Análisis de Soundfall: un shooter rítmico en busca de una vuelta de tuerca

Una mezcla de géneros llamativa logra generar una experiencia interesante, aunque no por mucho tiempo

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El shooter rítmico de Drastic Games cuenta con un repertorio de más de 100 canciones y diferentes modos de juego

Drastic Games sorprendió a sus fans hace unas semanas cuando reveló que su nuevo videojuego, Soundfall, ya estaba disponible en Nintendo Switch, Xbox One, PlayStation 4 y PC. El título combina elementos de dungeon crawler y looter-shooter con mecánicas rítmicas para dar una experiencia bastante novedosa. Fans de los títulos rítmicos van a disfrutar de la aventura, pero ¿se sostiene a lo largo de numerosos niveles y canciones?

Soundfall comienza presentando a Melody, una artista que se pone trabas a la hora de cumplir sus sueños y prioriza su trabajo como barista y pagar las cuentas por sobre todas las cosas. La noche antes de participar en un importante concurso musical, es transportada a un mundo cargado de ritmo y personajes adorables que se encuentra en peligro. A medida que avanza la aventura, Melody descubre que es una de las Guardianas de la Harmonía y que deberá unir fuerzas con otros músicos para salvar melodías, ritmos y géneros musicales enteros.

Para ello, Melody y sus compañeros contarán con todo tipo de armamento inspirado en diferentes instrumentos musicales. Cada arma cuenta con su nivel de rareza y sus características particulares, como rango, cadencia de fuego, distintos efectos elementales y mucho más. La campaña principal, que se puede disfrutar en solitario o con hasta tres amigos –online u offlin –, recorre diferentes mundos y va incorporando cada vez más y mejores armas para lidiar con los diferentes enemigos que se topan en el camino.

Las habilidades especiales de cada personaje son fundamentales para salir de aprietos (Foto: Drastic Games)

Hay dos claves para dominar los controles de Soundfall. Cada nivel del juego invita a eliminar enemigos al ritmo de una canción y los jugadores deberán atacar en el momento exacto para lograr hacer más daño. Estar fuera del beat no solo hace más difícil la tarea, sino que puede contar con penalizaciones como el sobrecalentamiento del arma. Por otro lado, cada personaje -que se van desbloqueando en la campaña- cuenta con su habilidad especial. En el caso de Melody es una espada, pero otros personajes cuentan con un arco o un escudo. Por supuesto, estas habilidades también deben ser ejecutadas al ritmo de la canción para ser más efectivas. Los héroes de Soundfall, además, cuentan con una barrida que, ejecutada a tiempo, permite evitar cualquier daño.

A pesar de que las diferentes armas y habilidades se pueden mejorar con el loot de cada canción, que se superan en cualquier modo de juego, después de pasar por un par de mundos de la campaña las opciones empiezan a agotarse. Las mismas armas mejoran sus atributos con distintos efectos y rarezas, pero ya no quedan tantas sorpresas. La variedad de enemigos se renueva a un ritmo bastante lento, aunque cada región cuenta con diferentes obstáculos a tener en cuenta, que invitan a plantear diferentes estrategias según el desafío que se tenga enfrente.

Desde lo visual, las diferentes regiones representan elementos y biomas clásicos del mundo de los videojuegos, pero con conexiones a diferentes géneros musicales y estilos. Aunque cada bioma se siente diferente y cuenta con sus características particulares, dentro de una misma región son pocos los elementos distintivos entre niveles. De hecho, en más de una ocasión se va a sentir como que hay más de un nivel igual a otro.

Todos los niveles de la campaña pueden jugarse una y otra vez para conseguir mejores puntajes y, en consecuencia, mejores recompensas (Foto: Drastic Games)

Donde la jugabilidad no logra innovar es donde la música hace su mayor aporte. La campaña cuenta con canciones de lo más variadas. Se recorren diferentes géneros musicales, ritmos de diferentes procedencias y se puede disfrutar de un interesante nivel de acción con todo tipo de canciones. Soundfall puede sentirse monótono después de una sesión de juego porque las nociones básicas de los controles son las mismas de principio a fin. La única novedad llega de la mano de nuevos personajes y sus habilidades únicas, pero es el repertorio variado el que sostiene la experiencia.

En ese sentido, también hay que destacar el meticuloso diseño sonoro del título, que hace que la experiencia sea amena y que la música sea siempre el centro de la acción. Soundfall cuenta con un indicador sonoro que avisa a los jugadores cuando están con poca vida, pero este pitido, que en otros títulos puede ser insoportable, en este caso logra mezclarse con la acción para no distraer de más. Lo mismo sucede cuando un jugador no logra atacar al ritmo del beat: en muchos títulos rítmicos, eso significaría frenar la canción o hacer un efecto que suele tomar protagonismo, pero en Soundfall es lo suficientemente claro para avisar al jugador, pero sin interferir con la experiencia.

El repertorio de Soundfall cuenta con muchísimas canciones que se pueden disfrutar tanto a lo largo de la campaña como en el modo libre, todas las veces que se quiera. De cualquier manera, uno de los modos más interesantes del juego invita a los players a importar sus propias canciones, para superar niveles al ritmo que más disfrutan. Drastic Games logró crear una herramienta que genera escenarios desde cero con solo escuchar la canción importada, lo que puede alargar mucho la vida útil del título, siempre y cuando se tengan canciones en el disco duro.

Cada región cuenta con enemigos y peligros únicos que obligan a los jugadores a mantenerse siempre en movimiento (Foto: Drastic Games)

Sin dudas, en casi cualquier juego rítmico, este es el apartado más llamativo y se puede aprovechar al máximo con cuatro jugadores en simultáneo. Soundfall brilla con toda su intensidad cuando cada player ejecuta sus ataques, dashes y habilidades con el beat, algo que no es tan fácil de lograr como suena. Pero cuando sucede, se puede ver con claridad por qué Soundfall es un título tan interesante.

Aunque cuenta con sus limitaciones en lo jugable, el equipo de Drastic Games logró crear una historia entretenida, personajes carismáticos y un humor muy ameno. Adicionalmente, la campaña cuenta con geniales animaciones cinemáticas que le suman épica a la aventura.

Los videojuegos rítmicos están, posiblemente, en su mejor momento gracias a la enorme variedad de mecánicas y recursos puestos a su disposición. Desarrolladores de todo el mundo están en busca de nuevas y mejores maneras de mezclar la música con la jugabilidad y en estos últimos años han surgido títulos más que llamativos. Soundfall tal vez no se encuentre entre los mejores, pero sin dudas aporta interesantes nociones y conceptos que podrían explorarse un poco más. Lo más importante es que lo hace con una experiencia que, como casi todos los títulos que soportan multijugador, se vuelve muchísimo mejor en compañía de uno, dos o tres amigos.

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