“Todo el país está en deuda con los excombatientes, habría que agradecerles haberse jugado la vida”: dos hermanos escritores y un libro que muestra el dolor de Malvinas

Ariel y Fabián Sevilla se propusieron contarles a los chicos la crudeza de la guerra. Lo hicieron en “Malvina, historias en papel de chocolate”, una obra con mucha investigación y la emoción a flor de piel.

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Fabián y Ariel Sevilla, con su libro sobre la Guerra de Malvinas.
Fabián y Ariel Sevilla, con su libro sobre la Guerra de Malvinas.

Si hay un tema que cala hondo en la vida de los argentinos de varias generaciones, ése es “Malvinas”. Recuerdos, vivencias o imágenes forjan un vínculo emocional con esa parte de nuestro pasado colectivo.

Pero también la narrativa puede tomar esa parte de la historia para recordarnos a los adultos aquella gesta que dejó heridas no sanadas y para que los más jóvenes puedan hacer carne el dolor que ellos no vivieron pero que sí sufrieron sus padres o abuelos. Y así aprender.

Tras esa consigna nació “Malvina, historias en papel de chocolate”, una profunda y conmovedora novela para niños y adolescentes de Salim Ediciones en la que sus autores pusieron información y sentimiento. La obra fue escrita “a cuatro manos” por los gemelos Fabián y Adrián Sevilla, mendocinos, escritores de literatura infantil y curiosos estudiosos de la historia, quienes volcaron sobre el papel un libro para todo público.

Hay una primera parte en la que un niño de 12 años de aquel entonces encuentra un revelador texto, escrito en el envoltorio de un chocolate que compra en un negocio de Olavarría, donde vive. Ese mensaje dispara su compromiso y su ánimo de aventura e invita nada menos que a su abuelo para que sea su ladero en este recorrido.

“Recién ahora muchos excombatientes están animándose a contar todo sin tapujos” Ariel Sevilla

La novela tiene una edición interesante ya que, entre capítulo y capítulo, reproduce con letra que simula ser manuscrita, cartas. En el segundo tramo de la historia, cuando la narración vuela al presente, no son misivas sino capturas de pantalla en las que el Facebook, el Whatsap y el Instagram atrapan a los más jóvenes con un lenguaje muy actual.

En ese recorrido de nieto y abuelo por el paisaje del Sur argentino, aparecen algunas páginas divertidas pero también otras en las que la cruda realidad de ese tiempo, el abandono, el frío, la muerte y la distancia atraviesan al lector que se ve reflejado, él también ahí, como el argentino que fue en aquel tiempo.

Fabián y Ariel Sevilla son mendocinos y nacieron en 1970. Han escrito innumerables libros para chicos, lo han hecho juntos y separados. Estuvieron en la última Feria del Libro y además hicieron una gira por escuelas para dar a conocer esta obra. Con este libro -que les llevó más de 14 años de investigaciones, entrevistas y documentación- se consagran como excelentes relatores de la Historia reciente, con un lenguaje ágil y ameno. De todo esto charlaron con Infobae Leamos.

-¿Cómo se gestó este proyecto de escribir una novela sobre Malvinas?

Ariel: -Cuando éramos periodistas, con Fabián tuvimos la oportunidad de entrevistar a muchos veteranos de Malvinas y familiares de los caídos en la guerra. Así conocimos la realidad de lo ocurrido en el frente de batalla. Entonces, se nos ocurrió tomar testimonios de aquellos que vieron la guerra por televisión o de lo que leían en los diarios, por lo cual estaban engañados por el falso discurso triunfalista del gobierno militar. La intención era hacer un libro sobre qué era para ellos la Guerra de Malvinas desde las perspectivas de los ciudadanos de un país que también vivieron casi dos meses en guerra, aunque no fueron atacados fuera de las islas.

Fabián: -Fue un libro que no se concretó pero nos quedó siempre picando, hasta que Salim Ediciones nos pidió escribir una novela para chicos y adolescentes sobre el tema. Ahí vimos la oportunidad de, en forma de narrativa, contar la historia de cómo a un chico de 12 años (Guille) en 1982, durante pleno conflicto, le impacta lo que escucha o le dicen en la escuela o ve por televisión. Eso lo inspira a iniciar un viaje hacia las islas, creyendo que tiene una misión que cumplir.

“Me golpeó volverme consciente del miedo que los soldados argentinos tan jóvenes e inexpertos debieron sentir” Fabián Sevilla

-¿Cuánto tiempo les llevó investigar y documentarse con todos los datos que incluyeron?

Ariel: -Además de los testimonios que tomamos durante casi 14 años a veteranos y familiares de héroes de Malvinas, cuando nos pusimos a repensar el libro como una novela estuvimos dos meses documentándonos. Leímos investigaciones, cartas de soldados y familiares, revisamos registros militares y notas escritas por periodistas e historiadores. También recabamos nuevos testimonios, porque recién ahora muchos excombatientes están animándose a contar todo sin tapujos. Además, les pedimos “prestados” recuerdos a conocidos que en 1982 tenían entre 10 y 12 años, quienes nos los enviaron por whatsapp; este fue un experimento que salió bien porque nos aportó mucho para enriquecer a nuestro protagonista y a varios momentos del argumento.

-Muy interesante el recurso de intercalar las cartas en otro formato visual y en la segunda etapa, las reproducciones de las redes y de Whatsapp, la forma de comunicarse de antes y la actual. En ese sentido, ¿cuál fue la repercusión entre los chicos que conocieron en su gira? ¿Y qué pasó con los adultos?

Ariel: -Notamos que los chicos estaban más al tanto que los adultos sobre la Guerra de Malvinas. Además, sensibilizados por lo que está pasando con Ucrania, les interesó descubrir que Argentina estuvo en guerra no hace mucho, que hubo soldados argentinos combatiendo y que muchos murieron.

Fabián: -En general, a los chicos y chicas les emociona la segunda parte de la novela. Ocurre 37 años después de la guerra y en esos capítulos se definen muchas historias que quedan abiertas en la primera parte del libro. Muchos nos reclaman el destino que les dimos a ciertos personajes, porque preferirían un mejor final para ellos, pero nosotros les explicamos que ese destino fue, en la realidad, el de muchos de los que fueron a combatir en las islas.

Ariel: -En cuanto a los adultos, les revive mucho aquel año cuando eran niños o adolescentes y no comprendían, pero ahora que tienen la perspectiva que les da el paso del tiempo, se identifican con algunos personajes y además de emocionarse, les causa dolor y rabia por cómo la dictadura mandó directo a la muerte a quienes por entonces tenían 18 o 19 años y estaban llenos de vida y de proyectos que se torcieron o se truncaron para siempre.

Malvina. Historias en papel de chocolate.
Malvina. Historias en papel de chocolate.

-El recorrido que eligieron para Guille y su abuelo ¿respetó algún dato real?

Fabián: -El camino que hacen es el que se haría si uno quisiera llegar desde Olavarría hasta Río Gallegos, por lo cual los sitios por los que pasan existen. Incluso, el tiempo que dura el viaje lo calculamos de acuerdo a los kilómetros. ¡Todo en pos de la verosimilitud del relato! Pero lo que les va ocurriendo y los personajes que se les cruzan, son ficticios. La reconstrucción de la época y del escenario está pensada para una ficción histórica para los lectores más jóvenes.

-¿Qué significó para ustedes escribir este libro en lo emocional?

Fabián: -Yo me di cuenta de muchas cosas que no había razonado. En particular, me golpeó volverme consciente del miedo que los soldados argentinos tan jóvenes e inexpertos debieron sentir, además de la desesperación por tener que luchar con armas falladas, con hambre y frío. Fue la primera vez que mientras escribía alguna situación emocionante lo hacía llorando.

Ariel: -A también me afectó entender lo que debió ser para un joven encontrarse de pronto como un soldado en peligro de morir pero también de tener que matar, cuando su plan en 1982 era comenzar a estudiar una carrera o casarse y tener hijos. También me enojé por cómo el único discurso que circulaba, el oficial, hizo que la gran mayoría de los argentinos apoyaran la guerra y vivaran a un dictador como Leopoldo Fortunato Galtieri. Y después de la rendición les dieron la espalda a nuestros soldados. Eso hace que la guerra de Malvinas aún sea una herida abierta porque considero que todo un país está en deuda con los excombatientes, una deuda que se saldaría empezando por agradecerles haberse jugado las vidas por Argentina y también reconocerlos por su valor y, aunque llenos de miedo, compromiso.

El Cementerio de Darwin en las Malvinas. Un lugar de dolor.
El Cementerio de Darwin en las Malvinas. Un lugar de dolor.

-¿Cuál es la diferencia entre este libro y los otros libros que han escrito?

Fabián: -Es, para mí, el libro más emocional de los que he escrito.

Ariel: -Significó una responsabilidad. Nos propusimos contarles a las chicas y chicos la verdadera crudeza de la guerra y también poner en la voz de un soldado que es un personaje ficticio, todo lo que nos contaron excombatientes. Temíamos que algunos momentos muy duros, pero ciertos, del argumentos hicieran que el libro no fuera bien recibido o resultara insoportable pero muchos docentes y padres nos agradecen el haber escrito una novela con rigor histórico, sin disimular nada y que además, enganche a los lectores más jóvenes sobre este tema.

-¿Tienen algún proyecto en marcha?

Fabián: -En estos momentos estamos terminando una novela histórica que ocurre en el Buenos Aires de 1804 e involucra piratas. Y luego, debemos comenzar con otra ficción histórica para jóvenes lectores.

-¿Cómo es esto de escribir a cuatro manos y con su hermano gemelo?

Ariel: -Es tan simple y complejo como aportar, discutir, defender lo que cada uno quiere para un libro. Digo discutir porque no siempre estamos de acuerdo, pero esa discusión es muy rica y siempre deriva en un acuerdo.

Fabián: -Es enriquecedor escribir con otro, aunque no sea tu hermano. En nuestro caso, a veces estamos de acuerdo y a veces no. Por eso, la mejor parte de escribir con mi hermano es cuando estamos creando la historia y definiendo los personajes, que es cuando pasamos horas discutiendo qué queremos hacer y para qué lado vamos a ir.

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