Cuadros, plaquetas, banderazo, ovaciones y banderas colosales se desplegaron desde el arribo de Diego Armando Maradona a Rosario, donde su Gimnasia La Plata dio el gran golpe de la fecha y derrotó a Newell’s 4 a 0 en el estadio Marcelo Bielsa. La Lepra salió a jugar con una camiseta conmemorativa con un logo con referencia al 10, que incluso ya se había emocionado temprano cuando le regalaron una casaca rosa (una especial que usó el conjunto rosarino) con su número característico y el nombre “Tota” por su mamá
SEGUÍ LEYENDO: Bautismos con pizza y moscato, un altar extravagante y decenas de rituales: crónica de una Navidad en la Iglesia Maradoniana
Pero uno de los objetos que más llamó la atención, sin lugar a dudas, fue el asiento desde donde Diego dirigió al Lobo. “Mirá el sillón que le dieron, parece el de El Padrino”, se codeó un fanático con otro en una de las plateas de la cancha cuando lo distinguieron a lo lejos. Necesitaron chequear por las pantallas televisivas ubicadas en ese sector que lo que veían sus ojos era así. Y desde ese lugar el cuadro conducido por Maradona obtuvo su segunda victoria en la Superliga. La más relevante por contexto.
Desde Newell’s estuvieron en todos los detalles habidos y por haber para que el Pelusa se sintiera como en su hogar. Y cumplieron, más allá de que el resultado deportivo le jugó una mala pasada.
La idea, en un principio, era subastar el sillón que firmó el técnico tripero antes de que comenzara el encuentro. Pero además, Diego dejó su estampa en una réplica. Un trono iba a ser subastado y el otro ya tenía un lugar designado en el museo leproso que probablemente se inaugure en 2020 en el mismo estadio Coloso Marcelo Bielsa.
Los ánimos fueron muy distintos con el tanteador puesto en el vestuario local y el visitante. Es por este motivo que la subasta o sorteo quedó pendiente, sin definición, a confirmar. A Maradona le encantó el cómodo trono que ya se transformó en una especie de cábala para él, según aseguraron por lo bajo desde su círculo íntimo. El 4-0 en el Parque Independencia, que pudo ser más abultado todavía, tuvo como perlita de la tarde noche a este sillón. ¿El DT Habrá pedido hacer una encomienda para llevárselo a su casa? Poco importa: esta verdadera perlita pasará a formará parte del espacio en el que se exhibirán valiosos objetos de la entidad rojinegra.
DAM les reconoció a los hinchas ñulistas que les quería ganar adentro de la cancha y prometió volver algún día a su tierra. En la Lepra le dieron todos los gustos a excepción del trono donde vio el partido. El sillón no se moverá de Rosario.
SEGUÍ LEYENDO