En Perú, la religión católica ocupa un lugar central en la vida social y cultural. El 64% de la población peruana se identifica como católica, según una encuesta reciente del IEP (Instituto de Estudios Peruanos), lo que influye en la percepción y práctica de diversos valores y normas morales, incluidos aquellos relacionados con la sexualidad. En este contexto, términos como celibato y abstinencia sexual suelen asociarse con los miembros de la Iglesia católica, especialmente sacerdotes y religiosas. Sin embargo, a pesar de que se emplean frecuentemente como sinónimos, existen diferencias claras en su significado y aplicación. Comprender estas diferencias resulta importante para evitar confusiones y para entender cómo impactan en la vida de quienes optan por alguna de estas prácticas.
El celibato
El celibato es una decisión de vida que implica la renuncia al matrimonio y a las relaciones sexuales. Se trata de un compromiso a largo plazo, generalmente asumido por motivos religiosos o espirituales, como ocurre con los sacerdotes, las monjas y otros miembros de la Iglesia católica. Para quienes eligen el celibato, la renuncia a la vida sexual no es temporal ni parcial, sino que forma parte de una vocación permanente.
En la Iglesia católica, el celibato se considera una forma de entrega total a la vida religiosa y al servicio de la comunidad. No solo implica la abstinencia de relaciones sexuales con otras personas, sino también la renuncia a formar una familia propia. El celibato engloba una dimensión espiritual, ya que se asocia con la dedicación exclusiva a Dios. Además, se espera que la persona que practica el celibato mantenga una vida íntegra y disciplinada, evitando conductas sexuales de cualquier tipo, incluida la masturbación, ya que esto se considera incompatible con el compromiso adquirido.
Fuera del ámbito religioso, algunas personas pueden optar por el celibato por convicciones personales, filosóficas o éticas. En todos los casos, el celibato se caracteriza por ser una decisión consciente y sostenida en el tiempo.
La abstinencia sexual
La abstinencia sexual, en cambio, se refiere a la decisión de no mantener relaciones sexuales durante un periodo determinado. Esta práctica puede adoptarse por diversos motivos, como convicciones religiosas, razones de salud, prevención de infecciones de transmisión sexual, o simplemente por elección personal. A diferencia del celibato, la abstinencia no implica necesariamente una renuncia definitiva a la sexualidad ni al matrimonio.
En el contexto religioso, la abstinencia sexual suele recomendarse a jóvenes, personas solteras o quienes se preparan para recibir ciertos sacramentos. También puede practicarse en etapas específicas de la vida, como durante el noviazgo, antes del matrimonio, o en situaciones donde la salud física o emocional lo requiere. La abstinencia puede ser total o parcial, dependiendo de la voluntad de la persona y de las normas que decida seguir.
En relación a la masturbación, la abstinencia sexual permite diferentes interpretaciones. En algunas corrientes religiosas o personales, se considera parte de la abstinencia evitar cualquier tipo de actividad sexual, incluida la masturbación. Otras personas, en cambio, pueden optar por abstenerse solo de relaciones sexuales con otras personas y no consideran la masturbación como una violación de su compromiso de abstinencia.
Diferencia entre el celibato y la abstinencia sexual
La principal diferencia entre el celibato y la abstinencia sexual radica en el alcance y la duración del compromiso. El celibato es una decisión permanente que implica la renuncia tanto al matrimonio como a cualquier tipo de actividad sexual, incluida la masturbación. Es un modo de vida adoptado generalmente por motivos religiosos, que conlleva un compromiso espiritual y social a largo plazo.
Por su parte, la abstinencia sexual es una práctica temporal o circunstancial, que puede interrumpirse o reanudarse según la voluntad de la persona. La abstinencia no necesariamente excluye la posibilidad de casarse o de retomar la vida sexual en el futuro. Además, la interpretación sobre la masturbación varía: mientras el celibato la excluye de manera tajante, la abstinencia puede permitirla dependiendo de la motivación y las creencias personales.