¿Es Yuval Noah Harari el nuevo gurú de la posmodernidad?

Compartir
Compartir articulo
Yuval Noah Harari (The Grosby Group)
Yuval Noah Harari (The Grosby Group)

Yuval Noah Harari es un pensador, historiador y divulgador del tiempo presente. Hiper masivo, consultado por medios de comunicación, requerido por bancos que buscan hacer perfilismo positivo con su discurso, así como líderes internacionales que -no lo aman demasiado- y buscan su palabra como legitimación de su existencia. Está de súper moda en los últimos años.

Yuval Noah Harari no le resulta fácil de digerir a mucha gente por su interpretación de la revolución cognitiva que plantea. Por eso hay talibanes (metáforico) lo aman y enemigos que en las sombras vociferan maldiciones sobres sus visiones.

Fueron sus primeras apariciones describiendo como los “Sapiens” se impusieron al resto de los homos precedentes el dato histórico que no se había advertido con semejante intensidad. Allí, el descubrimiento de la oralidad, de la narrativa y de la persuasión no fue un tema menor para consolidar semejante dominación sobre los homos anteriores. Harari cree que allí está el eslabón que le permitió a los Sapiens dominar a todos sus homos precedentes: el hablar persuasivo.

Resulta verosímil su planteo. Los sapiens nos contamos historias, nos las creemos, convencemos a otros y así seguimos hasta el presente enganchados en base a relatos que nos hipnotizan de casi todo. Las historias van de mitos, religiones, creencias, poder y lo que sea. La cultura hablada. Cualquiera que analice un poco lo que sucede en el mundo verá que está plagado de esto, claro, cada uno a sus propias historias las considera inmaculadas y perfectas, allí es donde Harari nos revuelca: todas las historias son solo historias, cuentos, narraciones que no tienen comprobación científica. Allí crujen las religiones, las creencias tribales, las culturas propias y los valores considerados absolutos. Todo es discutible en el mundo de Harari. Y los mentirosos y las mentirosas andan volando. Todo vale. Por eso es problemático el enfoque que nos introduce porque en la base está -según mi interpretación- que la verdad es algo difícil de arrinconar.

Luego Harari siguió con Homo Deus y más tarde con 21 lecciones para el siglo XXI (antes tuvo libros especializados de historia, éstos no son los de divulgación universal). Acá, el historiador-divulgador-agitador da un salto más y se atreve al análisis prospectivo y asume una versión de la realidad que le complica la vida a aquellos que están dogmáticamente afincados en sus creencias con rango de verdad absoluta y que no están dispuestos a aflojar nada.

Y ahora, en sus conferencias itinerantes (que son efectivas y difíciles de contrarrestar para los que son racionalistas) advierte que: el riesgo nuclear, el cambio climático y la inteligencia artificial son los tres ejes por los que el mundo moderno transita bajo amenaza en este tiempo y por el que debería asumirse con seriedad semejantes desafíos. Los desmenuza, y nos asusta cual gurú (aunque niegue esa pretensión) pero es notorio que en un tiempo de gente perdida -y sin grandes paradigmas a la vista y sin saber si mañana explota una guerra atómica o si las computadoras van a alucinar- alguien que venga a introducir un poco de paz y haga un alto en el camino ordenando prioridades cobra sentido que sea atendido.

Yuval Noah Harari
Yuval Noah Harari

Además, Harari posee una semiótica particular, no es el docto profesor universitario que habla desde un púlpito de sabiduría con ropa conservadora y corbatas rififí, conversa desde lo humano, no usa expresiones técnicas, revive la historia de la humanidad de manera permanente para avalar sus dichos, apela al sentido común de forma lúcida y hasta su estética frágil se contrapone a un discurso crudo y firme del que estamos agotados. Recuerda además Harari con seriedad que los extremismos actuales son peligrosos y, en una época de extremismos dialécticos y renovados bríos bélicos, su palabra en esta frecuencia tiene una entidad mayor. Es obvio que mira con preocupación los radicalismos filosóficos-políticos que se viven en la actualidad. No parece faltarle razón al respecto. Hay mucha tensión global y la guerra fría que no era la panacea hoy casi resulta un recuerdo romántico. Invasiones, fragmentación política, discursos de odio por todos lados y dificultades para encontrar un camino común -como humanos- empieza a explotar por varios lados del planeta. Excepto algunos temas que nos urgen, es bastante lo que nos complica la existencia y estamos teniendo dificultad para concertar, unificar y consensuar acciones.

Sin embargo, se empieza a advertir que los planteos de Harari, como poseen una dimensión cultural transversal incomodan a muchos y ya no logran, ahora, el aplauso de su primera época. Una cosa era contarnos de dónde venimos y que somos, y otra muy distinta que somos y hacia donde podemos ir. Si podemos ir hacia un lugar desagradable, a nadie le gusta oír semejante osadía. Maten al mensajero. Ya Stephen Hawking en el año 2014 sostenía que “creo que el desarrollo completo de la inteligencia artificial podría conducir al fin de la humanidad”. O sea, tampoco no estamos ante algo que no se venía rumiando a nivel de mentes ilustres. (Prefiero creer que los Stephen Pinker y los Hans Rsoling tienen razón, pero esto es lo que se juega en los tiempos presentes, veremos hacia donde se inclina la balanza).

La cuestión es que este hombre gay, vegano y que medita varias horas al día vino a cambiar mucho de lo que creemos porque ni siquiera pensamos aquello en lo que creemos. En la medida que nuestra oralidad y nuestros relatos son “inventos”, allí se les mueve el piso a las religiones y a las ideologías y por eso el autor no es apreciado (conozco gente que lo rechaza frontalmente) desde religiones tradicionales a modernas a pensamiento filosófico elaborado de manera categórica. Es un hereje para ellos.

Es cierto, la revista Current Affairs lo descalificó a su trabajo al rotularlo de “el riesgo de la ciencia populista de Yuval Noah Harari” al advertir sensacionalismo en sus líneas de trabajo. Así también el Franfurter Allgemeine Zeitung calificó a Harari como historiador y también como “marca”. Con franqueza creo que es necesario el advenimiento de alguien que viene a patear el tablero y busca hacernos pensar. Nos hace bien a todos su tironeo a lo políticamente aceptado y a los filosóficamente reconocido, se coincida o no en con su arsenal narrativo, es más lo que aporta al debate sus visiones que aquellos que lo refutan desde sus credos amurallados y pétreos.

Quizás alguno no se entiende que lo que Harari pretende es atacar la plataforma de origen del pensamiento y la filosofía primigenia, no sus valores, ni a ella misma. No es naif en casi nada de lo que habla y escribe. No advierto que sea un subversivo que pretenda anatemizar las religiones, solo sostiene que las mismas tienen dificultad de probar sus relatos originales. Sería absurdo creer que algo en lo que cree buena parte de la humanidad es descartable.

En un mundo plagado de poco pensamiento libre, donde hay que ubicarse de un lado o del otro de la reflexión analítica, donde el prejuicio o la mentira campean olímpicamente, donde se ubican los que se consideran buenos de un lado con todo su infantilismo argumental, o del otro los que se consideran igualmente buenos pero con todas sus baterías también discutibles en lo estructural para lograr la felicidad colectiva sin presencia estatal, la llegada de un pensamiento revulsivo como el de Harari oxigena la racionalidad, viene a poner en duda mucho de lo que creemos y alcanza a mejorarnos como seres humanos al obligarnos a pensarnos mejor.

Solo los dogmáticos no le conceden espacio a Yuval Noah Harari y a algunas de sus impactantes ideas. Ya sabemos que los dogmáticos han incendiado buena parte de nuestro progreso como humanos. Sería interesante que lo refutaran más y que no solo Slajov Zizek lo contradiga un poco. Y tampoco demasiado, digamos la verdad.

Es que los historiadores devenidos en pensadores son verdaderas máquinas intelectuales de enorme impacto porque tienen material para probar sus aseveraciones con la propia historia de la humanidad que está allí para ser buceada y estudiada, no para ser tergiversada o utilizada.

Ojalá lo de Harari sacara de gateras a más de uno que debería ir al centro del ring a aceptar sus desafíos. Resulta impactante que se afirmen asuntos tan extremos y nadie recoja el guante.

Llama poderosamente la atención semejante quietismo.