Flavia Pittella: “Se pueden enseñar idiomas a partir de una inmersión en la literatura”

La especialista en lectura, escritura y educación fue la ponencia de cierre en el primer ciclo de diálogos con referentes en educación que organiza Ticmas dentro de la Feria del Libro de Buenos Aires

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Durante su charla con Ticmas en la FIL de Buenos Aires, Flavia Pittella resaltó la importancia de tomar la lectura como un método de enseñanza de idiomas. (Agustín Brashich/Ticmas)
Durante su charla con Ticmas en la FIL de Buenos Aires, Flavia Pittella resaltó la importancia de tomar la lectura como un método de enseñanza de idiomas. (Agustín Brashich/Ticmas)

Aprender otro idioma siempre es un reto difícil de tomar, sin embargo, si se tiene un acercamiento desde un ámbito más cultural que estructural, puede hacer el camino más sencillo para los estudiantes que comienzan a familiarizarse con la nueva lengua. Esto es parte de lo que planteó Flavia Pittella, profesora y periodista de literatura, durante la entrevista que tuvo con Ticmas en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

La intervención de Flavia con el tema “Leer en dos mundos: una aproximación al Dual Languagefue el broche de oro para cerrar el primer ciclo de ponencias con especialistas en educación que Ticmas realiza como parte de su participación en la FIL Argentina 2024.

En la entrevista, Pittella expuso que se puede hacer el acercamiento al aprendizaje de una segunda lengua a partir de literaturas comparadas, ya que esto permite hacer un análisis muy amplio en clase sobre qué constituye un canon cultural o un canon literario.

“Con esto se puede ver que en general siempre hay muchas más similitudes que diferencias. Por ejemplo, los movimientos literarios, las formas de escribir los temas, la tendencia al cuento a la poesía o a la novela, los premios que se ganan internacionalmente. Entonces, cuando presentas esto en un aula logras varias cosas, pero en el caso de ‘dual language’ es que los chicos estén inmersos en una segunda lengua sin estar prestando realmente atención hacia si entienden todo o no, o hacia la estructura gramatical, que son cosas que después se pueden hacer”, destacó Flavia Pittella.

En la conversación durante el primer día al público de la FIL Buenos Aires, que fue moderada por Patricio Zunini, Flavia insistió en que una vez que se logra que un adolescente lea un cuento de Edgar Allan Poe, “porque lo está comparando con un cuento de Horacio Quiroga”, se le abre más la cabeza a una comprensión cultural de la lengua en cuestión.

Flavia es profesora en Lengua y Literatura Inglesas por la Universidad Nacional de La Plata, Flavia Pittella es, además, licenciada en Ciencias Sociales con especialización en lectura, escritura y educación (FLACSO). Es periodista en Radio Mitre e Infobae, y dirige el departamento de lengua y literatura inglesas del Colegio Patris. Es autora del libro 40 libros que adoro.

Flavia Pittella dijo en la plática con Ticmas, moderada por Patricio Zunini, que la literatura comparada permite conocer los contextos culturales de los autores, y encontrar las similitudes entre ellos, da paso a la comprensión del lenguaje extranjero.
Flavia Pittella dijo en la plática con Ticmas, moderada por Patricio Zunini, que la literatura comparada permite conocer los contextos culturales de los autores, y encontrar las similitudes entre ellos, da paso a la comprensión del lenguaje extranjero.

La charla con Flavia Pittella se abordaron cuestiones sobre literatura, aprendizaje, y la disposición por conocer nuevas lecturas. ¿Para qué leemos? ¿Qué se hace cuando un docente no es apasionado por la lectura? ¿De qué manera el enfoque fónológico ayuda al aprendizaje? Estas fueron algunas de las preguntas que respondió y que se desglosan a continuación.

-¿Con qué cuentos trabajas? Sé que trabajas, por ejemplo, con Manuel Mujica Lainez.

-En general trabajamos buscando géneros literarios, por ejemplo, en la ciencia ficción puedes trabajar un cuento de Ray Bradbury y La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares. O María Luisa Pombal, la autora chilena, y alguna autora norteamericana de la misma época que hable de la libertad, por ejemplo Kate Chopin, que tiene un cuento que se llama La historia de una hora. Lo trabajamos con un cuento de Pombal. Son dos mujeres, una chilena y una norteamericana, y su personaje femenino se entera que aparentemente su marido murió y lo que todo el mundo entiende como una tristeza en sus corazones, para ellas en realidad es que ahora se sienten libres y en las dos cuentos los hombres vuelven y ellas mueren. Entonces hablas del inicio del feminismo, de la escritura de la intimidad de la mujer, de lo no dicho; un montón de temas alrededor de estas escritoras, las biografías de las escritoras, donde escribieron, si lo que escriben es autobiográfico, el realismo en este caso en las autoras y encima en una lo están leyendo en otro idioma.

-Cuando haces la literatura comparada, ¿tomas autores de la misma época o puede ser alguien de 100 años antes?

-Puedes elegir. Lo que te permite eso es que conoces el campo literario, que esa es una investigación que tiene que hacer el docente. Si quieres trabajar ciencia ficción hay que buscar qué hay de ciencia ficción que se. Por ejemplo, un cuento de Leopoldo Lugones y en qué se parece a, puede ser un cuento contemporáneo. Puedes elegir por épocas, por géneros, por temas. Los temas pueden estar separados 100 años.

-Cuando tomas por ejemplo, Fortuna y Las Uvas de la Ira, ¿cómo se trabaja? Quizá no se comparan del todo porque Hernán Díaz, el autor de Fortuna, lo escribió en inglés pero él es argentino. Igual hay una comparación en un salto de 100 años.

-Claro, ahí lo que hacés muchas veces la literatura es intertextualidad. ¿Qué quiere decir Quiroga? Perdón que vuelvo, pero es muy claro. Quiroga ama a Poe, reescribe cuentos de Poe. Escribe su propio decálogo del perfecto cuentista inspirado en Poe, entonces ahí tenés una hermandad. Hay mucho de lo que se llama la intertextualidad, un autor le puede responder al otro. También está Gabriela Cabezón Cámara, con El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, ¿por qué? Porque es la revelación del campo, del interior, de qué es lo civilizado y qué es lo salvaje. Un proyecto que hice con alumnos tenía que ver con poetas de la Primera Guerra Mundial ingleses y Rodolfo Fogwill, con Los pichiciegos, y hay 100 años de diferencia, pero la guerra de Malvinas fue una guerra de decimonónica. Fue la última digamos la última guerra del siglo 19. Entonces mucho de lo que cuentan los poetas ingleses de la Primera Guerra Mundial podría haber sido tranquilamente contado por un soldado argentino en las trincheras.

-¿Cómo haces para tomar, por ejemplo, a ciertas figuras de la literatura argentina? Mencionaste a Poe, y si se menciona hay que hablar de Borges; si hablas de Shakespear hay que hablar de Borges. ¿Cómo haces para comparar esas relaciones con un autor que es tan polifacético?

-Hay que relajarse, porque podemos llegar a ser una tesis doctoral de una comparación entre un monólogo de Shakespeare y un cuento de Borges. Se puede hacer una tesis doctoral, pero cuando estás en el aula lo que búscas es que los chicos piensen interactivamente, que piensen fuera de la caja y que se den cuenta que el conocimiento no son compartimientos estancos. Quieres que piensen y vean que un autor puede conversar con otro autor de 400 años atrás y hay un diálogo, van y vienen. Algunos chicos van a llegar a alguna profundidad y otros a menos. No importa. Tú ya les abriste una puertita que tiene que ver con la forma de mirar la literatura.

-¿También la forma de entender la sociedad? ¿En la literatura comparada también puedes analizar idiosincracia, identidades y sociedades?

-Sí, porque en la literatura uno encuentra el mundo, entonces es muy difícil que no puedas llevar la literatura a política y ciudadanía, a historia, geografía, a filosofía o a religión.

Flavia Pittella destacó la importancia de que ahora la literatura argentina pueda llegar a más lugares no hispanohablantes.
Flavia Pittella destacó la importancia de que ahora la literatura argentina pueda llegar a más lugares no hispanohablantes.

-Tenía una amiga, que ya falleció, pero que daba talleres en la Villa 31 y les enseñaba a los chicos en Casa Tomada, de Cortázar, porque es un texto del canon del colegio. Se da en primer año del secundario. Y los chicos no podían entender que esos dos hermanos se fueran de la casa y le dejaran la casa a los ocupas, cuando ellos están todo el tiempo peleando por un espacio. ¿Eso también tiene que ver con literatura comparada? ¿Tiene que ver con cómo interpreta cada uno desde su lugar la literatura?

-Es un es sobre todo un trabajo bien hecho. Porque el otro día alguien me decía bueno a lo mejor en un en un posgrado que estoy haciendo alguien hizo un comentario que a mí me hizo ruido estábamos hablando de Pedro Páramo y esta chica dijo bueno, a lo mejor para el lector medio Pedro Páramo es muy difícil. ¿Cómo es muy difícil? ¿Quién es el lector medio? Pero tu amiga entendía que puede activar una discusión válida que los interpela y hacen una reinterpretación de Cortázar, porque el texto ya está escrito y Cortázar está muerto y enterrado. Entonces lo que nos queda de Cortázar es su texto y la libertad de interactuar con ese texto. A lo mejor hay 15 interpretaciones sobre sus textos; a lo mejor ahí hay, lo que Humberto Eco diría, sobre interpretación. Y estamos leyendo en el texto algo que a Cortazar ni se le cruzó por la cabeza, pero no importa. No creo que a Cortazar le importe lo que hacemos con Casa Tomada.

-Cuando te llevas un cuento como estos a otro país, ¿qué buscas?

-Tengo una cuestión más bien política. Tengo la suerte de dictar una materia que es Ecocrítica, Eco literatura, en una universidad norteamericana y les hago leer Samanta Schweblin, y les hago leer Quiroga, les hago leer Borges. Nunca leyeron a ninguno de esos autores y no saben quiénes son y al final del año, sistemáticamente, eligen como mejor texto El almohadón de plumas, La miel silvestre y Distancia de rescate. Nunca los han leído, de 20 o 30 alumnos, y me miran en la clase y preguntan dónde se escribió. Creo que parte de la academia y parte del mundo, hoy virtual que nos permite tanto, nos implica a nosotros y nos genera una actitud proactiva de difusión de nuestra literatura.

-¿Por qué te gusta tanto John Maxwell Coetzee? No cambie de tema, porque seguimos en el mundo del dual language, pero ¿por qué te gusta tanto?

-Porque Sudáfrica es un país hermano nuestro. Se puede comparar, por ejemplo, En el medio de ninguna parte con Pedro Páramo y son iguales. Coetzee tiene algo de lo árido del país subdesarrollado,de lo árido del país sufrido, de lo árido de diferencia de clase, de la diferencia racial, de la violencia de Estado. Y lo cuenta tan universalmente que no sientes que está en Sudáfrica. Muchas veces yo siento cuando novelas de Coetzee que podrían ser en La Pampa. La experiencia de llevarlo a clases es árida. Es árida porque es doloroso. Para mi la literatura es dolorosa, debe ser como dice Kafka, esa hacha que te parte el hielo del corazón, porque no tiene sino otro sentido. Y Coetzee va al fondo del iceberg, o sea que te parte en dos.

-Muchas veces toca promocionar un libro que no te va a hacer bien, digamos que no la vas a disfrutar y no lo vas a pasar bien mientras lo lees, pero que vale la pena leerlo. Entonces, ¿para qué leemos?

-Yo leo para saber que no estoy sola. Que mis pensamientos, mis divagaciones, mis miedos, mis frustraciones, mis dolores ya alguien también los pasó y escribió sobre eso. Leo para para no sentirme sola

- ¿Eso se lo puedes transmitir un chico de secundaria, cómo?¿Cuánto tienes que leer vos para que un chico se contagie o quiera aprender?

-Sí, leyendo. Hay que leer mucho, todo. Porque si el docente no disfruta y si la lectura para él o ella no es carne -así como si para el docente no es carne la tecnología o la matemática o la historia o la biología- no hay nada. Una vez me lo dijo un psicólogo, lo que para mí fue la mejor definición de vocación, es que el mejor docente es el docente que el chico ve que tiene algo y que se lo va a dar. Es una definición perfecta, porque tampoco sirve el que sabe mucho. Sirve el que dice “tengo esto que es perfecto, toma”.

-Los chicos cuando estudian en ese dual language toman un texto vos se lo das en inglés o se lo das en español a los dos o traducidos los dos

-Pueden jugar de cualquier manera. Si estás en un colegio que no maneja un nivel de inglés, lo hacen en traducción y te dedicas a otras cosas: a pensar cómo llega Poe a Misiones. Busquemos. ¿Cómo se conecta Quiroga con Poe?¿Dónde lo encuentran? ¿Quién lo traduce? ¿Por qué lo traducen? Y ese es otro tipo de lectura. Si puedes en inglés o en francés o en el idioma que quieras trabajarlo siempre es mejor.

-Cuando diste “dual language” afuera en Texas, ¿es lo mismo darlo en Texas o en Nueva York cuando tomas una lectura de la Argentina?

-Tenemos todas las fichas en contra porque tienes que entrar convenciendo a la gente que le traes algo que vale la pena leer, algo de lo que no tienen ni idea. Nosotros somos un país que, precisamente por ser su desarrollado, el derrame hacia nosotros es enorme. Todos sabemos aunque no hayamos leído quién es Hemingway, no importa si no lo leíste. Sabes quién era Shakespeare, que existió. Quién es Voltaire, te suena. Pero nosotros para allá no volcamos nada. Hay un camino largo de hacer que es abrir al conocimiento mundial. Ahora se usa mucho la idea de literaturas globales, creo que hoy estamos en un espacio de beneficio a nuestro favor, que está buenísimo. Samantha Schweblin ganó hace dos años el premio de literatura norteamericana en traducción, no es menor. Selva Almada está ahora entre los cuatro del Booker Price, no es menor. Quiero decir, estamos yendo para allá.

Así fue como cerró el primer día de conversaciones con especialistas de la educación. Ticmas, que fue el organizador de las charlas, tiene un espacio destacado en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, con un stand de casi 400 metros cuadrados y un auditorio donde cada día se realizan charlas y encuentros exclusivos.