Venezolanos en la Argentina: "El exilio te provoca una tristeza interior que te mata"

Andrés y Eva Montilla llegaron desde Valencia, cerca de Caracas, donde manejaban una cartera de 3.500 clientes de seguros y contaban con un pasar más que próspero. “Cuatro años después de la muerte de Chávez perdimos todo y decidimos emigrar”, cuenta la pareja, que remató su última propiedad por mil dólares para viajar a nuestro país.

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Después de vivir en un cuarto compartido, Andrés y Eva pudieron alquilar un lindo departamento en Remedios de Escalada.
Después de vivir en un cuarto compartido, Andrés y Eva pudieron alquilar un lindo departamento en Remedios de Escalada.

Andrés y Eva son dos en la marea de millones de venezolanos que atravesaron las fronteras de su país en busca de nuevos rumbos. Se dice que ya hay más de 700.000 en Chile, otros 100.000 en España y unos 250.000 en la Argentina. Igual que muchos de sus hermanos –hoy más que nunca no sólo por compartir la nacionalidad, sino el exilio–, Andrés Montilla (47) y Eva Mirena (45) perdieron todo.

¿Su historia? Están juntos desde hace 32 años y tienen dos hijos, Alejandro (26) y Andrés (20). Antes, ella había estudiado Mecánica Dental y él Ingeniería Civil. A la par, tenían un emprendimiento familiar: administraban un camión de carga. Un día de 2003 les robaron el furgón y la empresita que habían armado se derrumbó. Dicen que crisis es igual a oportunidad.

Andrés tuvo que dejar de estudiar, "a cuatro semestres de recibirme de ingeniero", pero hizo un curso de corredor de seguros y empezó a trabajar. "El primer año no vendí una sola póliza", recuerda. "Yo no sirvo para esto", le decía a mi mujer. "Quédate tranquilo: tú tienes mucha vocación para la venta", lo alentaba Eva, segura. "Yo protestaba: '¡Pero mami, si no he vendido ni una sola policita…!'. Hasta que coloqué el primer seguro… ¡y no paré más! Empecé a vender entre 10 y 15 por semana", recuerda Andrés. Y se suma Eva: "Lo de 'no paré más' es literal. Para 2010 la cartera estaba incontrolable: llegamos a tener 3.500 clientes".

Vivían en Valencia, a 170 kilómetros de Caracas. Andrés cuenta que habían alcanzado un nivel de vida soñado: una casa de trescientos metros cuadrados, con parque, parrilla, cancha de básquet y salón de fiestas: "Llegué a cobrar unos ocho mil dólares mensuales, algo así como trescientos mil pesos de la Argentina de hoy", confía él.

Súper emprendedores, en su momento de esplendor económico Eva y Andrés se animaron a jugar en el mercado inmobiliario: "Comprábamos terrenos, construíamos y vendíamos. Nos iba bien en todo lo que hacíamos".

Pero a fines de 2013 las cosas comenzaron a cambiar. Las ventas se vinieron a pique y las pólizas empezaron a caerse. Intentaron con una verdulería, pero no daba gran ganancia. La familia empezó a comerse todos los ahorros. Tuvieron que vender las propiedades. La idea del exilio empezó a sonar cada vez más fuerte cuando liquidaron su última casa. "El mercado inmobiliario perdió toda referencia. Tuvimos que reventar en mil dólares una propiedad que valía quince o veinte veces más", lamentan.

El amor… Eva y Andrés en los años felices, durante unas vacaciones en Aguas de moisés en Venezuela.
El amor… Eva y Andrés en los años felices, durante unas vacaciones en Aguas de moisés en Venezuela.

–¿Cuándo empezó a complicarse su situación económica?

Andrés: La cartera se empezó a caer con la inflación. En Venezuela tenemos una inflación del orden del 15.000 por ciento anual. Cuando empieza una situación de tal magnitud, las prioridades de las personas son de vida o muerte.

Eva: La póliza pasa a ser secundaria. La cartera de clientes se achicó y llegó un momento en que ya no nos alcanzaba para subsistir. Por eso, cuando vimos la situación que se venía, abrimos un local de frutas y verduras. Pero tampoco era un negocio fácil, porque allá el tema de los víveres está complicado.

–¿Sufrieron el desabastecimiento de alimentos?

A: Mira, papel higiénico, lácteos, hay ahorita. El detalle está en que todo lo venden a precio de dólar negro. Un dólar del Estado cuesta 80 soberanos; el negro, 2.500. El lunes comprabas un saco de papas en 500 pesos y el miércoles, cuando iba a reponer, estaba en 3.500. ¿En base a qué calculabas tu ganancia y el precio de las cosas? Podías cobrarlo seis veces más, pero es un círculo vicioso imposible y una situación inaguantable.

…y los tiempos de cólera. El líder chavista Nicolás Maduro soporta las manifestaciones en su contra y culpa de golpe de Estado a los Estados Unidos.
…y los tiempos de cólera. El líder chavista Nicolás Maduro soporta las manifestaciones en su contra y culpa de golpe de Estado a los Estados Unidos.

–¿En qué momento comienza a derrumbarse todo lo que habían construido?

A: Después de la muerte del presidente Chávez comienza la debacle de nuestro país. Venezuela es la gallina de los huevos de oro. Tenemos una de las mayores reservas de energía mundial, oro, playas a 28 grados… Al llegar Chávez al poder, las reservas internacionales estaban en 1.200 millones de dólares. Cuando murió llegaban a 48 mil, con un fondo macroeconómico de 80 mil millones más. ¿Qué pasó? Llegó Nicolás y, cuatro años después, las reservas estaban en 9 mil millones. Ahí yo vi que esto explotaba: "Mami, vamos a emigrar".

–Y decidieron dejar el país…

E: Andrés me venía hablando del tema, pero yo me negaba a partir porque mis padres viven allá… Se me hacía muy duro. Vendimos todo, nos gastamos los ahorros y en un momento ya no pudimos pagar el Seguro de Salud. Ahí fue que yo misma le dije: "Vámonos". Era eso o morir en el intento. Y en mayo de 2018.

En una semana de disturbios, los muertos llegaron a 35.
En una semana de disturbios, los muertos llegaron a 35.

EL KARMA DE VIVIR AL SUR. La tragedia más grande que sufren los venezolanos no es geopolítica ni tiene que ver con la hiperinflación o la lucha entre Maduro y Guaidós. Tampoco con el tironeo entre Trump y Putin. El drama de Venezuela es el exilio de sus hijos, la ruptura de las familias, que desgarró –hasta romperlo– el tejido social. Hoy, miles de padres, madres e hijos viven dispersos por todos lados.

Los Montilla dejaron a sus dos herederos, Alejandro (26) y Andrés (20), en Venezuela. Además, la familia de la mujer está desparramada por América latina: sus padres y cuatro de sus hermanos quedaron en su tierra natal y hoy la Cordillera la separa de los otros tres, que están en Chile.

La pareja llegó a nuestro país en mayo de 2018, con 1.800 dólares. De Ezeiza fueron directamente a una pensión en Remedios de Escalada, donde compartían cuarto con dos personas más. "No teníamos intimidad. Era incómodo, pero era la realidad a la que fuimos a parar", dice Eva.

Andrés, que hoy trabaja en construcción (es una especie de autodidacta multiuso que hace albañilería, pintura y carpintería con una versatilidad increíble), arrancó manejando un Cabify. "Cuando encontré el primer trabajo me quedaban los últimos trescientos pesos. Junté los primeros ahorros y nos mudamos acá", dice sobre el cómodo y alegre departamento donde hoy nos reciben. Y a menos de un año de su llegada, Eva también puede considerarse más que afortunada: "Volví a mis orígenes: trabajo en una clínica odontológica".

El presidente de la Asamblea Nacional venezolana (autoproclamado presidente interino), Juan Guaidó, le dio un ultimátum a Maduro para la convocatoria a elecciones. “Maduro caerá en cualquier momento”, apuesta.
El presidente de la Asamblea Nacional venezolana (autoproclamado presidente interino), Juan Guaidó, le dio un ultimátum a Maduro para la convocatoria a elecciones. “Maduro caerá en cualquier momento”, apuesta.

–¿Por qué eligieron la Argentina?

A: Habíamos pensado en España y en Chile. Pero tenemos un primo que estaba acá y nos dijo: "Vengan p'aquí, que el argentino es muy receptivo".

E: En Chile viven mis hermanos, pero estaba muy difícil entrar: se habían cerrado las fronteras para seguir recibiendo venezolanos. Aquí encontramos un país que nos abrió las puertas y nos permitió levantarnos.

–Se los ve contentos. ¿La procesión del exilio va por dentro?

A: Lo que más pega es la familia… Esa tristeza es algo que no se puede describir. Todavía recuerdo, cuando nos estábamos yendo, que mi suegro se me colgó del cuello. Siento su mano aquí (se toca el hombro). El impacto psicológico te mata.

E: Hoy está la tecnología. Puedes hacer videollamada y verte la cara. Pero no es lo mismo. A pesar de hablar la misma lengua, el cambio de cultura es importante.

“La situación en Venezuela está muy complicada. Vamos a necesitar muchos años para que las cosas funcionen. La idea es quedarnos acá e ir trayendo a nuestros hijos, para que mejoren su nivel de vida”.
“La situación en Venezuela está muy complicada. Vamos a necesitar muchos años para que las cosas funcionen. La idea es quedarnos acá e ir trayendo a nuestros hijos, para que mejoren su nivel de vida”.

–Más allá de todo el sufrimiento, hablan sin resentimiento. ¿Qué salida política esperan en Venezuela?

E: La situación no resiste más: Nicolás tiene que salir. Las manifestaciones se dan en todo el país y mis hijos nos dicen que el número de víctimas es mayor. Están escondiendo los muertos.

A: Entiendo que muchos venezolanos salieron y les está yendo mal, pero trato de ser centrado. Venezuela vive un momento muy confuso, donde todos están intentando meter la cabeza, y eso es por el petróleo. El presidente es pésimo, pero la oposición está en el mismo rango. Y, en el medio, la gente que ya no puede más y pide la salida de Nicolás. Pero es un problema que tenemos que resolverlo los venezolanos, sin intervenciones.

–¿Están esperando que mejore todo para volver o se quieren quedar en la Argentina?

E: Es una pregunta muy complicada de responder. La situación en Venezuela está muy complicada. Vamos a necesitar muchos años para que las cosas comiencen a funcionar normalmente. La idea es ir trayendo a nuestros familiares lo más rápido que podamos, para que mejoren su nivel de vida.

A: Mi hijo menor se está por recibir de licenciado en Marketing, y el otro ya lo es. Esperamos que en un tiempo puedan estar acá. Nosotros ya tenemos DNI argentino. Nos imaginamos viviendo muchos años acá.

Por Julián Zocchi @julianzocchi
Fotos Diego Soldini, AFP y álbum personal

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