Flash, la perra que cambió el mundo con su nariz y corazón: su vida, trabajo y legado

Flash fue una perra de raza mixta que durante 8 años sirvió al Yakima Police Department (YPD) dentro de la División de Patrulla como detectora de narcóticos en Washington, Estados Unidos. Tuvo tres manejadores a lo largo de su carrera y fue la primera canina asignada a esta área en la historia de la institución.

Al momento de su retiro, a la cánida se le atribuyeron más de 3.000 despliegues y 2.200 hallazgos de sustancias ilícitas. Su increíble capacidad inspiró a su dueño Jason Johnson a iniciar Project K-9 Hero, una organización sin fines de lucro que se asegura del bienestar de los caninos militares y policías jubilados.

Las hazañas de Flash fueron recordadas en múltiples ocasiones, una de las más relevantes fue cuando ganó el Humane Hero Dog Award (HHDA). Tras vivir una larga vida llena de condecoraciones, Flash tuvo que ser sacrificada a mediados de 2019 para evitar que sufriera más a causa de numerosos problemas de salud, no obstante, dejó un legado que durará por siempre.

Flash nació en noviembre de 2004 y fue rescatada de las calles de Everett, en Washington, Estados Unidos, por un refugio de animales que la encontró sin hogar ni una familia que la protegiera, según contó Johnson, quien fue su manejador, a American Humane, asociación organizadora del HHDA.

El rescate de la perra coincidió con el inicio de los cursos para caninos detectores de narcóticos del Departamento de Policía y desde los 9 meses de edad Flash comenzó su camino para salvaguardar la vida de las personas.

“Evaluamos a los perros de refugios que poseían una buena caza, olfato y recuperación; la incluímos en la clase justo un día antes de que la sacrificaran”, señaló Johnson.

En cuanto Flash tuvo su oportunidad, superó con éxito todas las pruebas y se destacó en la detección de narcóticos. Sus destacadas aptitudes la convirtieron en la única canina que se graduó con una puntuación del 100% en su certificación.

Gracias a su entrenamiento, se incorporó a la primera patrulla canina de narcóticos en el YPD, donde cooperó con dos fuerzas de trabajo de la Drug Enforcement Administration (DEA) y con el equipo SWAT regional.

Durante su tiempo activo, el binomio Flash y Johnson participó en más de 3.000 despliegues y 2.200 hallazgos e incautaciones de narcóticos.

En 2008, su manejador aceptó un trabajo para proteger a dignatarios estadounidenses durante su paso por Irak y esto lo obligó a separarse de Flash; no obstante, su separación no duró mucho, en 2013 se reencontraron cuando la perra necesitaba de un hogar permanente y Johnson no dudó ni un momento en adoptarla

“Cuando un perro policía se retira pierden la financiación médica de las agencias a las que sirvieron [...] Cuando se retiró me inspiró a iniciar una fundación para cuidar a aquellos que tienen necesidades especiales o implican una carga financiera para sus dueños”, declaró Jason.

La labor de Flash quedó inmortalizada en un libro para niños que relata su historia y cómo se convirtió en una verdadera heroína para cientos de personas.

Su trabajo fue condecorado en 2018 por la American Humane con el HHDA, premio que reconoce las hazañas de los perros en diferentes categorías.

En mayo de 2019, Johnson tomó la difícil decisión de sacrificar a su compañera después de perdió fuerza luego de una cirugía, no era capaz de levantarse y mucho menos de caminar por su propia cuenta.

A pesar de que abandonó el mundo terrenal, su heroica labor e invaluable historia dejó un legado que permanecerá por siempre, con el que apoya a decenas de perros como ella a través de la fundación de su dueño.