Cuánto trabajo podría crearse en América Latina si avanza el plan de Estados Unidos para mudar fábricas desde Asia

Mauricio Claver-Carone, asesor del presidente Donald Trump y candidato a la presidencia del BID, anticipó que Washington prepara un programa para incentivar a empresas multinacionales a instalar sus fábricas en la región. El enorme impacto que podría tener

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Fotografía fechada el 28 de marzo del 2020, que muestra una planta de General Motors en México, en el municipio de Silao del estado de Guanajuato (EFE/Luis Ramírez/Archivo)
Fotografía fechada el 28 de marzo del 2020, que muestra una planta de General Motors en México, en el municipio de Silao del estado de Guanajuato (EFE/Luis Ramírez/Archivo)

La noticia se conoció este miércoles en Washington. El encargado de comunicarla fue Mauricio Claver-Carone, asesor del presidente Donald Trump. “Estamos esencialmente creando una iniciativa de ‘Regreso a las Américas'”, anticipó el candidato de la Casa Blanca a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Se refería a un plan que podría revolucionar el mercado de trabajo en muchos países latinoamericanos. Y en un momento en que este se encuentra más golpeado que nunca por el colapso económico causado por la respuesta global a la pandemia de COVID-19. En concreto, se utilizarán incentivos financieros para alentar a las empresas estadounidenses que tienen sus instalaciones de producción en Asia para que las trasladen hacia los Estados Unidos, América Latina y el Caribe.

El proyecto podría generar inversiones que oscilan entre los USD 30 mil millones hasta los 50 mil millones en los países del continente americano, según lo dicho por Claver-Carone a Reuters en una entrevista. Además, agregó que la infraestructura, la energía y el transporte podrían ser las primeras áreas potenciales de enfoque. El asesor presidencial dijo que la administración ya había estado trabajando con países de América Latina y el Caribe para ayudarlos a atraer inversores estadounidenses, pero la pandemia ayudó a convencer a las empresas del país norteamericano de que era hora de unirse.

Una planta de Tesla en Shanghai, China (REUTERS/Aly Song/File Photo)
Una planta de Tesla en Shanghai, China (REUTERS/Aly Song/File Photo)

Según el último informe de la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, hay unas 35.000 grandes empresas (cada una con activos por 25 millones de dólares o más) de capitales estadounidenses operando en otros países del mundo. En total, emplean a 14,3 millones de personas.

Más de 17.800 están en Europa. Allí, el Reino Unido está a la cabeza (4.000), mientras que lo siguen Holanda (2.300) y Alemana (1.800). En América Latina y el Caribe hay unas 5.900. Es un poco menos que en Asia, donde hay unas 6.500. En esa región, el grueso de las compañías está en China, que suma 1.700.

Algunas de las compañías producen en suelo chino el 100 por ciento de sus productos, y otras sólo producen partes, o ciertos componentes para sus productos. La lista incluye a algunas de las más emblemáticas de los Estados Unidos, como Amazon, Apple, Coca-Cola, Dell, Exxon Mobil, Ford, General Motors, Gilead, Harley-Davidson, Hewlett-Packard, IBM, Intel, Johnson & Johnson, Microsoft, PepsiCo, Pfizer y 3M, entre muchas otras.

Mauricio Claver-Carone, candidato de Estados Unidos a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (EFE/Paolo Aguilar/Archivo)
Mauricio Claver-Carone, candidato de Estados Unidos a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (EFE/Paolo Aguilar/Archivo)

Apple es un ejemplo importante. La mayoría de los productos del gigante de la tecnología se construyen en China, y su principal proveedor, Foxconn, fabrica buena parte de los iPhones en 29 plantas situadas en la provincia central de Zhengzhou. En total, aproximadamente el 50% de los proveedores de Apple están en China.

El país latinoamericano que más se le acerca en cantidad de empresas estadounidenses es México, con 1.100. Lo siguen Brasil, con 886; Argentina, con 269; y Chile, con 218.

En términos nominales, la mayor cantidad de empresas estadounidenses se encuentra en Europa. Pero cuando se pone el acento en la cantidad de mano de obra empleada por estas corporaciones alrededor del mundo, la región más beneficiada es claramente Asia, donde hay cerca de 5 millones de los 14,3 contratados. En Europa son 4,7 millones, consecuencia de que las empresas que operan allí pertenecen a rubros con menor demanda de trabajo humano.

El presidente de los Estados Unidos Donald Trump pronuncia un discurso durante una visita a la plataforma petrolífera de Double Eagle Energy en Midland, Texas, el 29 de julio de 2020 (REUTERS/Carlos Barria/File Photo)
El presidente de los Estados Unidos Donald Trump pronuncia un discurso durante una visita a la plataforma petrolífera de Double Eagle Energy en Midland, Texas, el 29 de julio de 2020 (REUTERS/Carlos Barria/File Photo)

Solo en China, las firmas de capitales americanos emplean a 1.700.000 trabajadores, más que en cualquier otro país del mundo. Los que más se le acercan son Reino Unido (1.400.000), México (1.300.000), India (1.290.000) y Canadá (1.200.000). En el resto de América Latina, después de México aparecen Brasil (630.000), Chile (153.000) y Argentina (130.000).

Una de las razones por las que China logró atraer a tantas empresas estadounidenses para producir allí son las condiciones laborales. Más allá de las proclamas comunistas, los salarios son allí más bajos que en la mayoría de los otros países en los que trabajan estas firmas. Por otro lado, en una escala de derechos laborales elaborada por la Confederación Sindical Internacional, China tiene el peor puntaje: 5 sobre 5. En México, por ejemplo, es 4, y en Brasil, 3.

De todos modos, la Casa Blanca aclaró que la iniciativa que prepara ahora no se centraría en tener una mano de obra barata, sino que se basaría en disposiciones destinadas a proteger a los trabajadores que se incluyeron en el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá que entró en vigencia en julio.

El logo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el Centro de Convenciones Atlapa en la ciudad de Panamá (REUTERS/Carlos Jasso/Foto de archivo)
El logo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el Centro de Convenciones Atlapa en la ciudad de Panamá (REUTERS/Carlos Jasso/Foto de archivo)

Es cierto que para muchas empresas, para las que China y otros países asiáticos ocupan un lugar central en sus cadenas productivas, no será fácil trasladar toda su estructura al continente americano. Pero, en cualquier caso, la propuesta de Washington tiene un enorme potencial para América Latina. Captar al menos una parte de los 5 millones de puestos de trabajo que están actualmente en manos asiáticas tendría de por sí un efecto muy importante, sobre todo, en un contexto internacional tan adverso.

Aunque firmaron la “fase 1″ de un acuerdo comercial en enero, las tensiones entre Estados Unidos y China aumentaron en los últimos meses y probablemente sigan creciendo. El manejo de la pandemia por parte de Beijing, una ley de seguridad nacional que limita la autonomía de Hong Kong y otros asuntos han llevado las relaciones a un punto crítico. Por otro lado, Donald Trump ha convertido las políticas de “Buy America” en una pieza central de su administración desde que asumió el cargo en 2017, y esos esfuerzos se aceleraron bruscamente desde la agitación creada por la pandemia.

Claver-Carone contó que el proyecto que está en marcha incluye una mejora en la transparencia sobre los préstamos chinos en América Latina. Dijo que Ecuador en particular, como consecuencia de ello, “no pudo avanzar y se liberó de una deuda injusta con China”. Si gana las elecciones de septiembre, Claver-Carone sería el primer candidato estadounidense en encabezar el BID, con sede en Washington, la principal institución financiera de desarrollo de América Latina.

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