
Henna Virkkunen, vicepresidenta de la Comisión Europea de Soberanía Tecnológica, Seguridad y Democracia, resaltó el papel del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en la iniciativa europea para levantar cinco gigafactorías de inteligencia artificial, señalando que el banco aportará asesoramiento técnico de alto nivel para transformar propuestas empresariales ambiciosas en proyectos financieramente viables. En estas declaraciones, recogidas por la fuente original, Virkkunen explicó que la convocatoria oficial de este programa se prevé para principios de 2026. A través de este proceso, la Unión Europea busca atraer propuestas robustas y definir el mapa de centros de datos avanzados que consolidarán su posición tecnológica.
De acuerdo con la información publicada por el medio fuente, la Comisión Europea y el BEI han establecido una alianza estratégica destinada a canalizar inversiones públicas y privadas que podrían superar los 200.000 millones de euros. Esta cifra surge en un contexto de creciente interés del sector privado por la inteligencia artificial, que el Ejecutivo comunitario identifica como un motor para multiplicar la capacidad computacional de la UE y reducir la distancia respecto a Estados Unidos y China, naciones que actualmente lideran en este campo. Tal como consignó el medio, la Comisión y el BEI firmaron un acuerdo enfocado en el respaldo financiero y técnico para la creación de cinco instalaciones a gran escala, conocidas como gigafactorías, diseñadas para albergar alrededor de 100.000 chips de última generación en cada una.
Según informó la publicación, estos centros están ideados para cuadruplicar la capacidad instalada actualmente en Europa en materia de inteligencia artificial, lo que representa un salto considerable para el continente. El programa ‘InvestAI’ canalizará 20.000 millones de euros provenientes de fondos tanto públicos como privados de manera inicial, con el propósito de estimular el desarrollo de infraestructuras capaces de responder a la elevada demanda de computación de alto rendimiento que experimenta la economía europea. La expectativa institucional es que el apoyo y la guía técnica del BEI actúen como catalizador para movilizar capital adicional del sector privado y acelerar la materialización de estas infraestructuras estratégicas.
El proceso de selección para las futuras gigafactorías comenzó en abril, cuando la Comisión Europea inició consultas con consorcios empresariales interesados, según publicó el medio original. El objetivo es lograr propuestas que no solo sean financieramente viables, sino que tengan el potencial de transformar la capacidad tecnológica europea y fortalecer su autonomía estratégica. Estos consorcios deberán articular proyectos sólidos, considerando factores clave como la disponibilidad de energía limpia, la demanda industrial en cada ubicación y la posibilidad de atraer capital privado, ya que el aporte directo de la Comisión representará únicamente el 30% de la inversión total.
Según detalló la fuente original, dos de estas posibles instalaciones se ubican en España: el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y el Centro de Supercomputación de Galicia (CESGA). Ambos proyectos han sido calificados como “fuertes” por Virkkunen, pero la selección definitiva dependerá de la evaluación técnica y del equilibrio entre el acceso a energías renovables, la demanda industrial regional y la capacidad de innovación y atracción de inversiones de cada candidatura.
Nadia Calviño, presidenta del BEI, describió el acuerdo entre el banco y la Comisión Europea como un “nuevo paso adelante” orientado a dotar de viabilidad financiera a las gigafactorías en territorio europeo. Calviño, citada por el medio, remarcó que la dimensión paneuropea del proyecto exige coordinar recursos y capacidades más allá de las especificidades nacionales. De acuerdo con sus palabras, alcanzar una escala suficiente permitirá que sectores estratégicos como la biotecnología, la tecnología sanitaria, la industria aeronáutica y las startups puedan acceder a infraestructuras de inteligencia artificial de última generación, mejorando la competitividad de Europa.
Este esfuerzo busca responder a la actual dependencia europea en la importación de chips avanzados, sobre todo desde Estados Unidos, como señaló Virkkunen, quien reconoció que la Unión Europea aún no ha alcanzado la autosuficiencia en el diseño y la fabricación de este tipo de componentes. “Desafortunadamente, aún no tenemos la capacidad en la UE para diseñar y fabricar. Es una de nuestras ambiciones para el futuro, queremos desarrollar ese tipo de capacidad en Europa”, afirmó la vicepresidenta según reportó el medio original. Este objetivo a largo plazo surge como respuesta a la rivalidad internacional y la necesidad de garantizar la soberanía tecnológica del continente.
El despliegue de las gigafactorías plantea un escenario donde cada una estaría equipada con potencia informática sin precedentes en Europa. Estas infraestructuras se conciben para permitir el entrenamiento de modelos avanzados de inteligencia artificial, que tienen aplicaciones directas en ámbitos como la medicina, la investigación científica y las tecnologías para el desarrollo sostenible. Según publicó la fuente, la infraestructura prevista no solo incrementará la capacidad de procesamiento y almacenamiento de datos, sino que impulsará la innovación en sectores clave para la economía digital europea.
La movilización de recursos prevista por la Comisión Europea y el BEI, superior a los 200.000 millones de euros sumando el capital privado, refleja la expectativa de crear un entorno propicio para la innovación y el liderazgo tecnológico. El Ejecutivo europeo considera que el ecosistema que surgirá alrededor de estas instalaciones aportará autonomía digital al continente y consolidará su posición frente a potencias tecnológicas globales.
El medio original detalló que la ronda de consultas abierta por la Comisión no solo busca captar proyectos empresariales sólidos, sino que forma parte de una estrategia más amplia para identificar y fortalecer las zonas y sectores con mayor potencial para alojar las futuras fábricas. La decisión sobre la ubicación final de estas infraestructuras descansará en una evaluación exhaustiva de los recursos energéticos, la demanda local y las capacidades de innovación, así como en el impacto que puedan tener en el tejido industrial de los Estados miembros.
La iniciativa de la Comisión Europea y el BEI configura un componente esencial en la estrategia comunitaria para dotar a la Unión de infraestructuras de computación avanzada y reforzar la economía digital. Las autoridades apuestan a que la escala y características de estas gigafactorías contribuyan tanto a incrementar la potencia computacional de la región como a crear núcleos de innovación alrededor de las tecnologías emergentes. Según informó el medio fuente, este proceso busca insertar a Europa en el grupo de regiones líderes en el desarrollo de inteligencia artificial, promoviendo avances que repercutan en la economía y en los sectores productivos más innovadores del continente.
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