleados se capacitarán en marketing.

Con las diferentes flexibilizaciones de la cuarentena muchos comercios empezaron a abrir sus puertas. ¿Qué será de la iniciativa? Según sus fundadores, “mientras haya alguien con ganas de ayudar y alguien que necesite ayuda, los vamos a poner en contacto, no hay razón para no hacerlo. Y si en algún ya no es necesario, nos gustaría destacar a nuestros voluntarios y que desde la plataforma cualquier persona que quiera contar con sus servicios pueda ubicarlos. Es una forma de destacar a aquellos que tanto se esforzaron y hasta asesoraron a una gran cantidad de personas a la vez”.

Las consecuencias negativas y los números en rojo de la pandemia están a la vista. En medio de la incertidumbre, un dato alentador: cada vez más muestras de solidaridad saltan a la superficie, se buscan, se encuentran, o se “matchean”, y dan batalla en un contexto por demás esquivo.

Para más información sobre el proyecto: www.salimoscodoacodo.com, o en su cuenta de Instagram @salimoscodoacodo.arg.

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