La prisión no acalla a los disidentes tailandeses

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Han pasado años en prisión por crímenes de lesa majestad, pero los disidentes tailandeses no tiran la toalla y este fin de semana van a participar en manifestaciones que se anuncian históricas, en apoyo al movimiento estudiantil que ha osado enfrentarse al tema tabú del país: la monarquía.

"La lucha no ha terminado", dice, entusiasmado, Somyot Prueksakasemsuk. "Nuestros esfuerzos continúan. Las nuevas generaciones han descubierto la realidad (...) y piden abiertamente una reforma de la monarquía", explica.

Condenado en virtud del artículo 122 del Código Penal tailandés por crimen de lesa majestad que castiga con severidad cualquier difamación contra la familia real, este periodista pasó siete años en prisión.

Su crimen fue haber insultado a la monarquía, en los tiempos del rey Bhumibol, padre del actual soberano, al haber permitido la publicación de dos artículos satíricos en la revista "Voice of Thaksin" de la que era jefe de redacción. La publicación, ya desaparecida, era cercana al movimiento de los "rojos", del ex primer ministro exiliado, Thaksin Shinawatra, considerado una amenaza para la realeza por las élites de Bangkok.

Pese a los riesgos, este fin de semana, este activista de 58 años participará en las manifestaciones. Está previsto que al menos 40.000 personas salgan a las calles, según la prensa local. Será la manifestación opositora más importante desde el golpe de Estado de 2014 que llevó al poder al actual primer ministro, Prayut Chan-O-Cha, que después ganó las elecciones.

"Esta generación va a decir lo que nosotros no tuvimos el valor de decir antes", se felicita Jatupat Boonpatararaksa, alias "Pai".

Este hombre de 29 años pasó dos años en la cárcel por haber publicado en las redes sociales un crítico artículo de la BBC sobre el actual rey Maha Vajiralongkorn.

- Preparados "para lo peor" -

El movimiento estudiantil pide una reforma de la monarquía, sobre todo cree que el rey no debe meterse en asuntos políticos, también desean que desaparezca la ley sobre los crímenes de lesa majestad y que la realeza devuelva bienes al Estado.

Nunca se había visto nada igual en este reino, donde la monarquía parecía estar siempre por encima de las turbulencias políticas que hacían caer a los sucesivos gobiernos.

El objetivo de estos estudiantes no es acabar con la institución sino "modernizarla y adaptarla a nuestra época".

También piden el fin del "acoso" de los opositores, la disolución del Parlamento junto a la dimisión de Prayut Chan-O-Cha y la reforma de la Constitución, considerada muy favorable al ejército.

El gobierno señala que la ley de lesa majestad no se ha usado en los últimos años, lo que demostraría el talante conciliador del rey, que asumió el trono el año pasado. Pero muchos militantes son acusados aún de "sedición", un crimen que puede llevarles siete años a la cárcel.

Oponerse al régimen sigue siendo peligroso, dice Prontip Mankhong, una militante de 32 años detenida en 2014 por una obra de teatro satírica considerada una difamación de la monarquía.

"Si se elige el enfrentamiento con la monarquía en Tailandia, hay que estar preparado para lo peor", dice esta mujer, liberada en 2016 y que vive actualmente en Europa.

En los últimos dos años, al menos nueve militantes prodemocracia que huyeron de Tailandia tras el golpe de Estado de 2014 han desaparecido, según la ONG Human Rights Watch.

En las calles, paralelamente al movimiento estudiantil han aparecido grupos de defensa de la monarquía, lo cual multiplica la tensión.

Para "Pai", las amenazas ya no funcionan. "La gente nos consideraba las ovejas negras o gente que no formaba parte de la sociedad, pero eso ya no funciona. La gente se ha despertado", asegura.

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