Leandro Erlich: "El misterio produce atracción"

El artista que sorprendió al mundo entero sacándole la punta al Obelisco llegó a arteBA con su obra "Ascensores". En diálogo con Infobae, habló sobre cómo lo cotidiano se transforma en algo extraordinario

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Leandro Erlich posa dentro de su obra \Ascensores\"
Leandro Erlich posa dentro de su obra \Ascensores\"

Este año, arteBA cumple 25 años y redobla las apuestas. Una de las grandes estrellas que llegó a la feria de arte de las más importantes del mundo es Leandro Erlich. Reconocido a nivel internacional, el artista argentino sorprendió hace poco a los porteños con su instalación "La democracia del símbolo", en la cual le "sacó" la punta al Obelisco, gracias a un sistema de espejos que creaban una ilusión óptica impactante.

Ahora presenta en arteBA su obra "Ascensores", que recorrió el globo y llega por primera vez a la Argentina para volver a generar un espacio de encuentro que desafía el límite de lo cotidiano y lo extraordinario. En este contexto, el artista dialogó con Infobae sobre su trabajo, su visión de lo que significa el arte, y cómo logra que el público se vuelva protagonista.

"Erlich es uno de esos grandes artistas que viene a arteBA", afirmó Fernando Farina, curador de Chandon, el espacio que trajo a Erlich como "regalo a la feria". Y qué regalo. Leandro Erlich es globalmente conocido por sus trabajos, que son considerados espacios de encuentro e intercambio, donde la invención, la sorpresa, la ilusión y la arquitectura de lo incierto son protagonistas. Siempre juega de una manera ambiciosa y surrealista con la tensión entre lo perceptible y lo que el espectador está acostumbrado a percibir.

Con camisa de jean, pantalón corderoy color mostaza y botas color chocolate, Erlich posa delante de su pieza expuesta en la feria como alguien que está acostumbrado a hacerlo. Sabe que la sesión de fotos es parte del juego. Y es que esto es algo habitual, en especial para un artista tan requerido en el mundo como lo es él, que expone en Nueva York, Shangai, Tokio o París de una manera casi continua. Ahora se reparte su tiempo entre Argentina y Uruguay, pero sigue sumando millas.

"Esta obra es ideal para arteBA, porque propone una situación de encuentro con la gente, y hay una cantidad de público impresionante que no se ve en otros lados", asegura Erlich en diálogo con Infobae haciendo alusión a "Ascensores", que en realidad se creó en el 2011, se expuso en la Gran Manzana –entre otras tantas capitales mundiales del arte- y ahora arriba por primera vez a este país.

La pieza en sí, a primera vista, parece simple: el espectador se encuentra en un pasillo de ascensores, tan ordinarios como cualquiera. Pero al entrar, todo cambia. La ausencia de espejos en el centro permite que puedan interconectarse, por lo que los tres se vuelven uno. Cuando entra otro espectador, el reflejo propio que uno instantáneamente espera ver, se convierte en el reflejo del otro.

"Esta sorpresa inicial involucra al público en una experiencia; en un juego. Son espacios en los cuales se generan situaciones debido a lo cotidiano y lo levemente extraño", explica el artista. "Los ascensores son vehículos de acceso en los que muchas veces nos encontramos con extraños, y en los que se producen situaciones cómodas o incómodas. A algunos incluso quizás les agarra claustrofobia. Esta es una instancia del reconocimiento de un espacio familiar que permite activar la experiencia, y cuando la expectativa no conjuga con la realidad, ahí se activa la interpretación del espectador".

Es que en la obra de Leandro Erlich, la audiencia juega un rol estelar y esencial. Su presencia no es sólo como espectador, sino que se convierte en actor para darle vida a la instalación. La obra no cobra sentido sin gente. Por el carácter desafiante y asombroso de su arte, a Erlich se lo suele comparar con un ilusionista, especialmente cuando se menciona su reciente intervención al Obelisco porteño. Pero él cree que hace algo diferente: "El misterio nos produce atracción. Si al mago le descubren el truco, es un fracaso total. En este caso, la ilusión está a la vista para que se entienda. Uno transforma la realidad por un momento."

Y a él no hay nada que le sorprenda más que lo cotidiano, por lo que busca desencajar la percepción de manera constante. "Lo cotidiano tiene un carácter narrativo, y uno puede construir historias. No hay nada más real que lo cotidiano. Cuando uno se encuentra con algo ordinario que termina siendo fantástico, ahí nace lo sorprendente".

Erlich arrancó con lo suyo de muy joven, luego de dejar sus estudios y dedicarse completamente a su arte: "Yo empecé de chico. Es una decisión que uno toma que tiene muchas incertidumbres. Abandoné la educación formal muy temprano, porque cuando vos no te recibís y no estás esperando el diploma para empezar a trabajar, que es el gran abismo, empezás. Yo ya de chico decidí que me iba a dedicar a esto, y me parece que hoy por hoy probablemente sea mucho más fácil dar a conocer el trabajo de uno. Hay muchos más canales de difusión y de acceso, muchas más galerías, mucha más gente interesada. Es un tema vocacional".

En el siglo XXI, es imposible ignorar a las redes sociales. Son parte esencial de la difusión cultural actual, y una manera de promoción inigualable, de la que varias instituciones –incluido el arteBA que organizó el jueves al mediodía un encuentro para instagrammers a puerta cerrada- se han hecho eco para generar más ampliación y popularidad. La obra de Erlich funciona especialmente bien de esta manera. Sus piezas son "instagrameables".

"Siento mucha gratificación de que lo que hago está tan relacionado con nuestro tiempo", asegura. "Esto también tiene que ver con la accesibilidad. Si uno está involucrado, participa cada vez más y se van construyendo estructuras y plataformas de interacción. Uno mismo busca participar y tener un rol activo".

En cuanto a roles, Erlich no se encuentra especialmente cómodo definiendo el rol del artista en el siglo XXI. No busca ser un profeta del mundo moderno. "A mí me interesa el arte en el sentido que puede ayudar a construir y a pensar en el futuro, a cuestionar y a criticar. A romper. El arte tiene una virtud de generar una sorpresa y demostrar que hay mucho para inventar, y en ese sentido lo veo de una manera optimista, pero con un optimismo especial".

Erlich es así. Es un artista que por definición propia busca que sus obras generen una experiencia estimulante. Cree que el arte es una propuesta a la interpretación, y que ésta es a la vez el acto pretendido del arte; su objetivo. Es por eso que, a pesar de que sus obras casi podrían catalogarse como piezas arquitectónicas intervenidas, él se aleja un poco de esta percepción: "La arquitectura es una profesión que viene a traer una solución, una utilidad. Eso no es lo que a mí me interesa. A mí me interesa la parte narrativa, lo vivencial".