La cena navideña suele extenderse entre brindis, conversaciones y platos que van y vienen de la mesa. El pavo, protagonista indiscutible de la noche, muchas veces permanece horas a temperatura ambiente o se recalienta sin mayor cuidado.
Aunque parezca inofensivo, un manejo inadecuado de las sobras puede convertir la celebración en un serio problema de salud. ¿Cuánto tiempo es seguro consumir el pavo después de Navidad? ¿Cuántos días puede durar en la refrigeradora? Una especialista responde.
El peligro de dejar el pavo fuera de la refrigeradora
“En Navidad acostumbramos a dejar el pavo en la mesa por más de dos horas a temperatura ambiente. Este hábito, que parece inofensivo, puede detonar infecciones estomacales”, advierte Connie Gallardo, médica veterinaria, zootecnista e investigadora de la Universidad Científica del Sur.
El problema se agrava por el tamaño y la densidad del pavo. Las piezas grandes se enfrían lentamente, creando un ambiente ideal para la proliferación de bacterias peligrosas. Una de las principales es Clostridium perfringens, típica en grandes porciones de carne que tardan en enfriarse. “Durante ese enfriamiento lento, la bacteria puede multiplicarse y producir toxinas que causan diarrea aguda”, explica la especialista.
A ello se suman otros patógenos como Salmonella y Campylobacter, asociados a cuadros de gastroenteritis, fiebre y cólicos abdominales. El riesgo no siempre es inmediato: mientras algunas bacterias provocan síntomas en pocas horas, la Salmonella puede tardar hasta seis días en manifestarse.
La regla de las dos horas (o una, según el clima)
El tiempo que el pavo permanece fuera del frío es determinante. Gallardo precisa que, si la temperatura ambiente supera los 32 °C, el pavo cocido no debe estar más de una hora sobre la mesa. Si la temperatura es menor, el límite máximo es de dos horas.
Si la cena se prolonga, la recomendación es mantener la carne caliente, por encima de los 60 °C. “Si no se va a consumir pronto, lo ideal es dejar el pavo en el horno y servirlo solo cuando se vaya a comer”, señala.
Cómo guardar correctamente las sobras
Uno de los errores más comunes es refrigerar el pavo entero o en trozos grandes. Esto ralentiza el enfriamiento y aumenta el riesgo sanitario. “Lo principal es reducir el tamaño de las porciones. Filetear el pavo permite que se enfríe más rápido y se conserve mejor”, indica Gallardo.
También recomienda usar recipientes poco profundos y dejar espacio entre ellos dentro de la refrigeradora para permitir la circulación del aire frío. Si no es posible trocearlo de inmediato, se puede acelerar el enfriamiento colocando el recipiente dentro de otro con agua helada antes de refrigerarlo.
¿Cuántos días dura el pavo en la refrigeradora?
Una vez refrigerado, el tiempo sigue siendo limitado. “El pavo cocido puede conservarse entre tres y cuatro días como máximo, siempre a menos de 4 °C”, advierte la especialista. Pasado ese tiempo, el riesgo de proliferación bacteriana y producción de toxinas aumenta, incluso si luego se recalienta.
Si no se va a consumir en ese plazo, la congelación es la opción más segura. “Congelar permite conservar la carne por más tiempo y evita riesgos innecesarios, especialmente si se va a viajar o hay mucha cantidad”, recomienda.
Recalentar no reinicia el tiempo de vida
Existe la creencia de que recalentar el pavo lo vuelve “nuevo”, pero esto es falso. “El tiempo seguro de almacenamiento no se reinicia. Siguen aplicando los tres o cuatro días en refrigeración”, aclara Gallardo.
Además, algunas toxinas bacterianas, como las producidas por Staphylococcus aureus, no se eliminan con el calor. Por eso, la especialista recomienda recalentar solo una vez la porción que se va a consumir y hacerlo a más de 74 °C.
Señales de alerta: cuándo no comer el pavo
Aunque el olfato y la vista ayudan, no siempre son suficientes. Olores agrios o rancios, textura viscosa, manchas verdes u oscuras y pérdida de brillo son señales claras de descomposición. Sin embargo, algunas bacterias no generan olor.
“La prevención es clave. Respetar los tiempos y las condiciones de conservación es la mejor defensa para evitar intoxicaciones”, concluye la especialista.