Apoyo o mimetización con Milei, el dilema que por ahora polariza al PRO en un momento bisagra del gobierno

El show del Luna Park, el conflicto con España y la avanzada en el PRO bonaerense alteraron los ánimos. Pelea sin retorno entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich. “El Jefe” como declaración de guerra. Versiones por los posibles cambios de gabinete

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Javier Milei
Javier Milei

De “Jefe” en “Jefe”. Así se dirime la interna del PRO por la calidad del vínculo con el gobierno de Javier Milei y el posicionamiento público del partido que Mauricio Macri volvió a presidir de manera oficial para intentar que no termine de ser fagocitado por La Libertad Avanza.

Una cosa es apoyar y otra es mimetizarte. La disciplina partidaria le da consistencia a los partidos que perduran en el tiempo”, escribió en sus redes el jueves por la mañana, horas después del show de Milei en el Luna Park, la directora de la consultora Casa Tres, Mora Jozami, una analista muy cercana a Macri que lideró el departamento de opinión pública junto a Jaime Durán Barba desde los inicios del PRO y durante los cuatro años del gobierno de Cambiemos.

Buena parte de la dirigencia de la extinta coalición de Juntos por el Cambio, pero en especial del PRO, se siente atraída por el gobierno, en un escenario de depuración del espacio de centroderecha. Según uno de los últimos estudios de Casa Tres, 8 de cada 10 de los votantes de JxC en el 2023 apoyan hoy al presidente, y el estado de ánimo respecto a las políticas oficiales por parte de ese electorado es muy similar al de los de La Libertad Avanza de acuerdo al Índice de Irascibilidad Social (IDI) de esa consultora, que mide el grado de apoyo o rechazo a lo largo del tiempo.

En ese contexto, la figura de Milei es una tentación.

El miércoles por la noche, el dilema de hasta dónde apoyar o mimetizarse con el jefe de Estado alcanzó el extremo en el seno del PRO por la presentación musical que éste encabezó en el Luna Park, una puesta en escena extravagante y reprochable, según buena parte de la oposición, que Macri siguió -¿azorado?- por televisión. Es probable que al ex presidente, que cantó disfrazado de Freddie Mercuri en su casamiento en Tandil y que tuvo que ser atendido de urgencia por el doctor Jorge Lemus cuando en medio del show se atoró con el bigote postizo, le hubiera gustado en su mandato tener la suficiente audacia para aplicar un programa de ajuste como el actual, llegar a estos niveles de recesión económicos –el mismo día del musical, el INDEC publicó el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) con una caída interanual de la actividad del 8,4% en marzo- y contar con el suficiente sostén del humor social como para correr por el escenario del mítico estadio de la calle Bouchard y que, al día siguiente, el país se despertara como si nada.

Pero más allá de la proyección en la que pudiera haberse reflejado esa noche, el ex presidente arrastra diferencias sustanciales con el sistema de toma de decisiones de Milei y con la eficiencia de la gestión diaria que el propio Presidente puso en duda el jueves, cuando anunció que dejaba a todo su gabinete “bajo análisis” por la dilación en la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal.

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Para Macri, ver a Cristian Ritondo entre los asistentes al Luna Park no fue una escena para nada simpática. También estuvieron Diego Santilli, Hernán Lombardi o Alejandro Finochiaro, entre otros, pero el vínculo entre el ex mandatario y el jefe del bloque del PRO en Diputados es distinto al del resto: el ex jefe de Estado insistió con fuerza para que Ritondo se quedara con la presidencia de la Cámara baja, una operación fallida que dejó secuelas. Una versión de fuentes partidarias dio cuenta de que Macri había pedido horas antes de la presentación musical especialmente al jefe de bloque, invitado por Martín Menem, que no asistiera al evento. “Nosotros no somos el gobierno”, habría sido el mensaje, según trascendió de fuentes macristas. Según confiaron las mismas fuentes, Ritondo habría desoído el pedido, excusado, en teoría, por la invitación de Menem. Pero fue uno de los que pidió disculpas, según trascendió. No fue el caso de algunos otros.

El diputado llegó acompañado al Luna Park por su colega Santilli, decididamente mimetizado con el proyecto libertario. La presencia del “Colorado” provocó un revuelo en el grupo de WhatsApp del PRO de la provincia de Buenos Aires, muy activo por estas horas. Santilli ensayó alguna explicación. Él sí respalda a Milei públicamente desde hace meses incluso con más pasión que muchos de los legisladores de La Libertad Avanza, convencido del cambio de época. Fuentes oficiales aseguraron que el diputado pidió conocer a Karina Milei, la decisiva secretaria General de la Presidencia, “El Jefe”, a sabiendas de que la hermana del mandatario tiene tanto o más poder que él y que integra el “triángulo de hierro”, como definió el Presidente a la triada que conforma junto a ella y Santiago Caputo, el influyente estratega. Santilli se sumó así a la extensísima lista de personas que espera por tener un encuentro con la funcionaria.

Santiago Caputo y Karina Milei
Santiago Caputo y Karina Milei

Pero el jueves por la tarde, menos de 24 horas después del show del Luna Park, legisladores y dirigentes del PRO bonaerense volvieron a reavivar la pelea interna entre Macri y Patricia Bullrich: ahí sí no hay medias tintas. Es a todo o nada.

Por la oficina que Ritondo tiene sobre la avenida Rivadavia, en el Congreso, desfiló una veintena de dirigentes de la mesa provincial del partido -24 de un total de 33- que renunciaron y dejaron acéfala la conducción en manos de la legisladora Daniela Reich, pareja del intendente Diego Valenzuela, alineadísimo con Bullrich, también mimetizado, como ella, con el presidente. Macri, el otro “Jefe”, convalidó la maniobra, una declaración de guerra directa a la ministra de Seguridad. Una escribana y apoderados partidarios certificaron la jugada.

¿El motivo? El acto que Bullrich y Valenzuela encabezaron el fin de semana pasado con Sebastián Pareja, el armado de LLA en territorio bonaerense, para avanzar en una coalición conjunta. “Todo muy fuerte”, reaccionó uno de los diputados que este jueves pegó el portazo. Ese diputado, muy cercano a Macri, está convencido que es momento de blanquear quién está de un lado y quién del otro: “El resultado seguro nos achicaría, pero también nos enfrentaría con la realidad que se está tratando de evitar”, explicó.

Pero no fue todo: el ex presidente se ocupó de que quede bien claro que él había estado detrás de la movida. Este viernes, varios de esos dirigentes lo visitaron en sus oficinas de la zona norte del Gran Buenos Aires. “Con EL JEFE”, escribió en X la diputada Florencia De Sensi, bonaerense, muy cercana al jefe del bloque del PRO en la Cámara baja cuya presencia se reflejaba en un cuadro, detrás de escena. Una devolución de favores a Damián Arabia, de la mesa chica de Bullrich, que la semana pasada subió a sus redes una selfie junto a Karina Milei con la leyenda “El Jefe”, un día después de que Macri asumiera oficialmente la presidencia del PRO en un zoom exprés que duró menos de veinte minutos.

En la tarde de ayer, Ritondo y algunos dirigentes provinciales emitieron declaraciones muy duras en redes contra Bullrich, sin mencionarla. Sincronizadas. El diputado Martín Yeza fue de los más directos: “Sin conocer al Presidente más que por sus entrevistas, no me imagino que logre confiar nunca en personas que traicionan a los que les dieron toda la confianza posible”, escribió en redes. No le hizo aclarar quién era la destinataria.

Macri está cada día más incómodo. Necesita todo el tiempo revalidar su jefatura. Para él, la última semana fue reveladora. El conflicto diplomático con el gobierno de España -no estuvo de acuerdo con la estrategia del Presidente-, el show en el Luna Park y los evidentes traspiés en la gestión de Milei ratificaron su fastidio con el rumbo de la gestión. A pesar de su debilidad: en las encuestas todavía arrastra una imagen negativa mucho mayor a la positiva, y son muchos los dirigentes del PRO que creen que el partido que volvió a presidir tiene certificado de defunción. “Está con respirador artificial”, dijo estos días un viejo colaborador macrista. El presidente del PRO quiere revivir al paciente.

A Macri no le gusta el gabinete. Pero menos le agrada no influir como quisiera, ya no en primeras líneas, si no en segundas y terceras. Llegó a reunirse en Olivos con la secretaria General y con Nicolás Posse, el jefe de Gabinete que tiene un pie fuera del gobierno -ayer ni se saludó con Milei en el Tédeum en la Catedral Metropolitana-, para conversar sobre ese tema puntual. También con el estratega Caputo, en su casa de Acassuso. Con ninguno de los tres tuvo éxito.

¿El dilema de apoyar o mimetizarse con el gobierno puede cambiar en el corto plazo a una diferenciación por parte del sector macrista del PRO con el proyecto libertario?

Florencia De Sensi con Mauricio Macri
Florencia De Sensi con Mauricio Macri

Hasta ahora, Macri envió señales clarísimas de su colaboración para que la Ley Bases sea sancionada por el Congreso. Por eso suspendió el acto que había previsto para su asunción como presidente del PRO, en Vicente López, y definió que era más conveniente realizarlo breve y por zoom. Para evitar alguna crítica solapada al Ejecutivo y que eso termine por dinamitar los puentes.

Por el contrario, la ministra de Seguridad tiene un lugar destacado dentro del proyecto libertario. En las últimas 96 horas estuvo más activa que de costumbre. “Acelerada”, la definió alguien de su entorno en medio de las especulaciones sobre un eventual desembarco en la Jefatura de Gabinete, un movimiento que desde sus propias filas dejaron trascender en los últimos meses. En privado, Bullrich dice que no le interesa. Pero no oculta un notorio malestar con Posse. Según fuentes internas, por el fanatismo que el funcionario adquirió con áreas sensibles del gobierno.

A diferencia de Macri, la ministra de Seguridad está fascinada con Milei. Ató su destino –tal vez se trate de su last dance en la función pública- a la suerte del Presidente, se mimetizó a tal punto con Milei que cada vez que la menciona se deshace en elogios, divertido por la comparación con la exaltación que hace de la figura de Macri. Del ex presidente rescata su condición y el vínculo personal, pero no mucho más. El funcionamiento de esos tres vínculos cruzados quedó al desnudo en la noche de la cena de la Fundación Libertad, el mes pasado, cuando Milei y Macri se saludaron con un tibio abrazo después de meses de no cruzarse públicamente y con la certeza de la atención que existía en el círculo rojo en la previa sobre ese encuentro. Minutos después, el presidente y la ministra de Seguridad se saludaron muy efusivamente.

La tensión entre Macri y Bullrich por la vinculación y el apoyo al gobierno es irreversible.

La semana pasada existió además otro síntoma del desorden interno cuando Cecilia Moreau pidió rechazar los dichos del secretario de Culto, Francisco Sánchez, que se despachó contra el matrimonio igualitario, el aborto, los homosexuales y los divorciados. Silvia Lospennato y María Eugenia Vidal se plegaron a la votación, a pesar de que Bullrich, a través de Silvana Giudici, había pedido votar en contra de la moción.

El Secretario de Culto Francisco Sánchez habló en el acto Europa Viva 2024
El Secretario de Culto Francisco Sánchez habló en el acto Europa Viva 2024

Pero Mauricio Macri no es el único que está desorientado con este proceso histórico. También su primo Jorge, el jefe de Gobierno porteño, que, a diferencia de sus antecesores, debe lidiar ya no solo con sus propios defectos de gestión sino con un presidente indescifrable en términos políticos y de administración del Estado, y deficiente, según fuentes porteñas, en la resolución de los problemas que comprometen a los intereses de la Ciudad. “Es el no gobierno”, explicaron fastidiados cerca del ex intendente de Vicente López.

El caso más paradigmático es de la coparticipación: Luis “Toto” Caputo aún no acata el fallo de la Corte Suprema que le ordenó al Estado nacional restituirle el 2,95% de los fondos que Alberto Fernández podó durante la pandemia y bajó al 1,4%. No hay ningún indicio que aventure que en junio vaya a saldarse esa disputa. Fue el plazo que pusieron las autoridades porteñas y que, en teoría, convalidó Caputo en la última reunión con el jefe de Gobierno y Néstor Grindetti. La caída en la recaudación empieza a preocupar, y es probable que Jorge Macri envíe públicamente en estos días algunas señales más nítidas de esa preocupación. Hay voces que indican que debería avanzar en el máximo tribunal en el pedido de embargo de las cuentas nacionales. Pero eso sí sería una disputa mucho más seria. Lo cierto es que el ministro de Economía no respondió los últimos mensajes enviados por la cúpula porteña.

Al jefe de Gobierno, la presencia de Santilli en el show del Luna Park lo molestó aún más por esta disputa judicial: es momento de empezar a mostrar, dicen, caras más largas, a pesar de que este sábado el jefe de la Ciudad y el Presidente se abrazon efusivos en el Tédeum. Santilli no se despeina. En las últimas horas, su nombre circuló incluso en la danza de nombres para incorporarse al gobierno una vez que culmine el proceso de revisión anunciado por Milei. Pero en el “triángulo de hierro” de Casa Rosada hay dudas por Santilli. No es puro, ni del riñón. En ese aspecto, Bullrich corre con ventaja. O Eduardo “Lule” Menem.

De todos modos, se esperan más cambios en el gabinete. Hay trascendidos cada vez más notorios en otros ministerios. Justicia y Salud, por ejemplo. En el primer caso, el poder real de la cartera lo ostenta Sebastián Amerio, el secretario de Justicia de Mariano Cúneo Libarona. Es el representante del área en el Consejo de la Magistratura, un lugar que había pedido en su momento Macri. Responde directamente al asesor Caputo. En el caso de Salud, cuando la especialista María Cecilia Loccisano, ex pareja de Jorge Triaca, asumió hace casi un mes la administración del ministerio, lo hizo bajo la promesa de tener en poco tiempo un puesto más relevante. Al menos, eso aseguraron cerca de la mujer. En Salud lo desmienten.

Pero si Macri está incómodo, su primo preocupado y Bullrich extasiada por su simbiosis con Milei, Horacio Rodríguez Larreta, por caso, goza, en ese sentido, de la libertad del llano político después de haber perdido la interna con la ministra de Seguridad. El ex jefe de Gobierno teje escenarios con Martín Lousteau y con un grupo de dirigentes, algunos del peronismo, que cultivan la moderación política. Hace algunos días, el ex jefe de la Ciudad conversó durante una hora en un bar sobre la avenida Libertador con Juan “Juanchi” Zabaleta, el ex intendente de Hurlingham, otro liberado por la derrota que pergeña jugadas con dirigentes del PJ bonaerense contra la conducción de La Cámpora mientras regentea su taller mecánico.

Para ellos no hay apoyo ni mimetización. Cuentan con una ventaja: tienen menos para perder que el resto.

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