Lo que dejó el Festival Nevadas Escénicas de Bariloche

Durante 7 días, el evento tuvo obras internacionales y del país, y además incluyó conciertos, piezas para niños y niñas, talleres y charlas. Un recorrido por lo más destacado

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Festival Nevadas Escénicas de Bariloche
Festival Nevadas Escénicas de Bariloche

Lejos del apabullante calor de Capital Federal, entre las montañas de Bariloche y alrededor de miles de turistas, se desarrolló durante la semana pasada el Festival Nevadas Escénicas, internacional y de acceso gratuito, que reunió a más de 270 artistas latinoamericanos en la Patagonia argentina. Por siete días, y especialmente durante el fin de semana largo, la ciudad de Bariloche estuvo copada por multitudes de todas las edades agrupadas en 7 salas viendo teatro, escuchando música en vivo y participando de instancias de formación en artes escénicas.

El teatro intimida, como cualquier institución artística; pero desde el Festival Nevadas se buscó romper esa barrera cultural. Con entrada a la gorra, el Festival convocó no solo al público regular, sino también a aquellos no habituados a este tipo de representaciones. Por eso, la programación además de obras de teatro también incluyó conciertos, obras para niños y niñas, talleres y charlas.

Y, si se logra romper la barrera, sucede algo bastante particular: el público participa de manera natural en las funciones. Pero esa interpelación no se daba de manera unidireccional, del escenario a la tribuna, sino que muchas veces (y en todos los casos con buenos resultados) era un espectador quien iniciaba ese diálogo en el que se sobreentendía que la cuarta pared no existe. Todos parecían comprender y hablar a la perfección un lenguaje implícito que en las obras de Buenos Aires no está permitido.

Las Octetas, dirigidas por Nicolás Casalnuovo (Virginia Salamida)
Las Octetas, dirigidas por Nicolás Casalnuovo (Virginia Salamida)

Dentro del repertorio escénico el concepto curatorial fue la diversidad, con la misma intención de crear un festival para todo público: unipersonales (como Porquería, Marcelo Bertuccio, Bariloche), pero también multitudes en escena (The meeting point, artes en diálogo, Bariloche); teatro de leyendas latinoamericanas (El aviso desoído. Paisaje de papel. Mitos y leyendas latinoamericanas, Marcelo Fagiano, Córdoba), en convivencia con el tan popular género clown (La perrera, Osvaldo Dragún, Lago Puelo, o Naturaleza rota, José y Gustavo Guirado, Pueblo Esther).

Una de las grandes revelaciones del Festival fueron las Octetas (dirigidas por Nicolás Casalnuovo), un grupo de once actrices de El Bolsón, que en escena suelen representar un coro acompañado de una directora autoritaria y arbitraria. Como respuesta a la dureza de aquella exagerada seriedad, las coristas obedecen, pero también se resisten y se rebelan, creando un ambiente comiquísimo que se complementa con la música coral y las letras absurdas.

Dentro de las obras que abordan el género y las disidencias se encuentra Experimento 1: masculino? (Cris Diniz y Chalk Room, Mina Gerais), un biodrama brasilero interpretado por Diniz (persona no binaria). A través de su experiencia, muestra un caso de cómo la violencia machista perjudica también a los hombres, mediante los mandatos de no llorar, no sentir dolor físico y no demostrar afecto o tristezas. Sobre este mismo tema se presentó además Bruta: excesos y fantasías (Cia. Amateur, Valparaíso), también en formato unipersonal, y Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual (Carla Zúñiga, El Bolsón).

Julita (Eugenia Neme)
Julita (Eugenia Neme)

Otro asunto que circuló fue la problemática de la vejez, uno de los grandes problemas actuales, y cómo abordar el cuidado de las personas mayores de manera responsable. Julita (Silvana Avalos, Puerto Montt) trata la relación entre una mujer y su nieta, representada mediante un títere, aunque la obra no sea necesariamente para niños. Desde un punto de vista crítico, se muestra cómo son negligidas las personas cuando llegan a cierta edad, especialmente a aquellos “a los que se les pudre el cerebro antes que el corazón”, como escribió Gaspar Noé en su última película sobre el mismo problema, Vortex (2022). A través de un personaje femenino, en Julita la victimización es doble, ya que carga el estigma de “abuelita indefensa e inocente” que frecuentemente se les atribuye a las mujeres mayores en las sociedades tradicionales.

En la línea de incluir espectáculos variados, también participaron circenses, como es el caso de Amistá (Tomás Soko, Buenos Aires), Los santos (Claudio Inferno y Eleazar Fanjul, Aluminé) o Takuareté, cuerpo tacuara (Tierra Colorá, Posadas). En Amistá, tres malabaristas de semáforo se reúnen después de trabajar y, entre peleas, celos y camaradería hacen un despliegue coreográfico en el piso y en el aire con clavas, billetes de 2 pesos, una guitarra y sillas. Se presentarán en el Galpón Guevara de Chacarita en marzo 2023.

 Durante todo el Festival, el público participó con diálogos y los actores rompieron la cuarta pared (Eugenia Neme)
Durante todo el Festival, el público participó con diálogos y los actores rompieron la cuarta pared (Eugenia Neme)

En su novena edición, el foco de la convocatoria fue regional y a la vez internacional. La prioridad de este año fue incluir obras de Chile, Brasil y Uruguay y, aunque una gran parte de las obras nacionales fueron del sur, también se incluyeron trabajos de Misiones, Mendoza, Córdoba, Tucumán, Santa Fe y Buenos Aires. De esta manera, cada vez se consolida más un festival que escapa a las lógicas porteñas de las artes escénicas, y se acerca de a poco a aquellas referencias que conforman la identidad de la ciudad más importante del sur argentino.

Otra característica del Festival es su itinerancia: Bariloche es un epicentro de la región y también donde se concentraron la mayor cantidad de eventos, pero en esta edición también funcionaron como sedes El Bolsón, Cipoletti, Río Colorado, General Roca y Viedma.

Virginia Fdel, la directora del Festival, contó a Infobae Cultura: “A esta edición se presentaron más de 1000 artistas, no solo de provincias argentinas y de países limítrofes, sino de todo el mundo. Hay necesidad de artes escénicas. Queremos dar lugar a proyectos regionales, y mostrar que el arte también es trabajo y se puede vivir de eso”.

Virginia Fdel, la directora del Festival (Virginia Salamida)
Virginia Fdel, la directora del Festival (Virginia Salamida)

Durante el Festival, el coordinador del Área de Teatro de la Secretaría de Estado de Cultura, Héctor Segura, presentó el Catálogo de Teatro 2022-2023, a partir del cual festivales y organismos seleccionarán obras para incluir en sus programaciones en el futuro.

Con apertura de las obras Terrenal, pequeño misterio ácrata (Mauricio Kartun, Ciudad de Buenos Aires) y Häpe (Max Pertier, Santiago de Chile) y un show de cierre a cargo de Los amados (Ciudad de Buenos Aires), el Festival Nevadas Escénicas volverá el año que viene para seguir incluyendo más teatro y música en la agenda de Bariloche.

El Festival es organizado por la Secretaría de Estado de Cultura de Río Negro. En esta edición, se desarrolla en co-producción con Iberescena, DIRAC del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de Chile y la Municipalidad de San Carlos de Bariloche, y cuenta con apoyo del Ministerio de Cultura de la Nación y el Instituto Nacional del Teatro.

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