Navidad sin presos políticos

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Así titula uno de sus editoriales el diario nicaragüense La Prensa, una propuesta que debería tener eco en cada rincón del hemisferio, reclamo que debería ser respaldado por todo ciudadano libre, porque es un deber apoyar a quienes luchan contra gobiernos que violan los derechos ciudadanos.

Igual demanda la viene realizando cada miércoles desde hace más de veinte años la organización Plantados que dirige el incansable Ángel de Fana. Ese día, sin importar el clima, en un punto de la emblemática calle 8 de Miami, en simultaneidad con cubanos en la isla, se reúne un grupo de ciudadanos para reclamar la liberación de los prisioneros políticos del castrismo. Esos clamores cobran un mayor brío en estos días, porque todos recuerdan cuando los Castro prohibieron la Navidad en Cuba y en las prisiones, sin importar la represión, siempre se alabaron.

El propósito de sensibilizar al prójimo a favor de los hombres y mujeres que cumplen prisión política es más que loable, máxime si ese encierro es consecuencia de haber enfrentado un régimen de fuerza como son las autocracias de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia.

Estos países tienen numerosos prisioneros políticos porque sus gobiernos criminalizan a la oposición. El opositor no tiene que actuar con violencia contra el poder constituido, una simple manifestación o una protesta, por pequeña que sea, es suficiente para que una persona vaya a la cárcel. En sociedades como las que corresponden a la autocracias antes referidas, "lo permitido tiene que estar expresamente autorizado, todo lo demás está prohibido", como afirma Amado Rodríguez, 23 años en prisión.

La solidaridad activa es fundamental a todas las causas, pero una en particular merece el apoyo más irrestricto, y es la excarcelación de los prisioneros políticos. La cárcel es una experiencia enaltecedora, fecunda, hacedora de mejores ciudadanos cuando se está firmemente convencido de la causa que se defiende. No obstante, no faltan momentos de zozobra, ansiedad y pesar, sentimientos que se agudizan cuando se aproximan los días navideños y de fin de año.

Además es un padecimiento que trasciende las rejas. Los familiares sufren con mayor intensidad la ausencia del ser querido, la situación es más dolorosa y angustiante en días tan significativos. Quizás es la fecha del año en la que los padres que envejecen, se percatan hasta el dolor que sus hijos se están apagando en mazmorras en las que yacen en condiciones infrahumanas, los hijos del confinado aprecian que no tendrán la presencia de sus padres en circunstancia tan significativa y la pareja se consume en la soledad que amarga o en la incomprensión de las causa que motivaron a su par a una lucha que los separa.

La dictadura castrista es la responsable de que Cuba tenga el triste récord de haber encarcelado más de 500 mil personas en 60 años de dictadura por causas políticas, aunque no les reconoce esa condición, conducta que es devotamente imitada por sus pares de Bolivia, Nicaragua y Venezuela.

En la isla de los hermanos Castro en la actualidad hay más de un centenar de prisioneros políticos, algunos de los cuales han cumplido más de veinte años en la cárcel como Armando Sosa Fortuny y Ernesto Borges Pérez.

En Venezuela, según diferentes fuentes, los prisioneros políticos son más de 250, entre ellos los hermanos Otoniel y Rolando Guevara, ex comisario de la Disip, quienes llevan más de trece años en prisión.

Según el Instituto Interamericano para la Democracia, el autócrata Evo Morales, el más solapado e hipócrita de todos estos déspotas tiene tras las rejas a más de doscientos prisioneros políticos, entre ellos a Leopoldo Fernández, gobernador de Pando, confinado desde el 2008.

La prensa reporta que en Nicaragua, donde la resistencia al despotismo de los Ortega Murillo se manifiesta con mucha vehemencia, hay 674 prisioneros políticos, uno de ellos es Cristian Fajardo, un valiente joven que denunciaba con firmeza los abusos de las fuerzas represiva orteguistas.

En fin, hay que exigir la libertad de los prisioneros políticos con firmeza extrema para que ellos gocen de libertad, igualmente, para que todos nuestros países dejen de estar presos de sus dictadores.