Japón, camino a ser potencia militar

La nueva edición del Libro Blanco de la Defensa caracteriza a China como “el mayor desafío estratégico nunca antes visto” y pone énfasis en la llamada “capacidad de contraataque”

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Primer Ministro de Japón, Fumio Kishida REUTERS
Primer Ministro de Japón, Fumio Kishida REUTERS

Semanas atrás, Japón presentó su Libro Blanco de la Defensa, en el que afirma que el país “se enfrenta al entorno de seguridad más grave y complejo de la posguerra”. Allí, considera a China como “el mayor desafío estratégico nunca antes visto”.

Este libro, de quinientas páginas, dedica treinta y una a la situación de China. Analistas consideran que los términos que usa respecto a Beijing son más duros que el año pasado, en cuanto a la “amenaza china”. Este documento oficial, que se elabora una vez al año, es público. Puede ser considerado como la orientación de la política de defensa japonesa. La primera edición es de 1970, y a partir de 1976 pasó a presentarse anualmente.

El Libro Blanco de este año es el primero después de aprobarse una nueva versión de la “Estrategia de Seguridad Nacional” y otros dos documentos que buscan modificar en forma importante los conceptos de seguridad y defensa vigentes desde la posguerra. Este Libro Blanco explica que estos tres documentos han sido base de nuevos enfoques. La publicación comienza describiendo el peligroso entorno de seguridad exterior que enfrenta Japón, planteando también conjeturas sobre amenazas a los países vecinos. El libro desarrolla la misma línea que en años anteriores, pero añade nuevos capítulos que tienen como base los tres documentos mencionados.

Sobre la cuestión de China, acentúa el concepto de lo que denomina la “amenaza china”, potenciada por la evaluación del entorno de seguridad. Se afirma que el país invertirá cuarenta y tres billones de yenes en gastos de defensa en los próximos cinco años, hasta 2027. Hay quienes piensan que el presupuesto de defensa que se propone es 1,5 veces más que el actual “Plan de Preparación de la Fuerza de Defensa de Mediano Plazo”, que ha estado vigente entre 2019 y 2023. Se pone énfasis en la llamada “capacidad de contraataque”, asumiendo que Japón no dará el primer paso hacia un enfrentamiento. Mejora la defensa aérea integrada, prohibiendo que el país, que es insular, pueda sufrir agresiones militares en el ámbito aéreo, como prioridad. Destaca la importancia del espacio, en momentos que Japón puede constituirse en el quinto país de la llamada carrera espacial. También asume que el ciberespacio y las ondas electromagnéticas serán ámbitos de la política de defensa. Plantea que resulta relevante “mejorar en lo fundamental la fuerza de defensa”, reclamando “comprensión” por parte de la sociedad para ello. Algunos críticos sostienen que la “amenaza china” apunta a justificar la expansión de la fuerza militar en dirección de modificar la “constitución de la paz”, sancionada después de la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con su carta magna, Japón se comprometió a ser un país pacifista y no tener fuerzas armadas con capacidad ofensiva.

La llamada “Alianza Japón-Estados Unidos” es una noción central para enfrentar la “amenaza china”. Cabe señalar que Washington, en sus documentos, así como en los de la OTAN, considera a China como su “desafío político más importante” y pide a Japón que se sume a sus esfuerzos militares, jugando un papel de “multiplicador de fuerzas”. El gobierno del primer ministro Kishida está decidido a profundizar esta alianza, la que se constituye en el centro de su garantía de seguridad nacional, respondiendo positivamente a la visión estratégica estadounidense.

Desde que Japón, en los tres documentos de seguridad mencionados, dejó la regla de “defensa exclusiva”, además del aumento del gasto señalado, se contempla desarrollar capacidades de ataque de largo alcance. Los adversarios de Japón en el plano internacional critican este cambio, argumentando que este país “está girando el timón hacia la senda del militarismo, lo que supondrá un grave problema que afecta al desarrollo de las relaciones chino-japonesas”.

La oposición, que es minoritaria en el sistema político, crítica también este giro, pero sin tener mayor apoyo ni en el Parlamento ni en la sociedad. Desde esta perspectiva, los lineamientos que plantea el nuevo Libro Blanco de la Defensa van en línea con los requerimientos provenientes del campo político y de la sociedad, que también percibe a China como amenaza o peligro.

De los tres documentos mencionados anteriores al Libro Blanco, el denominado “Estrategia de Seguridad Nacional de Japón” es central y fue presentado en diciembre de 2022. Se sumó a la última “Estrategia de Defensa Nacional” y al “Programa de Refuerzo de la Defensa de Japón”. Los tres mencionan una escalada en la región, originada por el avance de China. El primero de los documentos se aleja de la postura tradicionalmente pacifista mantenida desde la Segunda Guerra Mundial, optando por otra más ofensiva, destinada a contrarrestar la mencionada amenaza. Propone una duplicación del gasto militar en el largo plazo, desarrollando una capacidad para realizar ataques de represalia en el territorio enemigo, lo que implica modificar el artículo 9 de la mencionada constitución, que consideraba a la fuerza militar del país sólo de “autodefensa”. Dicho artículo dice: “Aspirando sinceramente a una paz internacional, basada en la justicia y el orden, el pueblo japonés renuncia para siempre a la guerra como derecho soberano de la Nación, y a la amenaza o el uso de la fuerza como medio de solución de las disputas internacionales”.

Ya en el Libro Blanco presentado el año pasado se explicaba que la estrategia japonesa era converger con Estados Unidos, reconociendo “ideas afines para proteger los intereses y valores compartidos y abordar los desafíos comunes”. En 2014, el entonces primer ministro Abe intentó modificar dicho artículo sin éxito, pero su reciente asesinato llevó a la reapertura del debate sobre la reforma constitucional. De acuerdo con el ranking de Global Firepower para 2023, Japón, siendo la tercera economía del mundo, es el octavo país por su capacidad militar, por debajo de Pakistán y por encima de Francia. Esto comenzará a cambiar.

En definitiva, el nuevo Libro Blanco de Defensa de Japón confirma la decisión de este país de avanzar en el desarrollo de su capacidad militar, lo que implica un cambio histórico para esta nación.