Juan Carlos Espinosa
La Habana, 14 dic (EFE).- El festival de cine de La Habana, que concluye este domingo, fue un evento de contrastes para el director cubano Fabien Pisani.
Por un lado, los organizadores accedieron a proyectar su documental sobre la censura gubernamental durante el auge del reguetón en los noventa. Por otro, rechazaron exhibir su nuevo filme biográfico sobre el cantautor Pablo Milanés.
La decisión de las autoridades culturales lo tomó con el pie cambiado. Acostumbrado a los vaivenes de la censura o, en el mejor caso, de tener que pasar por filtros contradictorios, esperó que quizás fuese su relato sobre el reguetón ‘En la caliente. Historias de un guerrero del reguetón' (ganadora del Premio Gabo 2025 en la categoría de Imagen) el que no pasase la criba.
Pero no, fue el documental ‘Para vivir. El implacable tiempo de Pablo Milanés’, un retrato íntimo de uno de más grandes iconos de la Nueva Trova. Una figura amada y respetada en la isla, pero que también genera un velado recelo dentro del oficialismo cubano por sus críticas al sistema, sobre todo durante sus últimos años de vida.
“Yo creo que lo que más molesta de él es la sinceridad (...). Habla sin resentimientos, es alguien que está cabrón con cosas que él considera que traicionaron la propia historia de la revolución y (...) el sacrificio de este pueblo que le entregó todo y que, de pronto, al final, se quedó con muy poco”, reflexiona Pisani en entrevista con EFE.
Contra pronóstico, el cartel de este segundo filme, realizado por el aclamado artista cubanoamericano Edel Rodríguez, fue galardonado con el premio Coral como el mejor en su categoría.
El ilustrador, que vive en Estados Unidos, dio permiso para que Pisani recogiese el premio en su nombre. Pero los organizadores prefirieron no entregárselo en la ceremonia de clausura, como a todos los demás, según le contó el director a EFE.
Fue el colofón de un festival con trompicones. Entre apagones y cambios de horario inesperados –y no anunciados–, ‘En la caliente. Historias de un guerrero del reguetón’ estuvo cerca de tampoco proyectarse.
'En la caliente', estrenado en 2024, narra el surgimiento del reguetón en la isla a través de Candyman, artista clave de este movimiento musical subterráneo.
Durante el documental se aprecia cómo, tras los años de la crisis económica por la caída del bloque soviético, se extendió clandestinamente el género urbano, denostado por las autoridades del Partido Comunista (PCC, único legal), que lo consideraban “vulgar”. Además, se denuncia la persecución y censura contra Candyman, en concreto, en la oriental Santiago de Cuba.
Pisani logra encarnar las contradicciones moralistas del Gobierno, y su distanciamiento con los sectores humildes del país, a través de un relato personal que, considera, representa a su generación.
“Desde los años ochenta yo me di cuenta: mi generación, la generación que viene justo después de la primera generación de los hijos de la revolución, que llegan a edad profesional (...) y de pronto ellos querían cambiar las cosas. Ni siquiera cuestionando la estructura del poder (...). Era simplemente: ‘No me cuadra cómo funciona estas cosas. Tú me enseñaste a pensar y yo quiero cambiar la jugada’. Y el sistema no fue capaz de asimilar ese disenso y ahí se anquilosó todo”, asegura.
‘Para vivir. El implacable tiempo de Pablo Milanés’ no se exhibió en el circuito de cines del festival, pero sí en un pase paralelo en la embajada de Noruega en La Habana. La legación diplomática hizo lo mismo un año atrás para mostrar el documental sobre el reguetón.
Pisani, afincado en México, no pierde la esperanza de que su filme sobre el autor de éxitos como ‘El breve espacio en que no estás’, un músico especialmente querido en la isla, pueda proyectarse en algún momento en los cines cubanos.
El episodio de este año en el festival es el último en una serie de tensiones entre el sector audiovisual cubano y las autoridades culturales de la isla.
Sus diferencias llevaron a la creación en 2023 de la plataforma independiente Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC), con decenas de integrantes y el apoyo de figuras clave del sector y otros artistas del país.
Para Pisani, muchas decisiones que se han tomado desde los círculos oficiales se han basado en el rechazo al "más mínimo disenso” y eso ha impedido que los cubanos puedan tener una conversación abierta sobre su propia historia.
“A mí lo que me sorprende es la incapacidad que tenemos de asumir nuestra propia historia. Para mí eso es como un síntoma de una crisis moral y de una decadencia a nivel institucional, que no seamos capaces de (...) entender que en lo peor de nuestra historia también está lo mejor de nuestra historia”, remacha. EFE
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