Un laboratorio en el desierto intenta ayudar a los arrecifes de coral que están en peligro

Una empresa privada los está cultivando para restaurar los arrecifes dañados por el cambio climático. El proyecto busca generar corales resistentes al calor en las aguas del golfo Pérsico, que albergan una gran biodiversidad marina

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Un estanque de coral en Coral Vita, una empresa privada que trabaja para la restauración de los arrecifes en Dubái, el 9 de diciembre de 2023 (Katarina Premfors/The New York Times)
Un estanque de coral en Coral Vita, una empresa privada que trabaja para la restauración de los arrecifes en Dubái, el 9 de diciembre de 2023 (Katarina Premfors/The New York Times)

Dubái, Emiratos Árabes Unidos -- No muy lejos de los superyates que están atracados en un muelle de Dubái, casi mil piezas de coral, que se podaron hace un mes, se encuentran en cultivo en cuatro acuarios en un laboratorio.

Un laboratorio terrestre en el desierto árabe podría parecer una ubicación improbable para la regeneración de los arrecifes de coral, pero, los corales ya están más vívidos que cuando se podaron a mediados de noviembre. “Empezamos a ver la señal de que el coral comienza a crecer con lentitud desde la parte superior”, afirmó Ahmed Hamdy, gerente de la granja de coral.

Dentro de 6 a 12 meses, cuando los corales estén suficientemente saludables, Coral Vita, una empresa privada que trabaja para la restauración de los arrecifes, los reubicará en las aguas de la costa de Dubái. Es parte de un experimento.

Los programas de restauración de coral se enfrentan a adversidades múltiples que son causadas por el cambio climático y la degradación medioambiental; sin embargo, los científicos marinos aseguran que son fundamentales para garantizar que ciertas especies de coral no se extingan. Los corales del golfo Pérsico han evolucionado para soportar altas temperaturas, lo que los hace los mejores candidatos para comprender cómo estos reaccionan ante el calor extremo.

En la cumbre de las Naciones Unidas que tuvo lugar en Dubái, las negociaciones se centraron más en alcanzar un acuerdo en la reducción de la producción de combustibles fósiles que en la crisis de biodiversidad global. No obstante, los ecosistemas fértiles, además de alimentar plantas y animales, son esenciales para almacenar carbono y proteger las costas.

Los arrecifes de coral ocupan menos del 0,1 por ciento del suelo oceánico, pero el 25 por ciento de todas las especies marinas conocidas dependen de ellos en algún punto de sus ciclos de vida. Además, “paran en seco las olas de tormenta”, aseveró Tali Vardi, directora ejecutiva de Coral Restoration Consortium, un grupo dedicado a apoyar a los encargados de la restauración del coral. Eso tiene una importancia especial, señaló Vardi, pues el calentamiento global está incrementando la intensidad de las tormentas.

No obstante, el calor extremo les está pasando factura incluso a los arrecifes más resistentes del mundo. De acuerdo con algunas estimaciones, el planeta ha perdido la mitad de sus arrecifes de coral desde 1950. Las temperaturas récord de 2017 provocaron el segundo blanqueamiento masivo en los alrededores de los Emiratos Árabes, lo cual derivó en la pérdida del 66 por ciento de los corales a lo largo de ocho grandes arrecifes en el sur del golfo Pérsico, según John Burt, profesor adjunto de biología en la Universidad de Nueva York en Abu Dabi.

Los criaderos terrestres de coral son mucho más costosos que los que se encuentran en el mar, pero los ecologistas pueden controlar la temperatura del agua y la exposición a la luz, lo que produce las condiciones ideales para que los corales prosperen. Las acciones de restauración de Coral Vita en los Emiratos Árabes Unidos se han centrado en genotipos con alta tolerancia al calor que tienen mayores probabilidades de sobrevivir en aguas cálidas.

Si los corales se trasplantan con éxito en mar abierto, podría servir de ejemplo, junto con algunos otros proyectos, para otros programas. En el futuro, una opción sería reintegrar corales no nativos resistentes al calor en ecosistemas fuera del golfo, pero esto podría representar dificultades para los ecosistemas, y requeriría de estudios minuciosos y una aprobación regulatoria.

“No estamos en condiciones de experimentar con el traslado de corales entre cuencas”, aseveró Vardi. “Apenas lo estamos logrando, centrándonos solo en una”. “Estamos en un punto en el que debemos asegurarnos de no empeorar la situación”, agregó Vardi. “Los científicos y reguladores tienen un papel bastante importante para trabajar juntos en estrategias inteligentes y seguras a manera de prueba”.

*Jenny Gross - The New York Times