De la prisión a la calle: la influencia persistente de la Mafia Mexicana en la arquitectura del crimen organizado

La Mexican Mafia o Mafia Mexicana, también conocida como La EME o Los Carnales, surgió al sur de Estados Unidos y se conformó principalmente por personas de origen mexicano en 1957.

Aunque surgió dentro de un centro penitenciario, sus operaciones no se limitaron a ese entorno y se expandieron hasta las calles, donde eran respaldados por miles de afiliados en pandillas distribuidas a lo largo y ancho de California.

Así, la Mafia Mexicana hasta las calles, forjando su legado de ser una de las agrupaciones carcelarias más grandes y mortíferas a nivel global, estableciendo vínculos con quienes mejoraran sus ganancias.

La Mexican Mafia y la Familia Michoacana

De acuerdo con Insight Crime, la Mexican Mafia era conocida por su hermetismo, violencia y rechazo hacia personas afroamericanas, además de destacar por sus métodos de reclutamiento que incluyen la infiltración de grupos de ayuda y programas de prevención.

Según la misma fuente, estableció alianzas con cualquier cártel que le ofreciera mejores condiciones comerciales, sin exclusividad por grupo. La relación se extendió también a posibles vínculos con el Cártel de Caborca en Sonora.

Un caso destacado de colaboración es “El Proyecto”, un acuerdo citado en un informe del estado de California entre la Mexican Mafia y la Familia Michoacana. En este convenio, la pandilla protegía envíos y ventas de metanfetamina, cobraba deudas y resguardaba a miembros encarcelados de la Familia Michoacana.

A cambio, la pandilla estadounidense recibió alrededor de 500 mil dólares, un porcentaje de ingresos y un descuento en la compra de drogas.

Aunque sus actividades estaban centradas en el sur de California con presencia en al menos 13 estados, según información de la Enciclopedia Britannica, la organización tuvo colaboraciones incluso con el Cártel de Sinaloa.

Esto ocurrió gracias a que Nelson Alexander Flores Pacheco, conocido como “El Mula”, emigró de El Salvador a Estados Unidos, donde se integró a la pandilla Mara Salvatrucha (MS13) en Los Ángeles.

Durante su tiempo en prisión, estableció contacto con José Landa Rodríguez “Fox”, líder de la Mexican Mafia, lo que permitió a Flores Pacheco conectar con Los Caballeros Templarios y el Cártel de Sinaloa.

Por ello, su papel fue clave como enlace entre pandillas estadounidenses y cárteles mexicanos, facilitando negocios y conexiones según las oportunidades de ganancia.

Orígenes y consolidación

La Mafia Mexicana fue fundada en el Deuel Vocational Institution por Luis “Huero Buff” Flores, un exmiembro de pandillas de Los Ángeles que reclutó a integrantes de distintas pandillas hispanas, formando así una estructura conocida como “pandilla de pandillas”, misma que lograría imponer un control férreo en el mayor sistema penitenciario estatal del país.

Britannica detalló que la organización se modeló tomando como referencia la Mafia siciliana, estableciendo membresía vitalicia exclusiva para aquellos que tuvieran patrocinador y realizaran un juramento de sangre.

Entre los símbolos asociados a la Mafia Mexicana figuran la letra M y el tatuaje de una mano negra. Las estrategias de dispersión de miembros a distintas prisiones implementadas por las autoridades no sólo fracasaron, sino que facilitaron la expansión del grupo.

Ya en 1966, según Britannica, la organización controlaba el tráfico de drogas dentro de las prisiones californianas y procuraba intervenir en todo tipo de actividades ilícitas al interior del sistema.

Durante su crecimiento, la Mexican Mafia consolidó alianzas con organizaciones como la Aryan Brotherhood, una pandilla supremacista blanca, principalmente para oponerse a la Black Guerrilla Family y La Nuestra Familia. Esta última, también estraba integrada por hispanos, aunque con reclutamiento centrado en zonas rurales del norte de California.

Expansión y diversificación criminal

Una de las figuras clave en la salida de la Mafia Mexicana hacia el crimen organizado en las calles fue Joe “Pegleg” Morgan, quien orquestó en 1971 el asesinato de Alfonso “Pachie” Alvarez, sentando así un precedente para la expansión extramuros.

Conforme miembros eran liberados, la Mafia Mexicana extendía su influencia a centenares de otras pandillas en el área de Los Ángeles y otras ciudades, formando un entramado criminal que emplea a miles de sureños, afiliados que juraron lealtad a la organización.

En la década de 1970, bajo órdenes de Rodolfo “Cheyenne” Cadena, miembros en libertad comenzaron a infiltrarse en programas de autoayuda y colectivos vecinales para fortalecer la presencia de la Mafia en comunidades mexicoamericanas y usar estos espacios como fachada para actividades ilícitas.

Según Britannica, las actividades de la Mafia Mexicana, abarcan delitos como robo, extorsión, homicidio, tráfico de armas, así como la distribución de heroína y metanfetamina.

La organización impone tributos a las pandillas asociadas que operan en sus territorios y supervisa sus actividades. En 2002, un alto mando colaboró con las autoridades federales y confirmó oficialmente la existencia de una jerarquía interna. En los primeros años del siglo XXI, la organización fue señalada por ordenar campañas de violencia contra afroamericanos en sus zonas de influencia.

Como todos los grupos criminales, ha entablado alianzas con otras orgqanizaciones delictivas entre las que figura la Aryan Brotherhood y esto responde a su rivalidad con otras agrupaciones como La Nuestra Familia, que recluta principalmente en el norte de California.

Ambas organizaciones han colaborado en la consolidación de poder y control de mercados ilícitos, aunque los beneficios económicos frecuentemente superan las diferencias raciales.