El Wembley del norte, un proyecto con más dudas que certezas

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Manuel Sánchez Gómez

Londres, 22 feb (EFE).- Jim Ratcliffe, nuevo dueño del Manchester United, abogó estos días por construir "un Wembley del norte", un proyecto destinado a revitalizar esta zona de Inglaterra y a descentralizar el fútbol de Londres, pero sobre el que existen muchas dudas, desde las económicas a las territoriales.

Ratcliffe, en sus primeros días tras oficializarse su compra del 27,7 % del United y por la que ha abonado 1.300 millones de euros, ha puesto como una de sus prioridades construir un nuevo estadio en Mánchester, en la zona de Old Trafford y que, por lo tanto, se entiende que sustituiría al Teatro de los Sueños.

La mejor manera de definirlo es como un "Wembley del norte", puesto que serviría como estadio nacional y podría albergar partidos de la selección inglesa, que ahora quedan prácticamente reducidos a Wembley.

El problema es que Ratcliffe pretende que este "Wembley" sustituya a Old Trafford, un estadio que se ha quedado anticuado, del cual Gary Neville dijo que está "en ruinas" y que no ha sido designado como sede para la Eurocopa de 2028, una deshonra ya que el Etihad Stadium sí lo ha sido. La última reforma de Old Trafford data de hace más de quince años.

La necesidad de remodelarlo o construir uno nuevo ha estado sobre la mesa desde antes de la compra de Ratcliffe y el dueño de INEOS ya contaba con que, la operación implicaba tener que desembolsar una buena suma de dinero para actualizar, de una forma u otra el Teatro de los Sueños.

El problema es que en el caso de Wembley, este estuvo financiado por la federación inglesa (FA, por sus siglas en inglés) y por el ministerio de deportes, la asociación Sport England, que pertenece al ministerio de deportes, y la región de Londres. En total, los terrenos de Wembley y la construcción del estadio en 2007 costaron casi 800 millones de libras (930 millones de euros). La FA terminará de abonar la deuda contraída por entonces este año.

En caso de llevarse a cabo la construcción del nuevo Wembley, siendo un estadio que también serviría al Manchester United, habría que dirimir la disyuntiva de si es justo que el contribuyente británico pague para que se levante un estadio para una entidad privada.

En Inglaterra, hay casos de equipos privados usando propiedades públicas. El Tottenham jugó entre 2017 y 2019 en Wembley, hasta que se acabara la construcción de su nuevo estadio, y pagaron a la FA por ello, aunque no se desvelaron las cifras. Sí son públicos los cerca de 3 millones de euros que el West Ham United paga anualmente al ayuntamiento de Londres por el alquiler del London Stadium, donde se albergaron, por ejemplo, los Juegos Olímpicos de 2012.

También está por ver si Mánchester es la localización adecuada, con otras ciudades como Leeds pudiendo reclamar el estadio para sí.

Con la construcción de este nuevo estadio, Ratcliffe esgrime que servirá para atraer turismo a la zona y para albergar eventos deportivos que hasta la fecha han quedado restringidos a Londres.

Actualmente, además de la mayoría de partidos de la selección inglesa, Wembley hospeda la final de la Copa de la Liga, las semifinales y final de la FA Cup, tanto en categoría masculina como femenina, así como las finales de los playoff de la Segunda a la Quinta categoría.

La temporada pasada, la disputa de la final de la FA Cup estuvo rodeada de polémicas ya que hubo huelgas de tren que complicaron mucho la llegada de aficionados del Manchester United y el Manchester City a la capital inglesa. Se llegó a pedir que el partido se disputara en Mánchester para tratar de aplacar esto.

Otro melón será, en caso que de se acabe con Old Trafford, dónde jugará el Manchester United durante la construcción del nuevo campo. Compartir el Etihad Stadium con el Manchester City parece improbable. EFE

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