Una charla sobre divas y el arte del transformismo con Sharonne, la última ganadora de Drag Race España

Gracias a sus imitaciones de Veronica Forqué y Marisa Paredes y su indudable talento escénico, la actriz y performer se impuso en la segunda temporada del popular talent show que acaba de terminar. Infobae habló con ella.

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Clásica y moderna... Sharonne (Buendía Estudios)
Clásica y moderna... Sharonne (Buendía Estudios)

Primero, felicitaciones por tu gran triunfo. ¿Qué significa esta coronación luego de tantos años de trabajo?

—Muchas gracias. Pues... es una gran alegría, un verdadero logro personal. Porque quienes hemos dedicado nuestra vida al drag y al transformismo sabemos que es una disciplina que siempre fue considerada de segunda. Entonces esto es una guinda en un pastel que lleva ingredientes como esfuerzo, trabajo, tesón, ganas, preparación. Es una inyección de energía ya que puedo decir que, a pesar de tener 46 años, de ponerme a prueba como lo he hecho en el programa, di todo con lo que se me puso por delante, así que a vivir la vida y a disfrutar el trabajo que tanto me gusta. Esto ha llegado a muchísima más gente, pero no es final del camino..

Cuando anunciaron que eras la ganadora, ¿te acordaste de alguna persona en especial que haya marcado tu formación?

—Mirá, yo empecé con 14 años a estudiar teatro en una escuela pequeñita de donde vivía. Entonces debo reconocer que tuve la suerte de tener grandes profesores de teatro que fueron los que me ayudaron. Lo del transformismo vino un poco más tarde, porque en esa escuela se solía invitar a dar charlas a personas significativas del mundo de la cultura como directores de teatro, actores de cine, e incluso transformistas que en ese momento estaban actuando en El Paralelo de Barcelona. Recuerdo que vinieron algunos de los transformistas del momento. Hoy en día no se hace tanto el “impersonator”, o sea el típico artista que imita a Marlene Dietrich, por ejemplo. No hay tanta imitación. Y a mí eso es algo que siempre me fascinó. Vino en aquel entonces un Pirondello que era un transformista que hacía a la Dietrich, a Edith Piaf y nos dio una charla interesantísima. Con el tiempo conocí a Angel Pavlovsky, argentino que se afincó en Barcelona y se hizo catalán de por vida, y yo fui a ver sus espectáculos en varias ocasiones porque es alguien de quien aprendía simplemente sentándome en una butaca. Así que si bien no hubo nadie específico que me ayudara en mi carrera, muchas personas que me hablaron, me enseñaron, o que actuando arriba de un escenario me sirvieron de maestros.

Solés hacer mucho hincapié en lo dura que es esta profesión.

—Fíjate que empecé en locales más pequeños, con menos glamour o con menos presupuesto para vestuarios, pero los considero igual de importantes porque me ha dado las tablas, y lo que de alguna manera me ha formado para ser quién soy hoy día. Si tengo que criticar algo de esos espacios, es que muchas veces los y las dueñas quieren aprovecharse del artista. Y lamentablemente hay artistas que malviven haciendo su trabajo. Entonces a mí no me parece para nada mal actuar con poco vestuario o con menos presupuesto o para un público pequeño. Eso me parece maravilloso. Lo que me parecería mucho más maravilloso es que haya apoyo a estos artistas para que puedan dedicarse a ello, comer y vivir. Porque sigue habiendo artistas que acaban no viviendo sino sobreviviendo, y eso es difícil. Igual que nos encontramos con los actores que tienen un convenio a la hora de trabajar, pues quizás estaría bien que el mundo del drag tenga el suyo. Es algo complicado pero necesario.

¿Cuánto de legado hay en tu arte?

—Muchísimo. Mira, hay algo que en España no estaba muy de moda y ahora vuelve a estarlo: las casas drags. Los grupos de artistas drags que se apoyan en las madres y aprenden y evolucionan. Yo no tuve una referencia de madre, pero tuve la referencia de la música, el cine y la televisión. Yo reivindico siempre a esas referentes porque yo aprendí viendo películas de Bette Midler o viendo series como “Las chicas de oro”, o Angela Lansbury. También escuchando a Aretha Franklin o a Mahalia Jackson. Un poco de todo lo que podía conseguir acceso, porque era otra época, no como ahora que todo es inmediato y entras en internet, pones cualquier referencia y te salen videos, películas, memes, canciones, absolutamente todo. En aquel momento era difícil porque tenías que moverte, ir a la tienda de discos, preguntar, informarte sobre quién era tal artista, si podías pedir su disco, o tal vez tenías suerte y veías en televisión un programa donde ese artista actuaba, ver cómo se movía, cómo se vestía. Para mi todo eso es mi referente, porque es de donde yo he aprendido.

La adaptación español del megapopular talent show RuPaul's Drag Race ha sido un éxito desde el inicio.
La adaptación español del megapopular talent show RuPaul's Drag Race ha sido un éxito desde el inicio.

En un episodio final de la temporada se hizo un chiste sobre que quedaban “la puta, la rara, la gorda y la vieja”. ¿Con cuarenta y seis años eres “la vieja”? ¿Cómo puede ser eso?

—No me siento para nada vieja porque la edad está en la cabeza, pero sí que es cierto que era de las más mayores y que he sido la ganadora con mayor edad de toda la franquicia. Eso, dentro de un mundo de transformismo y drag donde la juventud es un valor en alza -y está muy bien que así sea ya que hay que escuchar a la gente joven que llega y que llega con ganas-, es lógico que ante la diferencia de edad te vean como “la vieja”. Lógicamente, me lo tomo con humor, más sabiendo que si me dedico a esto y no tengo humor, por mal camino ando. Para mí no supone ningún problema. Me lo tomo como un halago; hay gente joven que me dice ¡Ojalá cuando llegue a tu edad pueda estar como tu!. Eso es muy bonito.

Es un ida y vuelta ese aprendizaje, ¿verdad?

—Por supuesto. Nosotras aprendemos de las generaciones más jóvenes que llegan con nuevas propuestas, y muchos de ellos tienen ganas de escuchar a las más mayores contar como ha sido nuestro camino. De ahí que en mi discurso de coronación quise agradecer a todas las que nos han precedido, porque ellas han abierto el camino y nunca se nos debe olvidar. Porque han estado ahí, luchando no solamente por un mejor futuro para nuestros artistas sino también por los derechos para nuestro colectivo LGBT+. Porque tienes que estar en pie de guerra constante para que la gente no olvide que todos tenemos que tener los mismos derechos. Así que volviendo a tu pregunta, a ninguna de las que estábamos en ese episodio nos molestó la broma de la edad y demás. De cara al público hay cosas que no se dicen, pero en un petit comité no nos cortaba nadie y decíamos lo que nos apetecía como si estuviéramos cuatro amigas reunidas. También ahí radica el éxito de este formato en el que nos permiten ser como somos.

Es nuestra forma de humor.

—Además.

Imitaste a varias “chicas Almodóvar” en esta temporada como Veronica Forqué y Marisa Paredes, ¿qué significa Pedro en tu carrera y en tu vida?

—Ha sido muy importante. Porque yo le dediqué mi corona a las mujeres de mi vida, que son mis hermanas y mi madre, y Almodovar siempre ha tenido un universo personal femenino muy rico en sus películas. El mundo necesita de mujeres sí o sí, y de mujeres trans, y no binarias. Creo que hay que ser feminista y creo que ser feminista es defender los derechos de todo el mundo. Es muy necesario. Y en ese sentido, Almodovar me ha contado historias que yo he vivido de alguna manera muy cercana; su cine me ha calado. Sus personajes han tenido un significado tan grande que podría decir que mirando una película de Almodovar también he aprendido como lo he hecho mirando los espectáculos de La Pavlovsky.

¿Y qué pasa ahora? ¿Cómo enfrentas la demanda que se vive luego de ganar un concurso tan popular como Drag Race España?

—Te podría decir que enfrentaré lo que venga con sentido común. Llegaremos hasta donde se pueda llegar, y hasta donde no se pueda, no. Por ahora tuve tiempo para hacer decenas de entrevistas, fotos, charlas en vivo y muchas actividades, pero esta semana ya empiezo con los ensayos del “Gran hotel de las reinas” y lógicamente pararé todo eso porque no puedo doblarme y ser dos personas. De momento no supone una presión. Hoy por ejemplo estaba haciendo unos videos, y luego tenía dos entrevistas, y eran las cinco de la tarde y notaba que necesitaba comer. Directamente les he dicho, Mirá, haremos estos videos en otro momento, porque yo necesito comer. Necesitaba comer, simplemente. No me quiero exigir más de lo que puede hacer una persona en su día a día.

¿Y qué te gustaría hacer de ahora en más?

—Quiero tener tiempo para poder estudiar, descansar y trabajar. Como te dije, con sentido común. No podemos abarcar todo. Este año mis compañeras y yo lo tenemos cubierto con la gira, incluso con muchas más ciudades y que llegaremos a fin de año haciendo funciones. También viene “Reinas al rescate”, ese formato maravilloso que nos permite viajar a la España rural a conocer al colectivo LGBT+ rural, que también existe y del que aprendimos muchísimo, con grandes historias para contar al mundo. De momento no me avanzo mucho más. Aprendimos con la pandemia que mejor no programar demasiado, pero lo que vaya saliendo iremos viendo.

Sharonne suele imitar a las grandes divas como Judy Garland y Marilyn Monroe (Buendía Estudios).
Sharonne suele imitar a las grandes divas como Judy Garland y Marilyn Monroe (Buendía Estudios).

—¿Cruzarás a Latinoamérica?

—Me encantaría. Recibo muchos mensajes desde México, Argentina, Costa Rica, El Salvador, de muchos países. Es un continente tan bonito y ha calado tanto lo que he hecho, que es algo que me encantaría. Ya sea con Drag Race o con mi espectáculo que estuve haciendo hasta que entré en el concurso. Como te contaba, mis referentes salen del cine, la televisión y el teatro, entonces el show que brindo se llama Big Stars Show y es con una pantalla de proyección a tamaño real en la que yo entro y salgo de películas en blanco y negro, de programas de televisión, de conciertos y hago una reivindicación del cine y la música de mediados de siglo, entonces hago dúos cantando con Marilyn Monroe, con Judy Garland, y es una constante proyección de buen rollo.

Podrías llevarlo perfectamente entonces.

—Claro, porque es un espectáculo en el que necesito una pantalla de proyección, un micrófono y un técnico, o dos, y yo. Nada más. Es bastante sencillo. De hecho, antes de entrar a Drag Race estaba haciendo mis conciertos cantando los temas que me habían inspirado de las divas de mi vida, y me movía por ahí con eso. Y sería maravilloso poder llevarlo a Latinoamérica porque además compartimos un punto de encuentro en lo cultural y tengo muchas historias personales.

¿Podés contar alguna?

—Es que estuve en Argentina casi un mes en 2006, cuando viajamos a hacer la presentación del Hotel Axel en aquel entonces. Estuvimos en varios programas de televisión y fue un viaje precioso y una experiencia única. Así que me encantaría repetirlo. Soy muy amiga de Daniel Busato, que conocí en ese viaje cuando estaba con Caviar haciendo un espectáculo llamado Conga, y me pareció maravilloso. ¡Con Dani somos hermanas! Ahora está en Sitges desde hace varios años trabajando y triunfando. A partir de ahí nos hicimos amigas y cuando se vino para España nos volvimos íntimas. Tenemos conversaciones en las que nos une todo. Para mí es una referencia. Sobre todo por su profesionalidad. Es la mejor Marilyn de todas. Tenemos tanta conexión que cuando entramos en Drag Race, no podíamos decir a nadie que habíamos entrado, pero a veces necesitas algo de ayuda para prepararte. Entonces a últimas, ya casi de entrar, le dije que necesitaba una peluca de Marilyn, porque quería su peluca para utilizar en el makeover challenge si llegaba. Y Dani que es tan bueno me dijo: ¿Por qué no me los has dicho antes? Te hubiera ayudado más. Pero es que ¡no podíamos decir nada! Entonces la peluca que uso del diseñador Petro Valverde es de Dani, y además tenía toda la simbología de tener algo conmigo de un amigo tan querido.

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