
Alejandra Aguirre (50) fue toda su vida enfermera, pero cuando sintió que esa etapa de su vida se había terminado, dejó todo y se animó a trabajar de lo que verdaderamente le apasionaba: quería ser conductora de camiones. Con un papá mecánico, un hermano mayor camionero, tres hijos y cinco nietos, hace ya cuatro años que Alejandra agarró el volante y no lo soltó nunca más.
Virginia Melchor (28) vivió prácticamente toda su vida en la cabina de un camión. Principalmente acompañando a su padre conductor, pero también por la influencia de su hermano y de su tía, que también lo son. "Una familia de camioneros", la define a Infobae. Pero fue su marido, que también pertenece al ámbito del transporte, el que la impulsó a subirse al asiento del conductor y hace más de 10 años que su vida son los camiones.
Como Alejandra y Virgina, según ellas, hay muchas. Sin embargo, aunque es cierto que no son los únicos dos casos, las conductoras mujeres son significativamente muchas menos en comparación con los conductores. En un rubro predominantemente masculino ellas, y todas las mujeres que hicieron de los camiones su pasión, luchan porque cada vez sean más las que se animen y rompan la creencia de que "no van a poder".
A nivel nacional, solo el 27% de las licencias de conducir pertenecen a mujeres, un número que, si bien crece un poco todos los años, sigue siendo bajo; en el caso de las licencias para transporte de carga, las mujeres representan menos del 0,7%.

"Lo que más me fascina de ser camionera es poder transportar nuestros productos argentinos a otros países o entre provincias. Me encanta saber que llevo productos para que otra gente los consuma, me gusta ser esa pieza fundamental", dice Alejandra. "A mí lo que más me gusta de ser camionera es justamente eso, ser una mujer en un camión", agrega Virginia.
Alejandra, que es del barrio porteño de Mataderos, ya transportó de todo y recorrió casi todas las rutas nacionales. Tuvo que llevar materias primas desde distintos puntos del país a Tierra del Fuego y también los productos tecnológicos terminados a casas de electrónica de toda Argentina. Manejó camiones con contenedores hacía distintas provincias y países limítrofes, con camiones cargados desde tabaco hasta limón. "Los tachos", dice ella.
Sin embargo, a pesar de su experiencia, ahora hace un año que está sin trabajo fijo, después de que la empresa donde estaba despidiera cerca de 300 empleados.
"Cuesta mucho porque las empresas todavía te cierran las puertas. He trabajado esporádicamente en otros lugares pero las condiciones laborales no eran óptimas y me terminé yendo", cuenta. "Llevás el currículum y te dicen que no toman mujeres. ¿La explicación? Que la casa se reserva el derecho de admisión".

Virginia, que es de Mendoza pero hace ya un año que vive en Barracas, maneja camiones desde los 18. "Mi papá nunca esperó que siendo una mujer, y ya de grande, yo decidiera ser una profesional del transporte", dice. "Pero él me enseñó todo lo que sé. No del volante, sino de la ética, la moral y la cultura de los conductores. Mi marido me dio lo que me faltaba, que era el volante. Pero el culpable de esto es mi papá", bromea.
Cuando empezó hizo transporte de cargas generales y también de sustancias peligrosas. Recorrió prácticamente toda la Argentina y se dedicó un tiempo a hacer tramos internacionales, principalmente hacia Chile, en viajes donde debía estar de 20 a 30 días lejos de su casa. "También manejé cinco años camiones semirremolque", agrega.
Ahora decidió alejarse de las rutas y trabaja como instructora de una empresa de transporte que forma a los conductores del Ceamse en Capital Federal.
"Mi papá es bastante de pensar que la mujer tiene que estar en la casa, con los hijos, pero cuando le dicen 'tu hija es conductora de camiones' siempre contesta 'no, bueno, pero mi hija es otra cosa'", se ríe Virginia. "Tuvo que digerir mi decisión y sufrió mucho cuando empecé a hacer recorrido internacional. Pero así como le costó que me fuera también le costó cuando lo dejé".

Respecto a la pregunta recurrente de si el oficio de ser camionera es incompatible con la maternidad, Virgina es tajante: "Es un problema de ambos géneros. Tengo también muchos compañeros que se alejaron de las rutas para estar con sus hijos. Por suerte hay muchos rubros, no solo internacionales, sino también locales, que te permiten estar más cerca de tu casa y tu familia".
A pesar de que admite que muchas veces surgen obstáculos, en su caso no sólo por ser joven sino también por ser mujer, Virginia invita a que más mujeres se animen a ponerse al volante de un camión. "De afuera parece más difícil de lo que es desde adentro. Todas piensan que es un ambiente machista pero yo creo que no lo es", destaca. "Es un trabajo duro tanto para una mujer como para un hombre. Yo siempre los consulto y me dejo ayudar, pero creo que tenemos mucho para aprender mutuamente y eso hay que aprovecharlo".
"De 10 compañeros por ahí uno habla tonterías, pero no se le da importancia y listo", coincide Alejandra. "Yo prefiero tener buena onda con los 9 y dejar al otro que quede al costado. El machista quiere eso, que haya un conflicto y se arme lío, pero conmigo no lo van a conseguir", asegura y se ríe a carcajadas.
Virginia es ahora la embajadora del programa "Conductoras", que impulsa la empresa de camiones Scania. Esta semana, la compañía lanzó una convocatoria, que se extenderá por un mes y culminará con la realización de un examen, para luego becar a las 12 mejores aspirantes, que podrán realizar el curso de Conductora Profesional en la Fundación Profesional para el Transporte, de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (FADEEAC).
Lo que resta, además de que más conductoras se larguen al transporte de cargas, es que las rutas, los puertos y los pasos fronterizos -los puntos con mayor movimiento y presencia de camiones- mejoren su infraestructura para garantizar que tanto hombres como mujeres tengan desde lugares seguros donde parar a dormir hasta baños que contemplen sus necesidades. Hoy muchas de ellas deben programar sus recorridos en función de las instalaciones disponibles. Atentas a esto, a través de páginas de Facebook y chats grupales de WhatsApp, las mujeres camioneras del país se conectan, comparten experiencias y consejos para hacer más amena su labor y sentirse un poco menos solas.
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