¿Los árboles ayudan con nutrientes a otros de su misma especie más jóvenes? La ciencia tiene la respuesta

Científicos de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas estudiaron cuán cierta es la “hipótesis del árbol madre”, según la cual los ejemplares más viejos de un bosque nutren a otros más noveles. Los detalles

Compartir
Compartir articulo
“El bosque no es un súper organismo o una familia de árboles que se ayudan unos a otros. Es un ecosistema complejo con árboles, hongos y otros organismos, que son todos interdependientes pero no están guiados por un propósito común"
“El bosque no es un súper organismo o una familia de árboles que se ayudan unos a otros. Es un ecosistema complejo con árboles, hongos y otros organismos, que son todos interdependientes pero no están guiados por un propósito común"

Las redes de raíces y hongos que interconectan los árboles en un bosque son un factor clave que determina su naturaleza. Estas tramas también han sido vistas como un medio para que las especies ayuden a sus descendientes y a otros árboles contiguos, según la cada vez más popular “hipótesis del árbol madre”. Un grupo internacional de investigadores ahora volvió a examinar la evidencia a favor y en contra de esta hipótesis en un nuevo estudio que se publicó en la revista especializada New Phytologist.

Los árboles en un bosque están interconectados a través de estructuras similares a hilos de hongos simbióticos, llamadas hifas, que juntas forman una red subterránea llamada red de micorrizas. Si bien es bien sabido que los hongos de este tipo entregan nutrientes a los árboles a cambio del carbono suministrado por ellos mismos, la llamada “hipótesis del árbol madre” implica un propósito completamente nuevo para estas redes.

A través de la malla entrelazada, los árboles más grandes y viejos, también conocidos como “especies madre”, comparten carbono y nutrientes con los árboles jóvenes que crecen en áreas particularmente sombreadas donde no hay suficiente luz solar para una fotosíntesis adecuada. La estructura de la red también debería permitir que los árboles madre detecten la mala salud de sus vecinos a través de señales de socorro, alertándolos para que envíen a estos árboles los nutrientes que necesitan para sanar. De esta manera, se cree que los árboles madre actúan como ejes centrales.

Aunque la narrativa de la hipótesis del árbol madre apenas está respaldada por evidencia científica y es controvertida en la comunidad científica, ha inspirado tanto la investigación como el interés público en la complejidad de los bosques
Aunque la narrativa de la hipótesis del árbol madre apenas está respaldada por evidencia científica y es controvertida en la comunidad científica, ha inspirado tanto la investigación como el interés público en la complejidad de los bosques

Este nuevo concepto que elaboraron los especialistas en este nuevo estudio es muy atractivo, no solo de los científicos sino también para el público en general, entre quienes esta hipótesis a menudo se presenta ya como un hecho. Según los autores del estudio, este planteo aún es difícil de conciliar con la teoría, lo que llevó a los investigadores a reexaminar los datos y las conclusiones de las publicaciones a favor y en contra de la hipótesis del árbol madre.

El estudio, dirigido por Nils Henriksson de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas, encontró que la evidencia empírica para la hipótesis del árbol madre es en realidad muy limitada y que faltan explicaciones teóricas para que mecanismos puedan considerarse ciertos. Si bien los árboles grandes y sus interconexiones con los vecinos siguen siendo esenciales para el ecosistema forestal, la red de hongos no funciona como un simple conducto para compartir recursos entre los árboles.

Esto significa que es más probable que el intercambio aparente de recursos entre los árboles sea el resultado del “comercio” entre los hongos y los árboles en lugar de la transferencia directa de un árbol a otro. Muy a menudo, esto incluso da como resultado una competencia agravada entre árboles en lugar de apoyo a las plántulas.

Los árboles en un bosque están interconectados a través de estructuras similares a hilos de hongos simbióticos, llamadas hifas (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires)
Los árboles en un bosque están interconectados a través de estructuras similares a hilos de hongos simbióticos, llamadas hifas (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires)

“Descubrimos que las redes de micorrizas son realmente esenciales para la estabilidad de muchos ecosistemas forestales, pero rara vez a través del intercambio y el cuidado entre los árboles. Más bien, funcionan como un terreno de intercambio para árboles y hongos individuales, cada uno tratando de hacer el mejor trato para sobrevivir”, explicó Oskar Franklin, autor del estudio y especialista del Grupo de Investigación de Agricultura, Silvicultura y Servicios Ecosistémicos del Programa de Biodiversidad y Recursos Naturales del IIASA.

“El bosque no es un súper organismo o una familia de árboles que se ayudan unos a otros. Es un ecosistema complejo con árboles, hongos y otros organismos, que son todos interdependientes pero no están guiados por un propósito común. Aunque la narrativa de la hipótesis del árbol madre apenas está respaldada por evidencia científica y es controvertida en la comunidad científica, ha inspirado tanto la investigación como el interés público en la complejidad de los bosques. Es vital que el futuro manejo y estudio de los bosques tome la en cuenta la complejidad real de estos importantes ecosistemas”, concluyó Franklin.

Ademas de Franklin y Henriksson, de la investigación también participaron Juan Marshall, Mona N. Högberg, Peter Högberg, Andrea Pollo y Torgny Nasholm.

Seguir leyendo