El emporio empresarial Odebrecht, el otro símbolo de la corrupción en Brasil

Uno de los mayores conglomerados de América Latina cayó en desgracia implicado en el megaescándalo de Petrobras. Su CEO, Marcelo Odebrecht, fue condenado a 19 años de prisión. El detalle de sus negociados

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Los escándalos de corrupción sacuden a la política del gigante sudamericano, pero para que exista ese delito hay otro partícipe necesario: el empresariado. Y Odebrecht es el otro símbolo de la crisis brasileña.

La Justicia brasileña

a 19 años y cuatro meses de cárcel por

, lavado de dinero y asociación criminal en el último capítulo del multimillonario fraude a

.

El ejecutivo de 47 años está detenido desde hace casi nueve meses y presidió hasta diciembre pasado la constructora que lleva su apellido, además de ser uno de los más encumbrados hombres de negocios involucrados en el escándalo que desvió más de 2.000 millones de dólares de la petrolera.

El juez Sergio Moro que tramita la causa aseguró en su fallo que las pruebas llevan a la conclusión de que "hubo ventaja indebida, o sea, sobornos pagados por el grupo empresarial (Odebrecht) a los agentes de Petrobras" porque "no fue identificada ninguna causa lícita para esas transferencias".

Según el magistrado, los pagos ilegales hechos por la compañía a funcionarios de Petrobras sumaron 108,8 millones de reales (unos 28,7 millones de dólares) más otros 35 millones de dólares.

 AFP 163
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Los pagos ilegales hechos por la compañía a funcionarios de Petrobras sumaron 108,8 millones de reales (unos 28,7 millones de dólares) más otros 35 millones de dólares

Marcelo Odebrecht fue condenado por haber cometido 11 veces el delito de corrupción activa y 50 veces el de lavado de dinero. Junto a él, también recibieron condenas adicionales ex directivos de la petrolera estatal ya detenidos por el Petrolao.

Odebrecht es uno de los mayores conglomerados empresariales de ingeniería de América Latina, con presencia en 23 países, y antes de que eclosionara el escándalo facturaba cerca de 40.000 millones de dólares anuales.

La trama revelada por la denominada Operación Lava Jato ('lavadero de autos') echó luz sobre un esquema en el que grandes constructoras sobornaban a directivos de Petrobras apadrinados por partidos políticos para poder manipular las licitaciones y cobrar sobreprecios por las obras.

Según la investigación, cuyo pilar son las llamadas "delaciones premiadas", que permiten a los acusados firmar acuerdos de colaboración con las autoridades a cambio de una reducción de sus sentencias, los sobreprecios eran luego distribuidos entre los involucrados y distintas fuerzas políticas, predominantemente el gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) y sus aliados.

Marcelo Odebrecht fue condenado por haber cometido 11 veces el delito de corrupción activa y 50 veces el de lavado de dinero

La Procuraduría de la República define el caso como un sistema de desvío de dinero que "beneficiaba a empresas que se enriquecían a costa del Estado, directivos de Petrobras que vendían favores, lavadores profesionales de dinero que pagaban sobornos, y políticos y partidos que sustentaban a los directivos de Petrobras y a cambio recibían la mayor parte de los sobornos, que los enriquecían y financiaban sus campañas".

"Tercero"

Marcelo Odebrecht se preparó toda su vida para ser la cabeza del grupo económico familiar. Su obsesión por controlarlo todo, incluso la defensa de la compañía, lo llevaron a una habitación en la que ni en la peor de sus pesadillas no soñó estar: una celda común.

Detenido desde junio pasado y condenado por pago de sobornos, destrucción de pruebas y tráfico de influencias, llegó a la cima de la firma familiar con el visto bueno de todo el clan. Era la persona correcta para hacerse cargo de los emprendimientos. Su empuje, sus estudios y su carácter volcaron la balanza a su favor. Representa la tercera generación al mando de la compañía que lleva su nombre. Su abuelo Norberto fue el fundador; su padre Emilio, el continuador. Él representaba la esperanza para que los negocios continuaran.

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"Tercero", como lo llaman los investigadores, es más introvertido que su padre y menos carismático que su abuelo. Sin embargo, el clan no buscaba una figura de encanto para conducir el destino del holding. Lo que requerían era la mente superior que todos reconocían en Marcelo.

Los números bajo su conducción son elocuentes por sí mismos: cuando llegó a la cima dentro de Odebrecht, la empresa facturaba 38.000 millones de reales (11.000 millones de dólares). En 2014 esa cifra trepó a los 107 mil millones de reales (32.000 millones de dólares).

Formado en el Instituto Internacional de Desarrollo Gerencial (IMD) de Lausanne, en Suiza, resultó víctima de sus propias rutinas. Obsesionado con las anotaciones, el CEO dejó constancia de cada uno de los negociados en su teléfono celular: mensajes de texto, WhatsApp, correos electrónicos y otras aplicaciones sirvieron de documentos claves para que la Procuraduría de Brasilia cercara al ejecutivo y empresario.

En esos documentos recopilados por los fiscales brasileños, quedó comprobado que Odebrecht conocía cada uno de los movimientos que envuelven a la mayor contratista de Brasil en el caso de corrupción más escandaloso de la historia del país: Lava Jato.