La actividad económica experimentó una contracción mensual de 0,4% en octubre, según los datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Además, el indicador registró una suba interanual de 3,2% y de 5% en los primeros 10 meses del año frente al mismo lapso de 2024.
En comparación el mismo mes del año previo, doce de los sectores que integran el EMAE mostraron incrementos, con Pesca (91,4% interanual) e Intermediación financiera (22,8% interanual) al frente. El aumento en Intermediación financiera se vio impulsado principalmente por mayor actividad de agentes y sociedades de bolsa.
Intermediación financiera (22,8% interanual) tuvo el mayor aporte positivo en la variación anual del índice del Indec, seguida por Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (3,9% interanual). Entre ambos rubros sumaron 1,32 puntos porcentuales al crecimiento interanual del indicador.
En cambio, tres sectores registraron retrocesos respecto a un año atrás. Sobresale Industria manufacturera (-2,7% interanual), junto con Administración pública y defensa; planes de seguridad social de afiliación obligatoria (-0,8% interanual) y Hoteles y restaurantes (-1,0% interanual). Estos sectores restaron en conjunto 0,52 puntos porcentuales a la variación del EMAE.
Cabe recordar que octubre estuvo signado por la volatilidad cambiaria y el apretón monetario que implementó el equipo económico en la antesala de las elecciones legislativas. Al restringir la circulación de pesos para evitar un salto en el tipo de cambio, subió la tasa de interés y se encarecieron los créditos para empresas y familias. Luego de ganar los comicios, el Gobierno puso en marcha el desarme del corset monetario, lo que se tradujo en una fuerte caída del costo del dinero y una normalización de las tasas.
El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza de forma mensual el Banco Central de la República Argentina (BCRA) había estimado un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) desestacionalizado de 0,5% para el tercer trimestre de 2025, invirtiendo la tendencia negativa anticipada en reportes anteriores.
Al mismo tiempo, las expectativas de las consultoras relevadas por el BCRA para el cuarto trimestre de 2025 proyectaron un crecimiento de 0,8%, mientras que para el primer trimestre de 2026 prevén un aumento de 0,9%. El promedio estimado del PIB real en este año se ubica 4,4% por encima del nivel registrado en 2024.
Un informe reciente de LCG remarcó que en el corto plazo, “la disminución de la incertidumbre macroeconómica podría aliviar la dinámica del consumo y la inversión” a través de distintos canales como la reducción del riesgo país y del costo del crédito para las empresas, así como menores tasas de interés.
Sin embargo, los analistas de la firma no prevén que estos factores “se conviertan en impulsores significativos del crecimiento económico para el mediano plazo”. A la vez, remarcaron que si el consumo y la inversión se concentran en productos importados, “necesariamente deberá ampliarse la base exportadora”.
“La reciente racionalización del sistema cambiario, ampliando gradualmente la banda superior, permitiría, potencialmente y en el margen, aliviar la presión sobre las exportaciones netas y aquellos sectores afectados por el dólar bajo. Para 2025 proyectamos un crecimiento en torno a 4,5% anual”, concluyeron.
¿Tres años seguidos de crecimiento?
Según BBVA Research, Argentina podría alcanzar, por primera vez en veinte años, tres períodos consecutivos de crecimiento económico. El informe proyecta un incremento del PIB de 4,5% en 2025, seguido de avances de 3% tanto en 2026 como en 2027, luego de un 2024 marcado por la recesión y el ajuste. Sin embargo, el estudio señala que el crecimiento no será uniforme entre los distintos sectores.
Las proyecciones sugieren un posible cambio de ciclo para la economía local, que no logra tres años continuos de expansión desde 2006. El documento destaca que, a pesar de una mejora en las expectativas tras las elecciones legislativas—en las que se consolidó el respaldo social al programa económico—, la recuperación presentará diferencias sectoriales.
“El desafío se centrará en la heterogeneidad sectorial y la creación de empleo. Los sectores más dinámicos siguen siendo capital-intensivos, mientras que los de mayor caída concentran mano de obra. En 2026 la actividad mantendrá una dinámica heterogénea, pero con una convergencia gradual hacia un crecimiento más equilibrado”, indicó el informe.
“Una mayor estabilidad macroeconómica junto con un mejor entorno de negocios permitirían que la inversión y las exportaciones traccione el crecimiento en los próximos años. El PIB per cápita en 2026 alcanzará los niveles del pico previo de 2022″, sumó.
El documento anticipó que la agricultura, favorecida por la reducción de retenciones, la minería, con la llegada de inversiones al amparo del RIGI, y la intermediación financiera, impulsada por mayor crédito y tasas, serán los principales motores del crecimiento. Por el contrario, no aparecen señales de reactivación en la industria, el comercio y la construcción, incluso si se modifican los criterios sobre obra pública. La debilidad de estos tres sectores podría tener un fuerte impacto en el empleo formal, ya que concentran buena parte de los puestos de trabajo registrados.