Elecciones 2023, un espejo roto

Solemos decir que la Argentina es un país federal, pero no siempre tenemos en cuenta las consecuencias de esa definición en materia de elecciones. El federalismo electoral significa que coexisten en nuestro país cargos nacionales y cargos provinciales que se rigen por normas autoridades y hasta fecha de elección diferenciadas.

El mapa del poder en Argentina se dibuja en una secuencia que intercala elecciones provinciales, las primarias nacionales, la elección general y el ballotage. Esa secuencia no es lineal o acumulativa porque la política, afortunadamente, no es un algoritmo sino que refleja realidades distintas en momentos diferentes.

Como la imagen reflejada en un espejo roto, en cada fragmento se ve una porción de la imagen original, pero en una forma alterada y deformada. Los bordes irregulares pueden causar distorsiones adicionales. Aunque estén hechos del mismo material, las partes crean múltiples reflejos parciales, cada uno con un ángulo y una perspectiva ligeramente diferentes. Un espejo roto no es capaz de reflejar una imagen clara y precisa, sino más bien una imagen distorsionada y fragmentada.

Efectivamente, si bien a nivel nacional, desde el año 2004, la fecha de las elecciones está fijada por ley de modo que el gobierno no las puede cambiar unilateralmente; los gobiernos provinciales y de la Ciudad conservan la facultad de convocar a elecciones para los cargos locales, con un margen tal que les permite decidir la fecha de los comicios en base a lo que consideren más conveniente para sus posibilidades de triunfo electoral. Prerrogativas de los que gobiernan que son iguales en la mayoría de los países del mundo.

Es que este año, además de elegir la fórmula presidencial, 130 diputados -la mitad de la Cámara- y 24 senadores -un tercio del total del cuerpo- se deben elegir 22 gobernadores, 23 legislaturas y miles de autoridades municipales.

En 16 de los 24 distritos en que se organiza nuestro país, las legislaturas son unicamerales –no tienen senado provincial– por ello, desmintiendo cifras alocadas de varios miles de legisladores, la suma de las 23 circunscripciones que renuevan sus órganos legislativos arroja un total de 695 diputados y 105 senadores, un promedio de 40 cargos electivos.

Las jornadas electorales comienzan en el mes de abril, el día 16, Neuquén y Rio Negro inauguran el año electoral con elecciones para gobernador, legisladores y cargos municipales; en mayo La Pampa, Salta, San Juan, Tierra del Fuego y Tucumán continúan con un calendario de definiciones gubernativas, que en junio suma a San Luis, Córdoba y Formosa, más las primarias provinciales de Mendoza y Chaco. En julio solamente están previstas las primarias provinciales en Santa Fe y Entre Ríos.

Si sumamos la elección legislativa de la provincia de Corrientes que también tendrá lugar en junio porque esta provincia no elige gobernador, 14 distritos habrán definido su política local antes de llegar a las primarias nacionales.

Todo el mes de agosto parece haber quedado reservado únicamente para las elecciones PASO del día 13, fecha en la que también se celebran primarias para cargos provinciales en CABA, Buenos Aires y Catamarca; pero en septiembre el raid electoral provincial recobra vigor con las elecciones de Santa Fe, Chaco, Mendoza y Entre Ríos completando 18 provincias.

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En octubre, junto con la elección de Presidente, diputados y senadores nacionales, las provincias de Buenos Aires, Catamarca y Chubut y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires celebrarán las elecciones el día 22. Finalmente, si se dieran las condiciones que la constitución prevé, el 19 de noviembre tendría lugar el balotaje que cierra el año electoral.

Un dato interesante resulta de la comprobación que algunas provincias tienen formas de votar distintas de las nacionales: Santa Fe, Córdoba, Salta y ahora Mendoza así como, parcialmente, Chaco y Neuquén lo hacen mediante distintas variantes de boletas únicas. Está pendiente la definición sobre cómo se votarán cargos locales en la Ciudad de Buenos Aires, aunque el flamante código electoral sólo prevé el voto para Jefe de Gobierno, Legisladores y Comuneros con boleta única electrónica o de papel.

La variedad de fechas y modalidades no puede ocultar que tres cuartos del total de los distritos han desacoplado sus definiciones políticas locales respecto de las elecciones nacionales, optando por organizar sus propios procesos electorales.

La celebración de elecciones provinciales y municipales en forma diferenciada de las nacionales permite centrar la atención y las campañas en la figura de los dirigentes locales y en la gestión más próxima a los ciudadanos. Por otro lado, la elección presidencial impregna la totalidad de las competencias que se dirimen mediante las urnas, por lo que habremos de observar, a medida que avanza este prolongado calendario electoral, el acierto o desacierto de los cálculos que en cada caso hayan definido la fecha de los comicios.

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