Álvaro Vargas Llosa: "Si un mandatario europeo decretara mañana la libre inmigración, ese gobierno caería"

El periodista peruano Álvaro Vargas Llosa habló sobre la crisis migratoria en Europa, la reacción ultranacionalista y el peligro del terrorismo islámico

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"El mundo está empezando a descubrir que la globalización estaba malentendida y que requería, para ser coherente, una mayor circulación de personas al mismo tiempo que se movían los capitales, los servicios y las ideas", explicó Álvaro Vargas Llosa sobre la problemática de los refugiados en Europa.

Durante un evento de la Fundación F. Naumann para la Libertad en Buenos Aires, el autor del reconocido ensayo Manual del perfecto idiota latinoamericano, e hijo del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, dio su opinión sobre las decisiones y acciones de la Unión Europea (UE) ante la preocupante crisis migratoria desatada en los últimos años por guerras en Medio Oriente y África.

Entre las más recientes medidas polémicas sobre los refugiados, los líderes de la UE alcanzaron en marzo un acuerdo con Turquía para intentar aliviar la entrada de personas que llegaron masivamente a través de Grecia. Dicho pacto contempla que los migrantes que pisen territorio griego serán devueltos a Turquía si su solicitud de asilo es rechazada.


Migrantes sirios llegan a la isla de Lesbos en la costa de Grecia Reuters 163
Migrantes sirios llegan a la isla de Lesbos en la costa de Grecia Reuters 163

Sobre esto hizo referencia Vargas Llosa. "Todos los obstáculos que ponen los estados no son suficientes para detener a esa enorme fuerza social que es la inmigración. Entonces esas trabas terminan siendo un grave problema porque no solo no evitan la circulación de personas, que se sigue produciendo, sino que fuerzan a que un sector amplio de la sociedad opere en la ilegalidad; y en ese sector evidentemente es mucho más fácil que prosperen fanatismos y resentimientos sociales", señaló.

Y argumentó que "esa es una de las razones por las que muchas comunidades de inmigrantes en países europeos como Inglaterra y Francia han tenido una capacidad de penetración muy grande en el fundamentalismo islámico".

"Por eso ahora hay un problema adicional, y es que la presencia de un bolsón de ilegales dentro de la sociedad legal ha generado una reacción: el nacionalismo. Un fenómeno que en Europa está cobrando una fuerza muy impresionante".

"Esto ya se había visto en cierta forma cuando ocurrió el colapso del bloque soviético, pero no es lo mismo atacar el desafío de la inmigración ilegal en una sociedad temperamental e ideológicamente sosegada que hacerlo en el contexto de una sociedad donde hay un nacionalismo ideológico muy militante que está presionando al poder político. Podría producir violencia, podría producir el colapso del régimen democrático o podría producir incluso el aumento de ese nacionalismo y por tanto de su expresión política, y llevar al Frente Nacional al gobierno de Francia, por ejemplo".


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Entonces, según Vargas Llosa, la solución es ir lo más rápido posible a la libre circulación de ideas, bienes, capitales y personas. Pero para llegar a eso se requiere una labor de concientización muy audaz. "Un buen ejemplo es lo que hizo Angela Merkel: cuando vio que se estaba produciendo una estampida de gente de conflictos como el de Siria hacia Turquía, pero que a la vez la gente de Turquía quería saltar a Europa Occidental, entendió que lo humanitario era abrir las puertas y permitir que en 2015 entrara casi un millón de personas", explicó.

"Pero bastó que hubiera un incidente de un grupo de fanáticos en Colonia, donde varias mujeres fueron atacadas sexualmente para que se incendiara la pradera. Inmediatamente una reacción nacionalista que estaba contenida se expresó y convirtió en una corriente social importante, a tal punto que Merkel ha tenido que dar marcha atrás haciendo un acuerdo con Turquía que es prácticamente un soborno para que ponga obstáculos a la inmigración hacia Alemania".


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Y concluyó: "Tras haber llegado a esta situación, pasar a lo que tendríamos que tener, que es una migración constante, razonable, con flujos perfectamente manejable desde el punto de vista de la tolerancia social de quien recibe esos flujos, se vuelve muy difícil en este contexto. Hay que ponerle mucha imaginación, hay que hacer una gran labor de concientización, pero desde el punto de vista político yo admito que es muy difícil".

"Si cualquier gobierno europeo mañana decretara la libre inmigración, ese gobierno caería. Y en esa sociedad, la extrema derecha fascista probablemente ganaría las elecciones en 24 horas. Entonces ya están obligados a cierto nivel de gradualidad política. El principio esencial es que si se quiere una globalización de verdad no se puede evitar que un componente clave sea la intensa de circulación de personas", resumió.