Pobreza, profecías autocumplidas y su impacto en el turismo

El profesor del MBA y de los Programas en Marketing de ESAN explora las implicaciones sobre el reciente informe del INEI y su interacción con las expectativas económicas, fundamentales en el desarrollo y recuperación del país

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El 29% de peruanos son pobres, según datos del INEI al cierre del 2023. Foto: composición Infobae/Gob
El 29% de peruanos son pobres, según datos del INEI al cierre del 2023. Foto: composición Infobae/Gob

El mes de mayo trajo consigo una agudización de la espiral de crisis y noticias negativas que impactan al país. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), hay más de 9 millones 780 mil personas que se encuentran en situación de pobreza (el 29% del total) y casi 2 millones se encuentran en situación de pobreza extrema (por debajo de los S/ 251 mensuales). La situación se agrava si consideramos que es la primera ocasión en las últimas dos décadas en la que este indicador se incrementa por dos años consecutivos.

El panorama es más sombrío si consideramos que para regresar a un ratio de pobreza de 20 %, tal como lo teníamos en el 2016, nos tardaríamos un promedio de 20 años si mantenemos un crecimiento anual del PBI de 3%. Este cálculo fue realizado por el extitular del Ministerio de Economía y Finanzas, David Tuesta.

Otro de los datos que dejó el informe de los Resultados de la Pobreza Monetaria en el Perú en el 2023 presentados por el INEI es que la proporción de gastos en un hogar promedio en Perú, vinculados a recreación y cultura, es de 3%. Este porcentaje llegaba a 4 % en el 2014, lo que indica que, en lugar de mejorar el poder adquisitivo y la calidad de vida de los peruanos, ahora existen más limitaciones para cumplir con actividades que no sean de subsistencia (alimentación, pago de servicios básicos del hogar, salud, etc.).

Si consideramos estas cifras en el análisis para establecer las perspectivas económicas en lo que resta del año, encontramos que será muy difícil que el sector turismo se reactive y retorne a niveles prepandemia debido a que las personas serán aún más cautas para destinar sus ingresos a viajes no esenciales o entretenimiento. Sobre este tema, me gustaría reflexionar sobre un aporte que brindó mi colega, Ana Reátegui, quien declaró que “las expectativas económicas son como la profecía autocumplida”. ¿Qué quiere decir con ello? Pongamos atención a la siguiente situación:

Supongamos que se le pregunte a una persona, sea empresario, profesional o emprendedor: ¿Cómo prevé que se desempeñará la economía en los próximos seis meses? Si la respuesta es pesimista, es muy probable que enfrentemos una profecía que se cumplirá si la mayoría considera que la situación empeorará. Y esto es porque las expectativas son una piedra angular de la economía.

Sin expectativas favorables ni estabilidad, las empresas no incrementarán sus inversiones. A su vez, la población continuará siendo cauta a la hora de gastar sus pocos recursos y ello hará que el consumo se contraiga.

En esta línea, si se quisiera convencer a los inversionistas de que tendrán condiciones seguras para trabajar en el sector turismo o se quisiera convencer a la población de que la economía mejorará en el futuro, y por ello no hay que tener miedo a darse un gusto en los próximos meses para tomar un descanso y viajar por placer, se necesitarían noticias concretas que inviten al optimismo. Al respecto, no hablamos de solo buenos deseos del gobierno, bonos o medidas populistas, sino de medidas concretas que permitan un aumento del empleo formal, ayudas financieras a los pequeños y medianos empresarios, inicios de grandes proyectos mineros o de infraestructura, entre otros. ¿Será posible que el panorama se revierta en el futuro próximo? Nuestras autoridades y nosotros mismos como sociedad civil tenemos la respuesta con nuestras acciones.

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