Una de las rutas más impresionantes de Portugal: 600 kilómetros a través de 12 pueblos históricos

La gran mayoría de estas aldeas se ubican a menos de una hora de la frontera con España, lo que las convierte en destinos perfectos para una escapada rural

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Una de las rutas más impresionantes de Portugal: 600 kilómetros a través de 12 pueblos históricos

Gracias a su hermosa costa, sus bellas montañas e increíbles senderos naturales, Portugal es un destino digno de recorrer de punta a punta para conocer todos sus secretos. Dada su proximidad con nuestro país, son muchos los españoles que hacen una escapada a alguna de sus playas o pueblos de interior. Estos últimos son uno de sus principales a reclamos turísticos gracias a su carácter rural, histórico y tradicional. Sin embargo, solo unos pocos destacan sobre los demás por aunar todas estas características de una forma exquisita.

Estas localidades son las que se conocen como las aldeas históricas de Portugal. Son un total de 12 villas ubicadas en el interior del país y donde perdura todavía la esencia medieval de antaño. En su mayoría acogen un gran patrimonio arquitectónico y cultural, pues se erigieron alrededor de imponentes castillos, cuentan con numerosas iglesias y capillas, y además, acogen misteriosas leyendas. A esto se le suma una tradición ancestral muy arraigada que hace de ellas toda una maravilla.

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Se encuentran distribuidas a lo largo de las comarcas de Guarda y Castelo Branco y son: Belmonte, Sortelha, Castelo Mendo, Almeida, Castelo Rodrigo, Marialva, Trancoso, Linhares da Beira, Piódão, Castelo Novo, Idanha a Velha y Monsanto.

Una ruta de casi 600 kilómetros

Estos pueblos son uno de los mayores atractivos turísticos del interior de Portugal, y son muchos los visitantes que han disfrutado del alguno de ellos. Sin embargo, lo que mucha gente desconoce es que existe un circuito que permite disfrutar de todos ellos en un solo viaje. Estamos hablando de la conocida como la Gran Ruta de las Aldeas Históricas de Portugal o la GR22. Este es un recorrido circular de cerca de 600 kilómetros que conecta todas las aldeas y que se puede hacer a pie o en bicicleta.

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Es un itinerario divido en varias etapas que tiene su punto de inicio en la aldea de Belmonte. El recorrido permite disfrutar de la esencia más pura del país luso, conociendo sus tradiciones y admirando la monumentalidad cultural e histórica de la zona. A su vez, el patrimonio natural que espera es impresionante, pues el visitante puede recorrer algunos de los parques naturales más bellos del país, de hecho algunos están catalogados como Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Estos son: el Parque Natural del Duero Internacional y Parque Arqueológico de Vale do Côa, el Parque Natural del Tajo Internacional y el Parque Natural de Sierra da Estrela. Asimismo, la European Ramblers Association (Asociación Europea de Senderismo) ha calificado al circuito con el distintivo Leading Quality Trails – Best of Europe, lo que lo certifica como uno de los mejores senderos de Europa.

Belmonte

Belmonte, en Portugal (Wikimedia).
Belmonte, en Portugal (Wikimedia).

Dominado por su antiguo castillo, el primer pueblo de la ruta es Belmonte. Se caracteriza por su gran influencia judía, los cuales formaron un importante asentamiento en esta villa tras su expulsión en 1492 por los Reyes Católicos. Igualmente, ha sido lugar de nacimiento de uno de los navegantes más ilustres de Portugal, Pedro Álvares Cabral.

A su vez, se encuentra rodeado de uno de los entornos más impresionantes de Portugal, la sierra da Estrela, un paisaje natural que contrasta a la perfección con la fisionomía medieval de la zona. Cruzando este paraje natural y en un camino de 18 kilómetros se llega a la siguiente aldea: Sorthela.

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Sorthela

Sortelha, en Portugal (turismoenportugal.org).
Sortelha, en Portugal (turismoenportugal.org).

Esta villa es una de las más hermosas de Portugal. Gracias a la increíble conservación de su aspecto medieval, se puede disfrutar de su impresionante muralla y del castillo del siglo XIII. Además, pasear por sus calles empedradas es algo obligatorio, pues conduce a atractivos como un caserío apiñado en torno a dos plazas, la del Corro y la del Pelourinho.

A su vez, dos calles, la rua Direita y rua da Fonte, comunican la Porta da Vila con la Porta Nova. A esto hay que añadir una picota manuelina y una iglesia del siglo XVI. Siguiendo el itinerario, el siguiente pueblo es Castelo Mendo, al cual se llega tras completar una etapa de 80 kilómetros.

Castelo Mendo

Apenas a 10 kilómetros de la frontera con España, Castelo Mendo se alza como una de las villas más pintorescas de la Beira portuguesa. Se enclava sobre un cerro y cuenta con un recinto amurallado con seis accesos, donde acoge puntos de interés como la plaza de San Vicente y la del Pelourinho, la Casa da Cámara o Ayuntamiento, la iglesia de San Vicente o la Porta dos Berroes. Su trazado se distribuye a lo largo del río Côa, en un entorno rodeado de pastos y cultivos. Recorriendo 18 kilómetros se llega a Almeida, el siguiente pueblo de esta ruta.

Almeida

Esta villa es el reflejo del poder de la ingeniería militar de los siglos XVII y XVIII, pues la aldea está rodeada de cerca de tres kilómetros de murallas, además de albergar fosos y baterías de cañones. Esto hizo que Almeida fuera una de las mayores plazas fuertes de Portugal frente a España y también frente a las tropas napoleónicas en el siglo XIX. A día de hoy, se puede disfrutar de algunas estructuras militares de la muralla., las cuales han sido reconvertidas en edificios administrativos y culturales.

De estos destaca la Casa de los Gobernadores, el antiguo cuartel de Artillería, el de Caballería o el de Infantería. Una vez vista la villa, Castelo Rodrigo es la siguiente parada tras superar un camino de más de 36 kilómetros.

Castelo Rodrigo

Castelo Rodrigo, en Portugal.
Castelo Rodrigo, en Portugal.

Se sitúa en el valle del río Côa y se erigió durante la reconquista por orden de Alfonso IX. Fue un punto de disputa entre Portugal y los reinos de León y después de Castilla, pero a pesar de ello, su trazado medieval se ha mantenido intacto hasta nuestros días. Así, dando un paseo por sus calles se pueden apreciar monumentos como el pozo-cisterna, la torre del Reloj, la iglesia y convento de Santa María de Aguiar, y la iglesia de Nossa Senhora do Rocamador.

Igualmente, en su punto más alto se localizan las ruinas de del palacio de Cristóbal Moura, incendiado en 1640. A través de un sendero de poco más de 40 kilómetros se llega hasta el siguiente pueblo: Marialva.

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Marialva

Marialva es una de las villas medievales más bonitas de Portugal. En la visita, se aprecia como su núcleo urbano está dividido en tres centros distintos. En primer lugar, se encuentra la Ciudadela, ubicada en el interior del castillo y ahora despoblada: el segundo es el Arrabalde, una prolongación de la villa más allá de las murallas; y por último, la Devesa, que se extiende por la llanura hasta la ribera del río Marialva y se asienta sobre la antigua ciudad romana.

Este conjunto monumental permite al visitante conocer la historia del pueblo y contemplar su evolución arquitectónica, pues presentan diversos estilos. Por otro lado, siguiendo con el itinerario, se llega hasta Trancoso tras un camino de casi 30 kilómetros.

Trancoso

Trancoso, en Portugal (Wikimedia).
Trancoso, en Portugal (Wikimedia).

Esta villa cuenta con una gran importancia militar debido en parte a su situación privilegiada, en lo alto de un altiplano, con unas increíbles vistas del valle del Duero y la sierra da Estrela. Así, los monarcas portugueses dieron a la ciudad imponentes estructuras, de las que destacan su recinto amurallado, compuesto de tres entradas, y su espectacular castillo de hasta 15 torres. A su vez, la cultura judía está muy presente en la villa de la mano de la Casa del Gato Preto, que alojó la sinagoga.

Junto a la sinagoga se encuentran la Iglesia de San Pedro y el Pelourinho, del siglo XVI y coronado por una jaula esculpida en la misma piedra de la columna. Tras pasar por esta hermosa villa, la siguiente parada del circuito es Linhares da Beira. Para llegar hasta allí se tiene que superar un camino de 44 kilómetros.

Linhares da Beira

Linhares da Beira acoge el que es posiblemente uno de los castillos góticos más importantes de la Beira Interior. Se trata de una fortaleza de origen incierto, quizá morisco, en el que estancias como la plaza de armas o las antiguas cisternas hacen viajar al visitante en el tiempo. A su vez, desde sus torres se pueden contemplar unas fantásticas vistas del entorno.

Siguiendo la fortaleza calle abajo se encuentra el núcleo urbano donde se puede disfrutar de un relajante paseo a la vez que se contempla la arquitectura típica de la zona. Por otro lado, y siguiendo la ruta de aldeas históricas, el próximo destino es Piódão, al que se llegará tras completar un camino de 84 kilómetros.

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Piódão

Piódão, Coimbra.
Piódão, Coimbra.

Ubicado en la Sierra de Açor, Piódão es la única aldea histórica que carece de castillo y murallas, pues su espectacular enclave hace que las casas se encuentren apiñadas en la propia ladera de la montaña, creando una fortaleza natural. Se caracteriza por sus pintores calles y casas de pizarra, y entre sus puntos de interés destaca la blanca Iglesia Matriz o la capilla de San Pedro. Para llegar al próximo destino se debe realizar una etapa de 80 kilómetros hasta Castelo Novo.

Castelo Novo

Castelo Novo es un pueblo que se caracteriza por sus casas señoriales y los restos de su castillo, construido en el siglo XII. A su vez, destaca también los Paços do Concelho, un edificio medieval que se sitúa en el Largo da Bica. Este espacio presenta varios elementos curiosos, principalmente una fuente barroca del siglo XVIII adosada a la fachada de granito, coronada con las armas del rey D. João V. Igualmente, el entorno natural que lo rodea es inmejorable, ya que está protagonizado por la Sierra de Gardunha.

Por su parte, la ruta sigue hasta el pueblo de Indanha a Velha, al que se llega siguiendo un camino de más de 45 kilómetros.

Indanha a Velha

Esta aldea se asienta sobre los restos de una antigua ciudad romana, aunque el paso de las civilizaciones visigoda y musulmana también dejó huella. Así, destaca por mantener y conservar vestigios de todas estas poblaciones, haciendo que esté declarada como Monumento Nacional. De todos sus atractivos sobresalen el Archivo Epigráfico, que posee una colección magnífica de losas con grabados, las ruinas de una casa noble romana que ahora puede visitarse, las piscinas bautismales de la época sueva (siglo VI) y la Iglesia Matriz (siglos XVII-XVIII).

El siguiente pueblo corresponde a Monsanto, al cual se llega tras finalizar un recorrido de 45 kilómetros.

Monsanto

Villa de Monsanto en Portugal.
Villa de Monsanto en Portugal.

La última parada de la Gran Ruta de las Aldeas Históricas es Monsanto. En ella, se puede observar cómo la montaña se ha hecho dueña del lugar, ya que muchas de sus casas se encuentran ‘aplastadas’ por la roca. Incluso algunas, utilizan la propia piedra como tejado. A esto se le suma la proximidad con España, lo que convierte al pueblo en una escapada perfecta para quienes vivan en Cáceres o Plasencia. Se sitúa apenas a 30 minutos de la frontera con España.

A este se le suma un entramado repleto de palacetes con blasones y portales manuelinos e interesantes construcciones como la Torre de Lucano, del siglo XIV. Asimismo, la villa está rodeada de un hermoso entorno natural donde las faldas de la sierra de la Garduña y el río Ponsul brindan al destino un bello aspecto rural. Para completar el circuito se debe ir desde Monsanto hasta Sortelha (78 kilómetros) y desde Sortelha hasta Belmonte (40 kilómetros).

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