Lampedusa, símbolo de la cólera de la extrema derecha contra los migrantes

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Bajo un sol de justicia, Ezio Billeci, un pescador italiano de la isla de Lampedusa, se cruza en el mar con un barco de migrantes y pide ayuda pero durante horas la única respuesta que obtiene de las autoridades es "esperar instrucciones".

Este caso resume el problema en las costas italianas: por una parte las oenegés denuncian las trabas a los migrantes que llegan cruzando el Mediterráneo y por otro la extrema derecha critica lo que considera una respuesta que considera demasiado permisiva del gobierno.

Todo ello en un periodo sensible marcado por la pandemia de coronavirus.

La mayoría de migrantes llegan desde Túnez, un país con una tasa de desempleo elevado e inestabilidad política.

Pero Italia tienen sus propios problemas, como la importante recesión económica, que suscita resentimiento contra los llamados migrantes económicos.

Giorgia Meloni, jefa del partido posfascista Fratelli d'Italia (FDI), una de las figuras en auge de la extrema derecha, acusa a la coalición gubernamental del Movimiento 5 Estrellas (M5S, antisistema) y el Partido Demócrata (PD, centroizquierda) de haber obligado a los italianos a confinarse y dejar que lleguen los migrantes de cualquier manera.

"Tienen el descaro de perseguir a la gente con drones en las playas y ahora permiten a miles de inmigrantes ilegales entrar en Italia (...) y violar la cuarentena, deambulando infectados", dijo en el parlamento.

En los últimos días, varios casos de evasión de centros de acogida superpoblados hicieron temer a la población local que los migrantes que no respeten la cuarentena puedan propagar el virus en toda Italia.

- "No hay crisis" -

Sin embargo, según la exalcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, que ganó el premio de la Unesco por la paz en 2017 por sus esfuerzos a favor de los migrantes, "no hay crisis".

"Dicen que estamos invadidos [por los migrantes] con objetivos políticos", afirmó en una entrevista esta semana al periódico La Stampa.

Una fotografía ampliamente difundida que muestra a una familia tunecina con sombreros de paja y maletas llegando en barco con un caniche ha servido para alimentar la campaña de la extrema derecha contra los migrantes.

"Los migrantes clandestinos llegan en masa, incluso con caniches que claramente se escaparon de los campos libios", ironiza Matteo Salvini, el jefe de La Liga (extrema derecha), el principal partido italiano, que será juzgado por haber bloqueado en el mar varios navíos que socorrieron a migrantes el año pasado, cuando era ministro del Interior.

Según las cifras del gobierno italiano, casi la mitad de los 11.191 migrantes que llegaron a Italia este año hasta el 24 de julio salieron de Túnez y cerca de 4.000 son tunecinos.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), más de 2.000 migrantes llegaron la semana pasada, más del doble que la semana anterior.

El ministerio del Interior italiano reconoció que la crisis económica provocada en el norte de África por la pandemia de covid-19 "alimentó un flujo excepcional de migrantes económicos" mientras que el virus complicó la gestión de las llegadas diarias.

Luciana Lamorgese, ministra del Interior, indicó el miércoles que el ejército iba a vigilar los centros de acogida y que dos navíos de 600 plazas cada uno estarán pronto disponibles para los migrantes en cuarentena.

Según Ezio Billeci, el pescador de Lampedusa, los pescadores italianos que se cruzan con barcos de migrantes más allá de 12 millas náuticas de las costas "tienen en teoría que mirar hacia otro lado".

"Pero no puedo hacerlo, no puedo. Hay que salvar las vidas en el mar. Punto final", dice a la AFP.

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