
España perdió a uno de sus mayores exponentes en el Mundial de Atletismo de Tokio por la retirada de Jordan Díaz, campeón olímpico y de Europa en triple salto. El atleta español, que aspiraba a alcanzar la final de 12 mejores, optó por abandonar después de marcar nulo en su primer salto de la ronda de clasificación, tras exceder la línea de batida. La prueba requería una marca mínima de 17,10 metros para clasificar a la lucha por las medallas, pero Díaz decidió no arriesgar su estado físico tras lo ocurrido en el primer intento.
El triplista cubano nacionalizado español explicó este contratiempo al terminar la competición, señalando la aparición repentina de una lesión muscular. “He tenido una molestia en el cuádriceps derecho, totalmente inesperado porque no tenía molestias. Me sentía física y mentalmente preparado para la competición, ya que no me molestaba nada. Cosas que pasan en el deporte, pero estoy sin palabras”, relató Díaz en declaraciones difundidas por la Real Federación Española de Atletismo (RFEA). Sus sensaciones previas eran óptimas, por lo que la situación adquirió un tinte frustrante tanto para él como para el cuerpo técnico de la selección española.
El deportista, que emigró a España y obtuvo la nacionalidad por carta de naturaleza, llegó a Tokio con incertidumbre sobre su estado físico debido a una temporada marcada por molestias y bajas participaciones en competiciones. Durante gran parte del año, Díaz lidió con problemas recurrentes en la rodilla derecha, situación que limitó su rutina de entrenamientos y le impidió presentarse en plenitud de condiciones en los compromisos previos al Mundial. Pese a ello, el objetivo declarado era perseguir su ‘triple corona’ particular: convertirse en campeón mundial, sumando así ese título a los obtenidos ya en Juegos Olímpicos y Campeonatos de Europa.
Su preparación para el certamen japonés fue mínima. Apenas sumaba una participación previa, correspondiente al Campeonato de España al aire libre, que se disputó en Tarragona durante el mes de agosto. En esa cita nacional, Díaz se impuso con un salto de 17,16 metros, suficiente para obtener el billete a Tokio e ilusionar de nuevo al entorno del atletismo español.

Su renuncia a continuar en la eliminatoria mundialista resultó desconcertante para quienes seguían de cerca las opciones de España en la competición, ya que el atleta figuraba en las quinielas como uno de los posibles aspirantes al podio. La expectativa generada en torno a su figura era alta debido al excelente rendimiento que mostró en la pasada edición olímpica, donde conquistó la medalla de oro. No obstante, la exigencia física y el escaso rodaje previo pasaron factura, como lo admitió él mismo: “Me sentía física y mentalmente preparado para la competición, ya que no me molestaba nada”.
España pierde una baza de sacar medalla
La baja del saltador deja a España sin una de sus principales bazas de éxito en el Mundial y genera dudas acerca de su evolución de cara a los próximos compromisos internacionales, incluyendo los venideros Juegos Olímpicos. El propio Díaz, visiblemente afectado, resumió la situación con palabras de resignación: “Cosas que pasan en el deporte, pero estoy sin palabras”.
Por ahora, el salto de 17,16 metros en Tarragona queda como su mejor registro de la temporada. El foco estará puesto en su recuperación y readaptación tras la molestia muscular, mientras el atletismo español aguarda detalles sobre su estado físico y los pasos a seguir en su calendario profesional. Las ilusiones por la reconstrucción de un ciclo triunfal se mantienen vivas, aunque este incidente en Tokio obliga a recalibrar expectativas de cara al futuro inmediato.
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